Con una mirada superficial, los resultados del referéndum revocatorio celebrado el domingo en Bolivia parecen bastante contradictorios y de difícil interpretación. Las encuestas a pie de urna dan una aplastante mayoría a Evo Morales, que había construido su campaña sobre la continuidad del cambio, y cuya aprobación se ha incrementado notablemente, aproximadamente unos 10 puntos porcentuales desde las históricas elecciones de diciembre de 2005. Al mismo tiempo son ratificados en el cargo los prefectos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando, mientras que son revocados los prefectos de Cochabamba, La Paz y Oruro, este último del MAS. El único Prefecto que incrementa su tasa de aprobación ciudadana sería el otro del MAS, el de Potosí, ciudad gobernada por René Joaquino Cabrera, para muchos la principal alternativa a Morales en las elecciones presidenciales.
¿Quién pierde, quién gana?
En semejante escenario todos pueden proclamarse vencedores. Así, a pesar que los primeros recuentos rápidos dan un ascenso del apoyo al presidente en Santa Cruz con respeto al 2005, el Prefecto de este departamento el domingo llegó a declarar que "ha sido revocado el Estado centralista" y, consecuentemente, reafirmada "la implantación de la autonomía ejercida desde el 4 de mayo". En el mismo discurso Rubén Costa anunciaba la creación de "un organismo de seguridad nuestro... para coadyuvar en el cumplimiento de normas y leyes departamentales", es decir, una policía departamental en la cual, no dudamos, serán empleados los fascistas de la UJC, y una oficina de impuestos autónoma, mientras que su homólogo en Tarija proclamaba el nacimiento del primer parlamento departamental. El discurso de Costa ha sido mucho más radical y arremetedor del que pronunció el 4 de mayo cuando prometía mejoras sociales y un socialismo democrático como complemento a la Autonomía. En aquel entonces expresaba el temor de cívicos, empresarios y terratenientes del oriente frente al amplio movimiento popular desatado por el referéndum autonómico, ahora lo contrario, da voz a una derecha envalentonada que amenaza con dar pasos decididos hacia la destrucción de Bolivia y la defensa armada de sus privilegios con el objetivo de forzar un dialogo en el cual confían con poder tumbar definitivamente el proyecto de nueva Constitución Política del Estado, y consecuentemente las expectativas de cambio.
La reacción del gobierno es una vez más débil. La última semana antes de la consulta popular realizó reiterados llamados e invitaciones al dialogo dirigidas a los prefectos de la media luna, como si estos ya hubieran sido ratificados. Tras un mes de campaña basada justamente en el apoyo y la continuidad del proceso de cambio, se presentaba el referéndum revocatorio como el primer paso hacia la reconciliación nacional. El gobierno ahora reconoce la victoria de los Prefectos opositores convocándoles a restablecer la mesa de diálogo por la unidad nacional y declarando otra vez su disponibilidad a compatibilizar la nueva CPE con los Estatutos Autonómicos rotundamente rechazados en los referendo correspondientes. Por su parte la Media Luna no sólo no reconoce la victoria de Evo Morales, al contrario, acentúa su osadía y sus rasgos de abierta subversión, proclamándose única vencedora de la contienda. Esta actitud a pactar y conciliar las transformaciones sociales y políticas que Bolivia necesita con la burguesía nacional y el imperialismo fue la debilidad más grande del gobierno a lo largo de sus primeros dos años, la que permitió a la derecha de rearticularse y comenzar a levantar nuevamente la cabeza. Hoy, con la situación generada por el revocatorio esta misma actitud está entregando la victoria política del referéndum a una derecha siempre más peligrosa y fuerte, que sigue aprovechando las debilidades del gobierno, fortaleciéndose a costa de sus errores hasta proclamar como victoria absoluta un resultado sólo parcialmente positivo para ella, y, sobre todo, construido sobre las vacilaciones del gobierno central. De hecho no olvidemos que fueron revocados dos exponentes, aunque no alineados, de la derecha a nivel nacional, como Reyes Villa en Cochabamba y Paredes en La Paz, los cuales estaban impulsando procesos autonómicos en sus departamentos.
Historia de un resultado anunciado
El 6 de mayo, cuando PODEMOS por sorpresa aprobó la convocatoria del revocatorio en el Senado, el gobierno tenía todo de su parte. El 1 de mayo estuvo la nacionalización de ENTEL, el 4 de mayo el masivo movimiento popular desencadenado por la ofensiva separatista. El revocatorio como escribimos en varias ocasiones fue en ese momento un instrumento de la derecha para ganar tiempo, confiando en que el gobierno no se encaminaría decididamente hacia los cambios estructurales que hubieran consolidado su posición y debilitado la oposición. Así cuando Rubén Costa anunció la Ley departamental que incrementa el salario mínimo en Santa Cruz a los 1.000 bolivianos, el gobierno y el ministro Delgadillo lo reconocieron como supuesta conquista de los trabajadores, en lugar de desafiar a los empresarios privados que apoyaban la medida en el departamento oriental pero que se negaban a reconocer lo mismo a nivel nacional. Mientras Costa promete mejoras e inversiones en salud, el gobierno sigue agarrado a la presencia de los médicos cubanos y a la declaración de la salud como derecho universal contenida en la nueva CPE pero aún no puesta en práctica. Tras el rotundo rechazo a los Estatutos Autonómicos confirmado en Beni y Pando, el Vicepresidente empezó a tejer una nueva mesa de diálogo, declarando la voluntad de compatibilizar la Autonomía con la nueva CPE, inmediatamente desmentido por el jefe de la bancada de constituyentes masistas Román Loayza, después de haber frustrado la maravillosa lucha popular de la zona amazónica. La masiva movilización del 4 de mayo había despertado nuevamente la lucha de la clase trabajadora del país, enfurecida tanto por el saboteo de la política y de la economía perpetrado por la derecha como también con las vacilaciones del gobierno. Sólo con una total falta de conocimiento de las dinámicas sociales se podía subestimar la posibilidad de que esta rabia estalle en una huelga, como ha pasado. Los trabajadores bolivianos han demostrado estar cansados de historietas sobre una economía que va bien y las reservas internacionales netas que nunca fueron tan grandes, como también del oportunismo de algunos dirigentes de la COB.
El significado del voto
El Prefecto masista de Oruro ha pagado con su revocación los errores del gobierno en sectores como la minería, que sigue en manos al gran capital internacional y sus lacayos locales. En Oruro estallaron los enfrentamientos que dejaron un saldo de dos mineros muertos y casi 30 heridos unos días antes del revocatorio. Los Prefectos del Oriente han sido ratificados por la falta de una política claramente orientada a la clase trabajadora y que contraste en los hechos la arremetida autonomista. En ciudades como Santa Cruz donde se concentra la masa de la población del departamento no es posible abrir brechas en el electorado proletario con consignas como tierra y territorio, ni combatir la Autonomía de los ricos, condimentada con concesiones demagógicas a los trabajadores, oponiéndole la Autonomía Indígena y territorial. La misma cuestión indígena no puede solucionarse en el marco del capitalismo y fuera de una visión de clase, como de alguna manera demuestra la misma elección de la indígena Savina Cuellar actual Prefecto de derecha de Sucre. Las vacilaciones del gobierno repercuten también en la clase media. Un gobierno producto de levantamientos populares con carácter insurreccional como él de Evo debe mostrarse capaz de solucionar los problemas, de arrinconar la derecha y de desarrollar en clave productiva el país, generando riqueza y trabajo digno. Caso contrario en una situación de caos continuo comerciantes, pequeños profesionales, campesinos, en otra palabra lo que llamamos clase media, comienzan a ver el gobierno no como la solución, sino como el problema mismo.
El apoyo creciente a Evo dice que las expectativas de transformación radical siguen en pie, más bien se fortalecen. El propio Evo lo aprende de la encuesta que demuestra como la mayoría de los bolivianos quieren socialismo. La revocación de Reyes Villa es sólo el cumplimiento de una conquista que los trabajadores habían ya ganado en enero de 2007, en general es producto de la experiencia de lucha madurada en la ciudad desde la guerra del agua. El apoyo a los prefectos autonomistas confirma la necesidad de dar un giro profundo hacia la izquierda, un cambio profundo en la política del gobierno y en el gobierno mismo. Para nosotros que reivindicamos esto hace tiempo no es ninguna sorpresa el hecho que la CSUTCB en su primera declaración tras el referéndum pida con fuerza la substitución de la terrateniente Susana Rivero, actual Ministro de la Agricultura. El voto y todo el ambiente que se va generando ahora dicen que no queda mucho tiempo para retomar el camino de la Agenda de Octubre.
El futuro inmediato
El referéndum revocatorio deja muchas colas. El Prefecto Reyes Villa ha declarado que no reconoce legítimo el resultado que lo revoca. Un gesto desesperado que indica como la derecha estaba preparada a la eventualidad de perder el revocatorio. El clima de caos y los atentados en los días anteriores al revocatorio acompañados por las invitaciones a la intervención de las FFAA, como hizo el alcalde de Santa Cruz, dicen claramente que la derecha seguirá el camino de la desestabilización hasta sus extremas consecuencias. No dudamos que muchos activistas y militantes, especie en el MAS y particularmente en Santa Cruz, estarán ahora decepcionados por el voto, se sentirán más aislados que nunca. Lo mismo puede darse en sectores campesinos y originarios. No olvidamos que la misma reforma agraria sigue empañada por cuestiones tanto burocráticas como por las mismas vacilaciones generales del gobierno. En Guarayos (Santa Cruz) colonizadores sin maquinarias son obligados a pedir ayuda a los terratenientes para garantizar la cosecha, en Alto Parapetí ganaderos y empresarios han de hecho bloqueado hasta hoy cualquier intento de saneamiento de tierras.
El error más grande que podría cometerse ahora sería justamente el de tomar el camino equivocado del ultra izquierdismo, del vanguardismo, de la acción individual como respuesta a la falta de instrumentos políticos para reconducir la política del gobierno y del MAS y para ganar apoyo en las masas. Por nuestra parte a lo contrario seguiremos con la tarea de construir un punto de referencia organizativo e ideológico fundamentado en las solidas bases del marxismo revolucionario para orientar y profundizar hacia la transformación socialista el proceso de cambio boliviano. Es posible, hay tiempo, es necesario.
By Corriente Marxista Internacional
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