Cacerolas en mano y dignidad en el corazón, la insurrección popular en Chile se suma a la ola de resistencia latinoamericana que marca el último trimestre del año 2019, un año que inició con las abiertas agresiones imperialistas sobre Venezuela y Cuba, y que va cerrando con la reorganización de las fuerzas sociales, que poco a poco van parando o confrontando la avanzada agresiva de las contrarreformas neoliberales, políticas anti-populares que tras haber sido suspendidas o reducidas unos años en algunos países, ahora se quieren reimponer para beneplácito del Fondo Monetario Internacional (FMI), el imperialismo estadounidense y las oligarquías regionales vestidas de burguesías usureras. La estrategia es la misma, decretar por parte de los gobiernos conservadores una serie de medidas económicas, sociales y laborales, cuya afectación va directamente sobre las clases proletarias y sectores sociales más necesitados, estas medidas son acompañadas por acciones represivas con el objetivo de poner a todos los aparatos violentos del Estado (policía y militares) en contra de los manifestantes que por razones naturales protestan ante el daño que causa o causarían los decretos neoliberales, frente al aumento de la protesta y las movilizaciones, su extensión en diferentes ciudades, los neofascistas decretan sin ningún tipo de preocupación moral estados de excepción y toques de queda, lanzan la fuerza brutal del poder sobre la resistencia del pueblo, violentan los derechos humanos, las libertades más elementales y asesinan a gusto a decenas de personas, encarcelan a miles y los acusan de ser los causantes de la crisis, la criminalización se sirve del papel servil y domesticado de los medios de comunicación que reproducen y difunde una y otra vez las mentiras de los gobernantes supuestamente en nombre de la democracia.
En el caso actual de Chile es ejemplar en este sentido, el presidente, Sebastián Piñera, ha dicho que están en guerra, habla de un enemigo poderoso, evocando nuevamente la conjura internacional o la mano oculta para nunca jamás reconocer que son las medidas neoliberales y el capitalismo en sí, lo que causa la pobreza, la exclusión, explotación y desprecio que con el tiempo harta a los pueblos y los conlleva a su concientización y posterior movilización para reclamar sus derechos: la insurrección de popular en Chile es síntoma neurálgico de la crisis sistémica capitalista a escala global.
En Chile, las protestas comenzaron por el anuncio del aumento en el costo del pasaje del metro, desembocando todo el malestar acumulado por años, recuérdese las grandes movilizaciones estudiantiles que lucharon por una educación pública, la tradición de lucha chilena tiene larga data, las formas represivas también, las imágenes difundidas por los medios alternativos que romper el cerco mediático, denuncian la brutalidad de la fuerza usada por los carabineros, las tanquetas en la calle, los asesinatos y el toque de queda, remonta a la memoria a los años crueles de la dictadura de Augusto Pinochet, el discurso de Piñera, da luz a su verdadera escuela formativa, el fascismo ronda en Latinoamérica, pero también lo hace la conciencia y la rebeldía, la permanente contradicción entre gobiernos capitalistas y oprimidos, reedita la lucha de clases, así como Ecuador hace apenas una semanas se alzó, Chile se mantiene en paro nacional-popular, el pueblo exigen un nuevo orden a la política y el fin de las medidas neoliberales.
Las afectaciones en el costo de los servicios públicos son la gota que derrama el vaso, en Chile el costo de la luz eléctrica es el más alto de toda Latinoamérica, la educación y la salud tienen el carácter privado, los impuestos desangran las económicas familiares y populares, la medida actual de aumenta el costo del pasaje del metro es el colmo ante una situación extrema, el salario de los trabajadores y trabajadoras no alcanza para cubrir la canasta básica, el gobierno de Piñera usa las escusas de siempre, queriendo cubrir su responsabilidad, habla de factores externos pero no son capaces de reconocer que la agudización del malestar social lo provoca sus decisiones, la guerra que ha declarado al pueblo chileno es el camino al genocidio, el pueblo chileno esta desarmado, usa la protesta para expresar su inconformidad, la protesta es un derecho universal, la represión brutal que se ejerce por los militares chilenos son sin lugar a dudas crímenes de lesa humanidad, Chile como toda América Latina se enfrenta a las políticas de muerte del capitalismo extremo.
La expresión actual insurrecta enfrenta también la necesidad de concientizar a las masas rebeladas hacia la razón de clase, se requiere la elaboración de un proyecto político que buque la superación concreta de las actuales condiciones sociales y económicas, siendo el socialismo el camino vigente, la guerra celebrada por el gobierno genocida es con valentía resistida por el cansancio y el hartazgo popular, pasar a la organización profunda de base y extensión proletaria-oprimida dará luz a la resistencia y reconfiguración del poder del pueblo para su reivindicación definitiva. Chile insurrecto es continuidad de la búsqueda de la segunda y definitiva independencia de nuestras naciones latinoamericanas.
Cristóbal León Campos
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