jueves, octubre 24, 2019

Chile: claves de la rebelión popular



Sexto día de protestas en Chile. Este miércoles, cientos de miles de personas salieron a las calles en todo el país a pesar de que el martes a la noche el presidente Sebastián Piñera pidió perdón y anunció un paquete de medidas sociales tratando de calmar las protestas.
El paro de mineros, portuarios, trabajadoras y trabajadores de la salud y educación, estudiantes secundarios y universitarios impusieron una huelga general que se expresó en movilizaciones masivas en las principales ciudades del país.
Miles de manifestantes vienen desafiando noche tras noche el toque de queda y la militarización de las principales ciudades y se enfrentan a una represión brutal, que ha dejado muertos, heridos, violaciones a los derechos humanos, desapariciones.
Así y todo, el Fuera Piñera y fuera los milicos se escucha de norte a sur.
En este video te vamos a explicar por qué son tan profundas las causas que desataron la furia de la población de todo el país, cómo sigue y qué importancia tiene para el conjunto de América Latina.
El pueblo chileno ya no quiere seguir viviendo como hasta ahora. La promesa de éxito económico del neoliberalismo se concretó solo para unos pocos, que pueden disfrutar de servicios de salud de primer nivel, educar a sus hijos en colegios y universidades de excelencia y garantizarles el futuro. Pero en la otra cara de la moneda, el pueblo debe vivir con sueldos muy bajos, más de la mitad no llega a ganar 500 dólares.
Lo que puede parecer alto para otros países de Latinoamérica, en Chile significa un calvario, ya que la mayoría de los servicios públicos fueron privatizados en la dictadura de Augusto Pinochet. Eso significa tener una educación pública de pésima calidad que impide a la gran mayoría el ingreso a las universidades. Implica no poder ir a la universidad por no poder pagar las enormes mensualidades o endeudarse por 10, 15 años.
Significa tener una salud cara y de mala calidad, hasta morir en la fila de un hospital público, o gastar una enorme porción del salario para pagar un plan de salud, que tampoco garantiza una atención completa.
Significa la total precarización del trabajo, ya que los derechos laborales fueron eliminados durante la dictadura. Significa jornadas de trabajo extensas, con descansos acotados. Significa el mayor abuso patronal, varios sindicatos por empresa y por lo tanto sin poder de negociación. Significa enormes índices de muertes y enfermedades laborales.
Significa no poder jubilarse porque las pensiones pueden llegar a ser del 30% del salario, mientras los dueños de las administradoras de pensión ganan fortunas con la especulación sobre esos fondos.
La educación de mercado, la salud de mercado, los servicios privatizados, precarización laboral, son los grandes pilares del neoliberalismo que impuso la dictadura y no se modificaron desde entonces.
Por eso, si bien la rebelión empezó con los secundarios saltando los molinetes por el aumento de 30 pesos en boleto del metro, una de las consignas centrales de las protestas es “no son 30 pesos, son 30 años”.
¿Cómo sigue esto? El retroceso en el aumento del precio del metro y las medidas anunciadas son solo migajas y no alcanzaron para sacar a la gente de las calles. Sin embargo, el gobierno logró reunir a los principales partidos con representación parlamentaria, de la derecha y de la centroizquierda y el poder judicial, en una muestra de unidad del régimen.
El gobierno debe enfrentar, sin embargo, el enorme descrédito de la población en esas instituciones. El parlamento, por ejemplo, cuenta con menos del 17% de aprobación.
Los partidos que no acudieron a la mesa de diálogo del gobierno, el Partido Comunista, el Frente Amplio y el Partido Socialista, se han pronunciado contra la militarización y apoyan las movilizaciones, aunque buscan canalizarlas hacia el parlamento y lograr medidas parciales que les permita capitalizar el descontento en las urnas en el futuro.
La fuerza de la calle muestra que hay condiciones para imponer las demandas, empezando por “Fuera Piñera” y “Abajo el estado de emergencia”, pero para avanzar en todas las demandas más sentidas por el pueblo y los trabajadores de Chile.
La rebelión del pueblo chileno ya trajo nuevos aires para la lucha de los pueblos que se enfrentan a los ajustes de los gobiernos y el FMI en toda América Latina, por eso es clave seguir los acontecimientos.

La Izquierda Diario

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