jueves, octubre 24, 2019

El pacto social de Fernández y la amenaza “alienígena"



Primero Ecuador y luego el levantamiento popular en Chile muestran el único camino de enfrentar a los gobiernos neoliberales. Por el contrario, el Frente de Todos, quiere convencer de hacer un pacto con los empresarios que se han beneficiado y apoyaron a Macri.

Editorial en Pateando El Tablero, miércoles de 13 a 15 hs en Jujuy FM 101.7

En las últimas semanas comenzó a cambiar la situación en la región. Primero, Ecuador, donde un levantamiento de trabajadores, campesinos, jóvenes e indígenas hizo retroceder el tarifazo en los combustibles ordenado por el gobierno y el FMI. 8 muertos y cientos de heridos fue el saldo de los 12 días de enfrentamientos con las fuerzas represivas.
Desde la semana pasada Chile despertó con la juventud que desafió el tarifazo en el subte y abrió paso a los sectores más postergados que irrumpieron enfrentando el toque de queda y desafiando al ejército que volvió a las calles por primera vez desde la caída de la dictadura. Son 17 los muertos reconocidos oficialmente pero se habla de varios más, cientos de heridos y más de 2.000 detenidos durante las protestas hasta ahora. Pero la lucha sigue. Hoy comenzó un paro general en Chile de 48 hs convocado por la Central Única de Trabajadores, organizaciones estudiantiles y sociales, ante el cual el presidente, Piñera, adelantó algunas medidas paliativas dirigidas a las clases medias apuntando a dividirlas respecto de los estudiantes y trabajadores, y sobre todo a los sectores pobres más castigados, a los fines de evitar su caída.
De fondo hay motivos profundos que han dado lugar a la revuelta popular en Chile. Está circulando una imagen en las redes de un iceberg que lo grafica: en la punta la suba del subte, por debajo, la educación y salud privatizada, los salarios y jubilaciones de pobreza, la precariedad laboral y los casos de corrupción de militares y carabineros. De conjunto se trata de un rotundo fracaso del modelo neoliberal considerado un “oasis” o “paraíso” según los economistas liberales como Espert o Milei en la Argentina. Son 30 años de avance del capital sobre el trabajo ubicando a Chile en el podio de los países más desiguales de toda la región y entre los primeros en los países considerados “modelo” para el gran capital, aquellos que pertenecen a la OCDE. En Chile el 20 % más pobre apenas accede al 5 % del ingreso; mientras el 20 % más rico se queda con más del 53 %. El crecimiento casi ininterrumpido durante estos años ha transformado al país en una fábrica de privilegios para unos pocos, padecimientos y privaciones para las amplias mayorías.
Esta desigualdad material tiene a un régimen político cada vez más alejado de los problemas de la vida cotidiana de las mayorías. A tal punto es la desconexión que la primera dama consideró a quienes protestan como integrantes de una “invasión alienígena”. A esta altura, es un régimen que merece perecer.
Frente a la versión libre del capitalismo que despierta sus intentos más salvajes con rotundas consecuencias desastrosas para las mayorías, están quienes quieren convencernos de qué la salida es regularlo un poco y hacer ciertas concesiones a las masas; pero sin cuestionar las raíces del neoliberalismo que inició la dictadura en Argentina y profundizó el gobierno menemista. Según el economista Alfredo Zaiat en su artículo en Página 12 del domingo el nuevo gobierno debería disciplinar a los dueños del país para que cedan algo y así sentar las bases de un pacto social. ¿Quién puede pensar que en un gobierno de Alberto Fernández, que como candidato logró el apoyo del capital más concentrado que hasta el 11 de agosto sostenía a Macri, vaya a tomar medidas que afecten realmente sus intereses? Incluso su afán por pagar la deuda y cumplir con el FMI hace imposible mejorar, al mismo tiempo, la situación de las mayorías. De este modo, la disciplina en manos de un gobierno del Frente de Todos tiene como destino dirigirse a través de la burocracia sindical y de los movimientos sociales hacia aquellos a quienes hoy el mismo Fernández ordenó salir de las calles.
Cada vez que un gobierno ensayó un pacto social fue para que las mayorías trabajadoras no ofrezcan resistencia en tiempos de ajuste. Justamente lo que quieren evitar es que se abra otra grieta, aquella que el mismo periodista de La Nación, Carlos Pagni, denominó esta semana para referirse al retorno de la lucha de clases en Chile y Ecuador y, cómo la misma puede representar ciertas restricciones a un gobierno del Frente de Todos si no considera esta nueva realidad entre las clases. Aunque en su columna no mencionó a Nicolás Del Caño, el único candidato a presidente que durante el debate del domingo se solidarizó con el pueblo trabajador de Chile dado que muestra un ejemplo de cómo salir de un gobierno neoliberal, abriendo la posibilidad de que efectivamente ganen las mayorías sin tener que pasar por el tamiz de un pacto con aquellos que se han enriquecido durante años a costa suya.
La experiencia del pueblo trabajador y la juventud al otro lado de la cordillera así como pone muy nerviosos a los poderosos, da mayores impulsos al momento de construir una organización política y social capaz de enfrentar en Argentina desde el primer momento a un gobierno que pretende convencernos de un pacto con los responsables de la crisis. Por el contrario, se trata de pelear por una salida donde los grandes empresarios, banqueros y terratenientes paguen por lo que nos hicieron.

Gastón Remy
Economista, docente en la Facultad Cs. Económicas UNJu.
Jueves 24 de octubre | 00:420

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