Macron presentó la “nueva normalidad” tras anunciar la reapertura de comercios, restaurantes, escuelas e iglesias. Francia tiene una economía derrumbada y miles de trabajadores en las calles. La rebelión antirracista y contra la violencia policial, se suma a una enorme huelga hospitalaria (público-privada) con marchas en 220 puntos en toda Francia: “Contra el racismo, la represión y la precariedad”, cantando “Hospital-Educación, movilización”.
Mientras Macron dice que sus políticas “salvaron la vida de miles de franceses”, los datos lo desmienten: murieron más de 30.000 personas, como consecuencia de la destrucción del sistema hospitalario y de las políticas privatistas. La industria automotriz, la aeronáutica, el turismo, y muchas más, reclaman un rescate del estado. Macron vuelve a exhibir, para eso, su reforma previsional (LCI, 17/6), para destinar ese “ahorro” a superar la bancarrota.
Esta semana se desató una huelga de salud, cuyos trabajadores –antes declarados “héroes guerra” – viven con contratos precarios, con salarios que bordean la pobreza. En 25 años, el Estado ha eliminado 100.000 camas. El 16 de junio pararon acompañados de 220 movilizaciones nacionales. El INSEE (instituto de estadísticas) anunció la destrucción de casi medio millón de empleos en el sector privado, causado por un colapso 40% del trabajo temporal.
Las industrias “insignia” de Francia: Renault, Airbus, Bombardier, Vivarte, Total, Hutchinson, siguen recortando empleos y suspendiendo. La re-apertura de la economía blanqueó los despidos. De los llamados “acuerdos de desempeño”, financiados por el Estado con el fin de no parar la producción, sobrevinieron los despidos. Estos nuevos desocupados tendrán una menor jubilación con el “sistema de puntos” cuyo tratamiento fue suspendido por la pandemia. Las vacaciones pagas tampoco se cumplen, aunque las empresas forzaron la marcha como nunca con el teletrabajo y fuerzan a los trabajadores a trabajar más.
Airbus acaba de firmar un “Acuerdo de desempeño colectivo” (APC en francés), que prevé la quita de bonos, viáticos y comidas (el equivalente a 14 euros por día), y la supresión del decimotercer mes para los empleados que ganan más de 2,5 veces el salario mínimo. Esta pérdida representa alrededor de 500 euros netos por mes.
PSA (Peugeot) quería traer trabajadores de Polonia y España para el turno nocturno, que dejaría sin trabajo a más de 1.000 obreros (en seguro de 1.000 euros por mes). La CGT dijo: “La dirección de PSA los hará venir a trabajar aquí en Francia en la fábrica de PSA en Metz Borny, a 1.200 km de su hogar. ¡Sepan que para nosotros no son nuestros enemigos sino nuestros hermanos!” (CGT, 18/6). Los salarios en PSA Borny son € 1.700 por mes. Primero es igualar condiciones salariales y que se les pague un plus por desarraigo.
El “trabajo golondrina”, pasaría a ser la ‘nueva normalidad’. Los trabajadores irían de fábrica de fábrica en Europa (Francia, España, Inglaterra, Alemania, Polonia), hasta que sean descartados. Los convenios y salarios del Este son paupérrimos, y se trabaja los fines de semana.
Los “sans papiers” marcharon el 20 de junio, los obreros salen a luchar, los chalecos amarillos siguen en las calles, salud y educación movilizados, en un estado de descontento, movilización y deliberación, aunque todavía sin coordinación.
Emiliano Monge
22/06/2020
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