martes, junio 23, 2020

Uruguay: Primera gran crisis de la coalición derechista

La entrevista realizada a Ernesto Talvi en el diario El Observador (6/6) desató una crisis en el gobierno. En ella quedó expuesto el enfrentamiento con el sanguinettismo (“si pudiera volver atrás ‘probablemente’ no nombraría a Sanguinetti como secretario general del Partido Colorado”), pero sobre todo una divergencia con Lacalle en torno a Venezuela. Talvi se negó a utilizar la palabra “dictadura” en su rol de Canciller, y subrayó más las continuidades que las diferencias con el gobierno anterior.
“Nuestra actitud es la de continuar promoviendo una solución pacífica a través del diálogo”, enfatizó. El ministro “habló con el canciller venezolano Jorge Arreaza y el canadiense François-Philippe Champagne, y luego con Julio Borges, el comisionado para las Relaciones Exteriores del presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó”. El contacto con el representante de Guaidó fue para “conocer su perspectiva sobre la conformación del Consejo Nacional Electoral que determinará la legitimidad o no de las elecciones” (La Diaria, 13/6).
Paralelamente, Talvi reveló que hay una discusión “estratégica” con el presidente respecto a qué embajador nombrar en EE.UU., deliberación que estaría vinculada al “tipo de vínculo que queremos privilegiar con Estados Unidos”. Talvi quiere nombrar a un diplomático “de carrera” para privilegiar un vínculo “comercial”; mientras tanto, Lacalle Pou quiere nombrar a un político. Hay que recordar que el presidente propuso al secretario de Estado yanqui, Michael Pompeo, un TLC bilateral. Talvi plantea que “la marca Mercosur es potente” y “es de interés para el país negociar en conjunto con el resto” con EE.UU. o China. Respecto a la propuesta de Lacalle sobre un TLC EE.UU.-Uruguay, el ministro dijo que “en la medida en que haya una respuesta positiva tenemos que conversarlo. Cualquiera de los socios (del Mercosur) tiene la obligación de abrir las puertas. Ahora después nos tenemos que dar vuelta y consultar con ellos.”
Tras la entrevista, se abrió una tormenta política, en tanto el secretario de la Presidencia declaró públicamente que Lacalle Pou entendía que en Venezuela “hay una dictadura”, en una desautorización abierta al ministro de RR.EE. También desde el sanguinettismo se criticó la postura de Talvi, comparando su posición con la de Nin Novoa.
El resultado fue la renuncia del canciller, aunque para rebajar su impacto político se acordó hacerla en diferido. La innovación de una “renuncia programada” busca minimizar las tendencias centrífugas en la coalición de gobierno, sobre todo mientras están votando la “Ley de Urgente Consideración” -tras la cual se vendrá la discusión presupuestal.
La renuncia ha puesto de relieve las contradicciones existentes no sólo en el seno de la coalición, sino en el plano internacional entre las distintas fracciones capitalistas. El martes 9 el embajador yanqui se reunió con Lacalle Pou y obviamente hablaron de Venezuela. A la salida, el representante de Trump declaró: “Felicitamos a esta administración por marcar un nuevo rumbo (…), el voto de Uruguay para la reelección de Luis Almagro como Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), y su apoyo público al Programa de Transición Democrática, representan nuevos pasos que continuarán ejerciendo presión sobre el régimen de Maduro, y en última instancia permitirán que Venezuela recupere su democracia» (El País).
El planteo de Talvi de una “solución pacífica” y de “promover el diálogo” entre Maduro y la oposición derechista, sigue el libreto de la Unión Europea pero no es del agrado del gobierno de Trump. “A iniciativa del rey Felipe de España, Talvi y su par canadiense se han puesto al frente de los contactos con la misión de ‘unificar’ [el Mecanismo de Montevideo, el Grupo de Contacto Internacional y el Grupo de Lima] “y evitar una ‘dispersión’ de las ‘acciones ‘” (El Observador). El imperialismo europeo quiere un cambio de régimen en Venezuela, pero no la instalación de un gobierno exclusivamente digitado por EE.UU., sino uno que represente también los intereses de los capitalistas del viejo continente. Las reservas petrolíferas venezolanas son un botín que pretenden repartirse con las multinacionales yanquis, mientras que la política de Trump, que amenaza con una nueva Siria o un nuevo Irak en territorio latinoamericano, pretende monopolizar esos recursos. Por cierto, Trump no fue capaz de instalar a Guaidó como presidente y ahora está el mismo en la picota -hasta los mandos militares responsables de tantos genocidios y masacres han tomado distancia del presidente norteamericano. La disputa en torno a Venezuela forma parte de la pugna inter-imperialista, y refleja la fractura en el propio establishment de EE.UU.
Talvi ha preferido explicar que quiere tener “otro rol” en la coalición, lo cual revela que como ministro está siendo opacado al aparecer como un subordinado de Lacalle y al dejar como vocero colorado al ex presidente Sanguinetti. No está claro si Talvi ingresará al Senado, o si quedará como líder de Ciudadanos exclusivamente, pero sí está claro que comenzará a disputar más abiertamente tanto al seno de su partido como con relación al curso del gobierno.
Hace poco habíamos señalado como un triunfo de Lacalle el haber logrado comprometer a los principales líderes de la coalición dentro del consejo de ministros (con la excepción de Manini Ríos, que aceptó integrar a su esposa). Habíamos comparado el gabinete con una suerte de “colegiado”, donde el presidente no tiene toda la manija, sino que debe compartir el poder con sus socios. Sin embargo, Lacalle no respetó esta configuración de la coalición, y pretendió corregir públicamente a su ministro. Talvi reaccionó como un socio menor desairado, y se acabó el “colegiado”. Con la renuncia “programada” de Talvi, se esfuma la posibilidad de mantener hasta cierto punto encapsulada la discusión en el seno del pacto de la derecha vernácula. Cabildo Abierto ya ha dejado en claro que su integración al gobierno no evitará que exponga públicamente sus diferencias con sus socios. La interpelación realizada por el diputado Lust por un lado, y las declaraciones explosivas del (próximamente ex) vicepresidente de la Administración de Puertos, son sólo algunos botones de muestra. Ahora Talvi y Ciudadanos van también a marcar perfil y pugnar más abiertamente por sus posiciones, lo cual va a potenciar las tendencias centrífugas que amenazan a la coalición de derecha.
Lo que antes referimos como un símil de un “gobierno colegiado”, se comenzó a deshilachar tras apenas 100 días desde la asunción presidencial. Quedó rápidamente expuesta la debilidad del gobierno derechista. La crisis capitalista expone y multiplica las contradicciones interburguesas, en un período en que la desesperación y la furia de los explotados tiende a expresarse en explosiones y levantamientos, que preparan un período de perspectivas revolucionarias.

Rafael Fernández - Partido de los Trabajadores (Uruguay)
22/06/2020

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