Tal vez se pueda decir que el Ulises –una complejísima obra publicada en 1922, hace cien años, que narra (narra: es un decir) con diferentes artificios un día en la Dublin de Stephan Dedalus y que plantea a su protagonista como un émulo del héroe homérico en viaje por la geografía, el tiempo y el pensamiento de la capital irlandesa– toma mecanismos de otras artes y estudios, como por ejemplo el montaje cinematográfico, que se estaba desarrollando al mismo tiempo que la novela era escrita. La experiencia de lectura es tan radical que si bien ha logrado instalarse en muchísimas bibliotecas, también es cierto que es de las novelas menos leídas. Borges mismo admitía no haber terminado de leer el texto, pero consideraba válido “perderse” entre la multitud de calles que conforman la ciudad de la novela. Sin embargo, los aportes del Ulises no escapan a la literatura más actual: el “monólogo interior”, es decir, la transcripción del suceder de la conciencia de varios de sus protagonistas marcó la literatura del siglo XX, la actual y no tan sólo, ya que la herramienta es también un aporte al psicoanálisis, por ejemplo.
Joyce produjo, además, un legado extra literario que se conserva, ya que el tono sexual recargadísimo de varios de los pasajes del Ulises provocaron que se lo llevara ante los tribunales de censura, que no pudieron condenar al autor ni a la obra por pornografía (probablemente porque no lograban comprender del todo el texto). Es posible afirmar que la intromisión de la Justicia en lo que respecta a la creación literaria y artística sufrieron con el triunfo de Joyce en los tribunales sea una derrota que perdura (no hay que olvidar que la siguiente década el nazismo haría una exposición sobre arte “degenerado” que culminó con las obras como combustible de las llamas).
Joyce fue un revolucionario en cuanto a la creación literaria y displicente en cuanto a las tareas de la revolución socialista. ¿Merece ser recordado -o más bien, su obra central, en su centenario– en las páginas de un periódico obrero y socialista? Claro que sí. El avance en la conciencia de los hombres y las mujeres en cada rama de la actividad humana formarán parte del acervo con que el andamiaje de la sociedad nueva se edificará. Sin dudas, entonces, el viaje alucinante propuesto en el Ulises –más allá de que se pueda leer completo o no o en la medida que el entrenamiento de lectura lo permita– es un aporte de esta prehistoria que vivimos ante la historia por alcanzar en nuestro horizonte, en nuestro mañana.
Diego Rojas
30/01/2022
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