Las conjeturas respecto de si Argentina cancelará o no los 1.100 millones de dólares de vencimientos al FMI, entre este viernes y el próximo martes, ponen de manifiesto el estado de default, económico y político, del gobierno de los Fernández, aunque el gobierno diga “tener los dólares”. Martín Guzmán gestiona un régimen de caja – dólar que entra, dólar que sale, no tiene resto. Fue así que el superávit comercial, de más de u$s 15 mil millones, se dilapidó en el pago de intereses de la deuda externa pública y privada, fuga de capitales, nuevas deudas y el sobrante en importaciones. La caída estrepitosa de la cotización de las empresas argentinas en Nueva York y la aún mayor de los bonos del estado, indican que los mayores operadores capitalisas descuentan un default. En el tiempo transcurrido desde el comienzo de las negociaciones con el FMI, algunos tópicos se han hecho explosivos: el retraso de la devaluación del peso y del aumento de las tarifas. Se ha creado un escenario hiperinflacionario.
Georgieva
El escenario argentino ha ganado, sin embargo, estatura internacional. La directora del FMI, Kristalina Georgieva, acaba de lanzar un SOS a los náufragos – “¡actúen rápido!” Advierte que el cuadro financiero internacional ha empeorado decididamente para los países endeudados – o sea todos. La inflación progresa en todo el mundo, el mercado de acciones de alta tecnología ha entrado en terreno negativo, la deuda pública internacional se desvaloriza – Turquía se encuentra al borde del default, como ocurre ya con la mitad de los llamados ´países emergentes´, y Centro-Europa con una “guerra americana”. La burbuja tecnológica es explosiva para la economía mundial, porque su cotización incorpora múltiplos impresionantes, en función de expectativas de beneficios que se han venido abajo. Incluso China enfrenta una perspectiva oscura, a medida que se comprueba que la quiebra del coloso de la construcción, Evergrande, tiene ramificaciones fuera de control. No solamente hay una corrida cambiaria en Argentina – el ‘riesgo-país’ de Rusia superó, hoy, 25 de enero, los mil puntos. El grito de Georgieva es una expresión del impasse descomunal que enfrenta el FMI.
La orden del día de la jefa de banqueros es que los países endeudados devalúen – exactamente la ´recomendación´ que detonó la gran crisis mundial de los años 30 del siglo pasado. Más modestamente, es lo que hizo Macri a partir de abril de 2018, de lo cual el mismo FMI se acaba de ´autocriticar´. Una devaluación importante obligaría de inmediato salir a pedir una ayuda al FMI, por el doble de lo que cedió al macrismo, al único fin de sostener toda la deuda acumulada, incluso con el FMI.
En las últimas semanas, ha cobrado cuerpo la versión de un acuerdo transitorio -o “light”- para seguir discutiendo, mientras la inflación acosa. Es lo único que podrían firmar los Fernández por otra parte, porque algo más amplio requiere el apoyo improbable del Congreso. No es tampoco lo que contempla el presidente Fernández, que eligió un invierno ruso caliente para desembarcar en Moscú.
En un reportaje a Infobae, Sabino Narvaja, embajador de Argentina en Pekin, adónde también irá de paso Fernández, descartó un apoyo de China a Argentina – “China, dijo, es parte del FMI”. China no solamente integra el sistema financiero mundial que controla y maneja Estados Unidos – quiere también que Argentina reúna el suficiente volumen de reservas internacionales para pagar las deudas y el comercio comercio con China.
El movimiento obrero
Hace menos de un mes, la burocracia sindical se plantó a favor de un inmediato acuerdo con el FMI. Era, se decía, “una apoyo a Alberto contra Cristina”. Ahora plantea “fuerza frente al FMI”. Actúa como ´perro en cancha e´ bochas´. Mientras tanto sigue apoyando la política de ajuste salarial, que mira, tardíamente, la inflación pasada, con innumerables ítems ´no remunerativos´, cuando se desarrolla una inflación presente y futura imparable. El gobierno ha venido aplicando la política del FMI , contra los trabajadores y jubilados, desde el primer día – mientras defiende el gasto para pagar la deuda pública indexada ´local´ y los subsidios a petroleras y automotrices, a las que aseguró eliminación de retenciones para las exportaciones excedentes, lo mismo que a la agroindustria. A la construcción, un blanqueo impositivo. Bien mirado, sin embargo, una ´buena´ devaluación ´premiaría´ a estos sectores bastante más que esas concesiones.
Hay otro atropello monumental contra la clase obrera que debe acudir al puesto de trabajo -y al contagio asegurado- en el momento más álgido de la pandemia. Ha abandonado toda ´política pública´ contra el virus, hasta el propio testeo y el seguimiento de contactos estrechos. Sigue aplicando la vacuna, sin informar que su carácter emergencial es cada vez más evidente, no solamente por el aumento de contagios. Los estudios científicos dedican mayor atención a las enfermedades derivadas del contagio, incluso en personas vacunadas. La convivencia con el virus y la ´nueva normalidad´ es también una política de ajuste, pero contra la vida, porque expone al trabajador a la pandemia.
Cada fase de la crisis histórica actual confirma que Argentina vuelve a marchar hacia una crisis de poder y a situaciones revolucionarias y pre-revolucionarias. Es una conclusión que exponemos de frente al mundo del trabajo, para que todos los luchadores saquemos las consecuencias prácticas de lucha y organización que se derivan de ella. Sobre la base de las reivindicaciones sociales y sanitarias inmediatas, y las luchas y huelgas, una organización coordinada de comités de base y un Congreso obrero de luchadores y del conjunto de la clase obrera.
Jorge Altamira
25/01/2022
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