Como estudiante de derecho militó en la Federación de Estudiantes Universitarios, donde fue delegado, y en la agrupación Avanzada Universitaria, pero en 1968 es detenido bajo el “régimen de medidas prontas de seguridad” durante el gobierno de Pacheco Areco. Empieza a cursar en la Facultad de Humanidades y Ciencias, Filosofía y Psicología, hasta que en 1970 cae preso nuevamente. Se vincula con integrantes del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros y luego pasa a formar parte del Movimiento de Independientes 26 de Marzo. Una acusación lo vincula con un grupo que pretendía hacer estallar una garrafa de gas cerca de la Residencia presidencial de Suárez y Reyes, el día que Nelson Rockefeller visitaría Uruguay, y es nuevamente detenido, aunque fue liberado a los tres meses por falta de pruebas. Posteriormente, se le aplican nuevamente las “medidas prontas de seguridad”, desde el 13 de agosto al 13 de setiembre de 1970 y desde el 13 al 27 de marzo de 1971.
Vivió y murió como militante y como combatiente, sin embargo, sostenía sus diferencias en cuanto a estética con la izquierda en la que estaba inserto pues, a partir de su admiración por el Mayo del 68 francés, suscribía a una «contracultura psicodélica». Además, era crítico con el régimen estalinista de la Unión Soviética.
Presentes y futuros
Los tiempos en la vida y en la creación literaria de Ibero son disímiles, a veces van juntos, otras no. Tanto dio títulos de poesía como de teatro y otros géneros. Escribió un diario personal en dos volúmenes, a los que denominó Libro I y Libro II, teniendo apenas entre 14 y 16 años. A los 18, le otorgan el Premio Internacional Radio La Habana, que le permite viajar a Cuba, Madrid y París, donde pudo tomar contacto con activistas del Mayo del 68. Entre 1966 y 1971 escribe el resto de sus obras. No obstante, la mayor parte de su obra fue publicada póstumamente.
En 1977 Mario Benedetti lo incluye en la antología Poesía trunca, que reúne textos de poetas asesinados por las dictaduras latinoamericanas. A partir de 1987, fue estudiada y difundida por los investigadores Luis Bravo y Laura Oreggioni. En 2014 se publica un libro que habla de su dedicación a sus dos pasiones: la revolución y la poesía, ya que La pipa de tinta china: cuadernos carcelarios 1970, contiene textos que elabora mientras está detenido en el Penal de Punta Carretas (y cartas de esa época).
Ibero, como tantos otros jóvenes latinoamericanos y de otras latitudes del mundo, ejercitó la fusión de poesía y vida que preconizaron, sobre todo, los surrealistas, y la ejercitó como una forma de libertad, junto con la militancia revolucionaria, más allá de que se pueda o no compartir todas sus posturas ni su metodología armada. Pero es de los que se saludan con un ¡Hasta la victoria siempre!, es un imprescindible de nombrar y de leer.
Eugenia Cabral
08/03/2022
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