Se habían perdido 50 millones de vidas, entre ellas 27 millones de soviéticos, en su mayoría rusos, protagonistas fundamentales de la gran hazaña que libró del fascismo a los países europeos, aunque haya gobiernos que no lo quieran reconocer.
Tras la capitulación alemana y la victoria soviética el mundo quedó dividido en dos bloques, el llamado comunista, liderado por la urss, junto a naciones de Europa del Este, y el conducido por Estados Unidos y formado, principalmente, por países de Europa Occidental.
No obstante la victoria soviética y su aporte para que Estados de la región quedaran libres de la epidemia nazifascista, Occidente no se conformó y emprendió otra guerra, en algunos momentos conocida como Guerra Fría, y en otros, bastante caliente, por cierto, con el protagonismo principal de Estados Unidos que, como se aprecia en la actualidad, ha sometido a Europa a sus intereses hegemónicos y para que le acompañe en sus acciones bélicas y sanciones económicas contra Moscú.
En uno de los países que formó parte de aquella Unión Soviética, Ucrania, se escenifica hoy un clima de guerra no exento de componentes de aquel nazismo aún no exterminado de raíz. Es por ello que el peligro se hace mayor, más cuando, en vez de fomentar la paz y la concordia, el imperio yanqui y Europa apuestan al suministro multimillonario de armas, y a estimular el cerco a Rusia y alargar el conflicto para, con ello, producir un estancamiento de la economía del gigante euroasiático, aunque mueran cientos o miles de personas, ucranianos principalmente.
Pongamos un ejemplo: la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, que cada año se celebra en gran parte del espacio geográfico que constituyó la urss, esta vez, en la ciudad ucraniana de Mariúpol, su conmemoración ha sido amenazada.
El anuncio de la celebración este 9 de mayo no gustó para nada al fundador del batallón neonazi ucraniano Azov, Andriy Biletsky, quien, en una intervención en la televisión de Ucrania, consideró la iniciativa de homenajear a los que lucharon contra el nazismo como una «provocación», y amenazó con bombardear esa marcha con misiles Tochka-U, reportó RT.
Anteriormente, en una entrevista con el Financial Times, Biletsky reconoció que el batallón Azov está compuesto en gran parte por ultranacionalistas ucranianos, y que el colaborador nazi Stepán Bandera es uno de sus héroes más venerados. Agregó que Azov es «la columna vertebral» de las fuerzas ucranianas que ocupaban Mariúpol.
En todo caso, la fecha del 9 de mayo, que debiera ser para todo el mundo, y para Europa en particular, de gran celebración y reconocimiento por el aporte ruso, fundamentalmente, a la victoria contra el fascismo y a la paz conquistada, se ve eclipsada ahora por los rebrotes del nazifascismo dentro de las estructuras de poder en Ucrania, y más aún por el reconocimiento y apoyo que reciben tales fuerzas por parte de Estados Unidos y de algunos gobiernos europeos.
Elson Concepción Pérez | internet@granma.cu
8 de mayo de 2022
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