Pretende venderse como antisistema para explotar la crisis política, pero es su ala más reaccionaria.
El dirigente liberal y diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, Javier Milei, está enteramente dedicado a consagrar un armado político a nivel nacional de cara al 2023. Amén del permanente lobby mediático del que goza, el candidato ultraderechista no logró poner en pie a La Libertad Avanza fuera de la considerada Área Metropolitana de Buenos Aires, donde al momento mantiene un acuerdo político con Avanza Libertad, aunque se encuentra en aras de distanciarse y formar una referencia propia. En su búsqueda de “que haya una boleta en cada rincón del país”, como definió, Milei se perfila a sellar acuerdos en las provincias con lo más descompuesto del régimen político.
De este modo fue que anunció que el próximo 23 de julio Milei hará en Tucumán un acto con Ricardo Bussi, hijo del genocida Antonio Bussi, de quien el ahora diputado supo ser su asesor en el Congreso Nacional. Bussi pertenece al partido Fuerza Republicana, y le agradeció públicamente por haber elegido a su partido “como estructura de su proyecto en la provincia” (Infobae, 19/5). El Partido Libertario de Tucumán, sin embargo, no tuvo a bien recibir el hecho. En un comunicado “instaron” a su dirigente a no tejer un acuerdo con los Bussi, a quienes condenaron porque “sus tres generaciones de empleados públicos no conocen el empleo en el sector privado”, y los definieron como parte de la “casta”. Claro que no hubo mención a los delitos de lesa humanidad bajo la dictadura, clarificando el lugar del liberalismo en el arco político.
No obstante, aquí se desnuda la flexibilidad de Milei y su elenco político frente a la “casta”. De los elogios a Bullrich y Macri, su intención de delegar el control de la asistencia social a los intendentes del conurbano o las referencias a Menem como “el mejor presidente de la historia”, se va haciendo claro que el discurso que explota el diputado hace cada vez más agua por todos lados. De hecho, en medio de estos sucesos estalló una polémica porque finalmente se confirmó por una cartilla del Congreso que Victoria Villarruel, diputada nacional de su fuerza, gastó los 20 pasajes aéreos que brinda el parlamento sólo en lo que va del año, siendo que vive en la Ciudad de Buenos Aires. Es más que probable que esto se deba, claro, a este intento de poner en pie a su partido en todo el país. Pero entra también en franco choque con sus discursos sobre el gasto público, cuando la propia parlamentaria criticaba enérgicamente estos vuelos otorgados a los legisladores cuatro años atrás.
Milei le delegó el trabajo del armado político a cuatro personas: su hermana, Karina Milei, Carlos Kikuchi, quien fue encargado de prensa del exministro de la Convertibilidad y el Corralito, Cavallo (otro de sus elogiados), los legisladores porteños Ramiro Marra y… Eugenio Cascielles, ¡de Consenso Federal! (La Nación, 25/5). Dentro de las alianzas, que ya tienen desde el vamos a fieles representantes de la “casta” (como el Movimiento de Integración y Desarrollo fundado por Frondizi, que fue desde con Perón en 1973 hasta con Menem, De la Rúa, Duhalde, Massa o Macri), aparecen nuevos nombres y fuerzas para la coalición.
Uno es el de Juan Alfredo Avelín, presidente de la Cruzada Renovadora. Hablamos del hijo de Alfredo, quien supo ser gobernador de La Alianza en representación de este partido en San Juan. Luego aparecen otras figuras bien “casta” como Martín Menem en la Rioja, el sobrino del expresidente, quien aportó al armado nacional nombres del peronismo, o Carlos Balter, del Partido Demócrata que acelera su integración al liberalismo. En Entre Ríos, teje alianzas con Miriam Muller, candidata en las últimas elecciones del Partido Conservador Popular que acompañó el tercer gobierno de Perón, el menemismo, el kirchnerismo y el macrismo, o también con Raúl Aragones en La Pampa, quien fue candidato del Frente Renovador, estuvo en Juntos por el Cambio y fue asesor del gobernador pejotista Carlos Verna (La Nación, ídem).
Según el citado artículo de La Nación, también podrían sumar a partido Dignidad Popular, una fuerza que pese a sus negaciones vergonzantes son neonazis, sin atenuantes. Hablamos del espacio que lidera a nivel nacional Alejandro Biondini, en el Frente Patriota. Esto puede esclarecerse si se atiende a que los liberales vienen coqueteando en las últimas semanas un acuerdo con José Bonacci, de Unite, que en 2019 fue a elecciones en Santa Fé como candidato de este último. Todas estas alianzas políticas deben servir para que la población saque conclusiones sobre quiénes son estos presuntos “liberales” y cuáles son sus intenciones. Luego de los reconocimientos abiertos de querer barrer con toda legislación laboral, atentar contra derechos democráticos como el derecho a la movilización popular, proceder a una dolarización que implique una devaluación sin precedentes y una dependencia colonial del país a la Reserva Federal estadounidense, declararse abiertamente enemigos del movimiento de mujeres y diversidades o privatizar la salud y la educación, ahora queda claro a quiénes buscan por aliados para estos cometidos. A lo más rancio y putrefacto de la “casta”.
Milei y sus secuaces no son “antisistema”, son su ala más reaccionaria y fascistizante, que pretenden explotar el creciente descontento popular con todos los que nos gobernaron en estas décadas para encauzar la crisis política hacia una alternativa reaccionaria y enemiga de los trabajadores y sus condiciones de vida. Llamamos a repudiar a estos charlatanes como debe hacerse con los fascistas en potencia: redoblando la movilización de los explotados hasta derrotarlos.
Manuel Taba
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