Congo, escenario de lucha por sus recursos naturales
El Guiness de la barbarie capitalista
Dos nuevos informes han vuelto a poner números al desgarrador fenómeno de los desplazamientos internos, es decir, la gente que debe abandonar sus hogares debido a conflictos armados o catástrofes climáticas.
De acuerdo al Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC por sus iniciales en inglés) y el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC en inglés), la cifra alcanza a 59,1 millones de personas, un guarismo récord. En el caso del NRC, el número duplica el registro de hace diez años.
El informe del INDC divide a los desplazados internos entre aquellos que escapan de los conflictos armados (53,2 millones) y los que lo hacen de desastres climáticos (5,9 millones). Africa es el continente más afectado en el primer caso, mientras que Asia en el segundo.
En cuanto a la discriminación por países, aparecen a la cabeza Siria (6,7 millones), la República Democrática del Congo (5,3 millones) y Colombia (5,2 millones). El primero de estos territorios es escenario de una guerra civil devastadora que se extiende desde 2011 y en la que se cruzan los intereses de yanquis, europeos, turcos, rusos, iraníes e israelíes, entre otros. El segundo alberga una lucha sangrienta por el control del coltán y otros valiosos recursos minerales. En los ’90, fue el corazón del conflicto más mortífero desde la Segunda Guerra Mundial, con más de una decena de países involucrados. El tercero es el teatro siniestro de la expulsión de campesinos y apropiación de sus tierras por parte de una élite terrateniente, representada políticamente hoy por el uribismo, el masacrador de la rebelión popular de 2021.
Las cifras de los organismos no llegan a contemplar el impacto de la guerra en Ucrania, que estalló en febrero de este año. Si así fuera, este país encabezaría el listado, dado que según la página de Naciones Unidas (10/5) hay 8 millones de desplazados internos, un número que se eleva a 14 millones si se computan también los refugiados, es decir, aquellos que han debido cruzar las fronteras nacionales.
Los números récord de 2021, por lo tanto, volverán a ser superados este año.
Las ONG’s se limitan también en sus informes al caso de los desplazados internos. Acnur, la agencia de Naciones Unidas, estima la cifra conjunta de refugiados y desplazados internos en más de 80 millones de personas, de las cuales más de 20 abandonaron sus países de origen y están bajo su mandato. Otros 5,7 millones son palestinos expulsados de sus tierras por el sionismo; hay también 4 millones de solicitantes de asilo, y casi 4 millones de venezolanos diseminados en el extranjero como fruto de la crisis económica en el país caribeño.
La guerra en Ucrania agrava directa e indirectamente el desastre humanitario, dado que no solo engorda la cifra de perjudicados, sino que añade un aumento global del precio de los alimentos, que endurece la situación en los campos de desplazados y tiende a generar nuevas hambrunas en el mundo.
A la guerra y los problemas climáticos, además, se ha sumado en los últimos dos años el drama del Covid, capaz de hacer estragos debido al hacinamiento y la falta de elementos de higiene que prevalece en los campos.
El informe del INDC se detiene en varios casos puntuales, como la guerra civil en Etiopía, o los desastres naturales en Haití. Y menciona también casos donde se combina la problemática ambiental y el conflicto armado, como Myanmar, en el Sudeste Asiático, donde la dictadura militar gobierna a sangre y fuego, y el país es víctima de inundaciones y ciclones.
Barbarie capitalista
El fenómeno de los refugiados y desplazados es una de las expresiones más dramáticas de la crisis mundial. El imperialismo es responsable de esta situación, al invadir y saquear naciones, o alentar rivalidades interétnicas, con el mismo propósito. A la vez, el modo de producción capitalista conduce a la depredación ambiental, con sus consecuencias climatológicas cada vez más visibles.
Cuando, como en un búmeran, esta crisis golpea las fronteras de los países centrales, en la forma de masas que llegan buscando refugio, el imperialismo instrumenta deportaciones exprés, erige muros y vallas y alienta la xenofobia.
Defendemos el derecho incondicional al asilo y postulamos la solidaridad y unión entre los trabajadores del mundo, migrantes y nativos. Abajo la guerra imperialista. Abajo el capitalismo.
Gustavo Montenegro
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