El diputado “libertario” Javier Milei criticó, en el programa La Cornisa, la implementación del denominado dólar soja. “Es una chanchada y una vergüenza”, sostuvo, y se despachó “denunciando” cómo el nuevo incentivo a las patronales sojeras va a provocar inexorablemente un aumento de la emisión monetaria.
Milei explota “a su favor” un problema que es real, a saber, que el otorgamiento del dólar soja traerá consigo la necesidad de emitir pesos por una cantidad superior a los 300.000 millones. Es que para comprar los dólares que liquida (si es que lo hace) la burguesía agraria, el gobierno deberá pagar 200 pesos, mientras que a los importadores les vende la divisa a 140 pesos.
La emisión sería utilizada para suplir esos 60 pesos de diferencia. Se trata de un megasubsidio a las patronales agrarias, lo que contrasta con la política de ajuste que el Frente de Todos desarrolla contra los trabajadores, cuyo último episodio ha sido el recorte a las prestaciones por discapacidad. Algunos analistas han señalado que el nuevo monto que se le pagará al capital sojero equivaldría casi a una quita de retenciones.
Milei no cuestiona estos superbeneficios que obtienen los sojeros, ni siquiera el carácter parasitario que la emisión monetaria ha venido teniendo bajo los distintos gobiernos capitalistas. Si ocupara el Sillón de Rivadavia, en todo caso, el libertario reemplazaría la emisión monetaria por tarifazos y buscaría licuar la deuda en pesos mediante una devaluación. Se reemplazaría una política parasitaria por otra de las mismas características, para sostener a los grupos económicos vaciadores y a la deuda como mecanismo de expoliación del país.
En un tramo de la entrevista, Milei indicó que para esterilizar los pesos volcados en el mercado, el gobierno tendrá que recurrir cada vez más a la emisión de Leliqs, lo que alimentaría la bola de nieve existente. En esta línea, concluyó en que el cuadro económico todo es el equivalente a una bomba de tiempo y que los efectos de esta política se verán reflejados en la factura de luz y del gas, en el precio de los alimentos y en los recibos de sueldo.
Detrás del planteo de Milei, sin embargo, se esconde la tentativa de avanzar en una devaluación en toda la línea e incluso de eliminar completamente las retenciones. Solo con estas dos medidas alcanzaría para que la inflación se incremente a niveles sin precedentes. La situación que “denuncia” Milei se agravaría, toda vez que una depreciación mayor de la moneda nacional dispararía los dolarizados precios del gas, así como los de los alimentos. Milei es partidario de rebajar aún más los impuestos que paga la clase capitalista, pero rechaza eliminar los que recaen fundamentalmente sobre los trabajadores, como el IVA, o el impuesto a las ganancias sobre los salarios.
La idea de avanzar en una dolarización de la economía llevaría a una catástrofe mucho mayor que la imperante en Argentina a principios de este siglo. Esto, por ejemplo, porque la deuda pública en comparación con ese periodo ha crecido de forma absoluta y también en relación al PBI nacional, a la vez que los salarios de los trabajadores argentinos se encuentran entre los más bajos de la región y la precarización laboral ha aumentado de forma exponencial.
Con todo, el programa de Milei es un refrito de medidas que ya han fracasado y que han contribuido a llevar a la Argentina al desastre. No hay diferencias con la “casta política” en ese sentido. Una planificación de la economía bajo control obrero terminaría con el parasitismo de la emisión monetaria y permitiría recapitalizar el BCRA. Solo un gobierno de trabajadores puede ponerle punto final a la decadencia del país.
Nazareno Kotzev
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