Desde el inicio de la presidencia de Donald Trump, sus medidas de aranceles y amenazas de sanciones han generado un freno a las subas de Wall Street y las criptomonedas y una renovada demanda del metal precioso con una suba de sus precios. Desde inicios del año el oro sube más de 10 por ciento, luego de haber tenido uno de los mejores años con un crecimiento de 27 por ciento en 2024.
La conmoción de los aranceles anunciados por Trump al asumir su segundo mandato ha sido un desencadenante de la aceleración de las subas de precios ante temores de una guerra comercial con implantación de aranceles sobre el oro y la plata. De allí que bancos y grandes operadores hayan decidido hacer retiros de oro de Londres -donde estaba depositado en las bóvedas del Banco de Inglaterra- para llevarlo a Nueva York.
La gran demanda de retiros se ha transformado en una corrida en el mercado de oro de Londres, ante los crecientes retrasos en entregar el oro, generando “colas” para retirarlo con demoras de hasta ocho semanas. Los propietarios de grandes tenencias de oro como bancos centrales, fondos de oro y participantes en el mercado de futuros de oro lo retiran de Londres y lo envían a Nueva York, para liquidar operaciones en el mercado de futuros de oro (COMEX).
Las compras de los bancos centrales y la demanda de “oro físico” comenzaron hace varios años
La demanda de entrega de oro físico se produce cuando desde hace tres años existe una demanda creciente de los bancos centrales de “oro físico”. Una razón fue la reclasificación del oro como activo de nivel 1 por parte del Banco de Pagos Internacionales como respuesta a la Crisis Financiera Global de 2008, como un activo libre de riesgos. Las reglas de Basilea III, anunciadas por primera vez en 2017, se aplican a los bancos que operan en los EE. UU., la Unión Europea y Suiza desde fines de junio de 2020.
Desde 2010 las compras de oro de los bancos centrales superaron las ventas y tuvieron un resultado neto positivo. Y desde 2022 la compra de oro tuvo una aceleración, duplicando el promedio de los 15 años anteriores, superando las 1.000 toneladas anuales. En 2024 superó los años anteriores alcanzando un total anual de 1.045 toneladas. Estas compras y la escasa oferta por años de desinversión en las minas de oro están en la base de la suba de los precios (https://www.gold.org/ 5/2). El oro en 2022 cotizaba a 1700 dólares por onza; hoy ya supera los 2.900 dólares.
Por qué los bancos centrales compran oro
La expansión de la compra de oro por parte de los bancos centrales (BBCC) desde 2022 es coincidente con la expropiación que realizaron Estados Unidos y Europa de las reservas de Rusia cuando invadió Ucrania. Fue un punto de inflexión para los bancos centrales que iniciaron una compra de oro “record”, duplicando las compras anuales, en un proceso que se incrementó hasta estos días y con una creciente demanda del oro “físico”. El riesgo de que se apliquen sanciones y que se expropien reservas o bonos como ocurrió con Rusia cuando invadió Ucrania fue otro aliciente para la demanda física de oro.
Las compras de oro por parte de los BBCC diversifican las reservas y las hacen menos dependientes del dólar al expandirse también a otras divisas.
La compra de oro es la contracara en los bancos centrales de la reducción de las tenencias de bonos del Tesoro, no renovando los vencimientos en algunos bancos y otros vendiendo. El caso más notorio es el banco central de China, que fue el mayor tenedor de deuda de Estados Unidos. En 2014 tenía 1,3 billones de dólares invertidos en bonos del Tesoro de Estados Unidos y en noviembre de 2024 solo alcanzan a 0,768 billones. Esta reducción de la demanda presionó a una baja de los precios de los bonos y una suba de las tasas de interés.
Esta es una tendencia que se ha instalado en el mercado de deuda, una reducción de la tenencia de los bancos centrales de deuda de Estados Unidos, presionando a una caída de sus precios en el mercado.
Mientras hay una menor demanda de bonos del Tesoro, también la participación del dólar en las reservas de los bancos centrales tiene una reducción; tuvo su mayor expresión en 1977 cuando alcanzó el 85% de las reservas globales de los bancos centrales, pero desde allí comenzó a declinar hasta el 56% en 2024 según datos del FMI.
El oro de “papel” es solo papel
La creciente demanda de oro “físico” en el mercado de oro de Londres ha puesto al descubierto las dificultades del Banco de Inglaterra para satisfacerla desde la asunción de Trump a la presidencia. La acumulación de solicitudes insatisfechas para retirar el oro del Banco de Inglaterra llevó la entrega del oro de pocos días a varias semanas.
Esto ha llevado a una reducción del precio en el Banco de Inglaterra de pocos centavos hasta varios dólares -hay “diferenciales” de precio. El oro en las bóvedas del Banco de Inglaterra tiene un descuento por las demoras en la entrega.
Bancos, empresas y comerciantes de metales venden “certificados de oro”, contratos de oro a futuro con entrega a determinado plazo, o fondos de oro que venden certificados de oro. La venta de “oro de papel” es muy superior al oro existente y ahora existe una creciente demanda de oro “físico” que progresivamente va poniendo en evidencia una discrepancia con las existencias.
El argumento de la venta de “oro de papel” se basa en las dificultades y costos que supone la tenencia de oro físico. Y a las facilidades de invertir en oro de “papel” y ahorrarse los costos de custodiar lingotes físicos, los costos de traslado, almacenamiento y seguros.
Las posibles discrepancias están en pleno desarrollo con una salida del oro de Londres hacia Nueva York, donde grandes bancos como ICBC, JP Morgan y HSBC están retirando el oro de Londres y llevándolo hacia Nueva York o Shangai.
El aumento en los envíos de oro a Estados Unidos, por su envergadura, parece tener más motivaciones que eventuales aranceles, y dijo la agencia Reuters, que “el default del oro no es exagerado ante la inexistencia de las tenencias en custodia” (29/1).
Las propuestas de “revaluación” del oro de Estados Unidos aceleran la demanda de oro
El movimiento de oro hacia Nueva York iniciado por grandes bancos y la circulación de propuestas de “revaluación” del oro del Tesoro de Estados Unidos para aliviar los vencimientos de deuda de los próximos meses han agregado combustible a la demanda del metal dorado.
Estados Unidos posee alrededor de 261,6 millones de onzas troy, o casi 8.200 toneladas métricas de oro. Esas reservas están valuadas actualmente a una tasa fija de 42,22 dólares la onza, el precio del metal a principios de los años 70, lo que lleva a un valor contable de 11.000 millones de dólares. Sin embargo, al precio actual del oro de unos 2.920 dólares la onza, el valor de mercado de esas reservas es de casi 765.000 millones de dólares.
Esta cifra podría dar liquidez al Tesoro en lo inmediato y es acorde con los dichos del actual Secretario del Tesoro: “Vamos a monetizar los activos del balance de Estados Unidos para el pueblo estadounidense”, dijo Scott Bessent el lunes pasado, cuando Trump firmó una orden ejecutiva que pedía la creación de un fondo soberano de riqueza. “Vamos a poner los activos a trabajar, y creo que va a ser muy emocionante”.
Sin embargo, las reservas ahora solo serían una pequeña fracción de la deuda total de Estados Unidos que supera los 36 billones de dólares. Las reservas de oro actuales son 0,765 billones o sea el 2,12% de la deuda. El alivio de la “revaluación” es mínimo si consideramos que los intereses anuales de la deuda son mayores y ya superan los 0,8 billones de dólares.
La demanda de los bancos centrales, “la revaluación” del oro y la demanda de oro “físico” se combinaron para poner en evidencia la falta de atractivo de la deuda de Estados Unidos.
Lo que estamos observando ahora es un vuelo hacia el oro en búsqueda de refugio. Y ahora algunos aventurados están proponiendo una “revaluación” para resolver el abultado nivel de deuda de Estados Unidos.
La demanda del oro revela la devaluación del dólar frente al metal dorado y el papel decreciente de esa divisa como sostén del sistema monetario global. La decadencia económica y financiera del dólar se pretende sustituir por aventuradas propuestas de “reserva estratégica” de Bitcoin o ahora una “revaluación” del oro. Lo que sigue en desarrollo es la devaluación del dólar ante el oro, reflejo de una decadencia económica que se intenta resolver explotando a otros países mediante tarifas, aranceles y sanciones.
Sergio Rivero
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