Blog marxista destinado a la lucha por una nueva sociedad fraterna y solidaria, sin ningún tipo de opresión social o nacional. Integrante del Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo de Argentina.
lunes, agosto 06, 2007
El 5 de agosto de 1985 murió Engels.
“Los revolucionarios rusos han perdido en su persona a su mejor amigo”
Después de la muerte de Marx, Engels, sólo continuó siendo el consejero y el guía de los socialistas europeos.
Federico Engels fue un dirigente y educador del proletariado amigo y colaborador de Marx, elaboró conjuntamente con éste, la teoría del comunismo científico y luchó con él por la liberación de la clase obrera, por el comunismo.
Engels nació el 28 de noviembre de 180 en la ciudad de Barmen, provincia de Renania.
Su padre era industrial textil. Engels hizo sus estudios en el colegio de Barmen y luego en el liceo de Elberfeld que se vio obligado a abandonar. Trabajó cerca de un año en la oficina de su padre y después en Bremen en una gran casa comercial. Fue allí donde se vinculó con el grupo radical “Joven Alemania”, y publicó artículos en el “Telégrafo Alemán”. En la primavera de 1841 Engels partió para Bremen y después de un viaje por Suiza y el norte de Italia, fue a Berlín donde se incorporó a un regimiento de artillería.
Eso no le impidió, sin embargo seguir un curso de filosofía en la Universidad donde tomó contactos con el círculo de jóvenes hegelianos.
En marzo de 1842, Engels publicó el folleto “Schelling y la revelación” en el que somete a una crítica rigurosa y precisa las concepciones místicas reaccionarias de Schelling.
En el mismo año 1842, una vez terminado el servicio militar, Engels partió para Inglaterra, a la ciudad de Manchester. Entró en conocimiento allí con la vida de los obreros, estudió la situación de la clase obrera inglesa, entró en relaciones con los militantes cartistas y comenzó a colaborar en las publicaciones socialistas.
En 1844 Engels publicó en París en los “Anales Franco Alemanes” de Marx y Ruge, su Estudio crítico sobre la “Economía Política”.
Marx calificó esta obra de esbozo genial de una economía política nueva, proletaria. A fines de agosto de 1842, Engels partió de Manchester con destino a Alemania.
Al pasar por París tuvo lugar su encuentro con Marx. Así comenzó la amistad de los dos grandes guías del proletariado, amistad de la que Lenin dijo que supera “a las más emocionantes narraciones de los antiguos acerca de la amistad humana”.
En París, Carlos Marx y Federico Engels escribieron el libro “La Sagrada Familia” dirigido contra los jóvenes hegelianos y con el cual echaron los cimientos del socialismo materialista revolucionario.
En 1845, de vuelta de Alemania, Engels publicó su célebre obra “La situación de la clase obrera en Inglaterra”, que Lenin calificó como “una de las mejores obras de la literatura socialista del mundo”.
En esta obra “Engels fue el primero en decir que el proletariado no sólo es una clase que sufre sino que el proletariado en lucha se ayudará a sí mismo”.
Estamos hablando de 1844 y aún hoy muchos trabajadores organizados en el PIT CNT confían ciegamente que sin lucha van a conseguir sus reivindicaciones, con la “desinteresada colaboración” de los dirigentes rentados por ellos mismos.
En la primavera de 1845, Engels se trasladó a Bruselas donde vivía Marx.
Allí elaboraron en común la ideología Alemana, critica de las insuficiencias de la filosofía de Feuerbach, de las concepciones de los jóvenes hegelianos y del “verdadero socialismo” doctrina reaccionaria alemana, cuyos sostenedores se alzaban contra la huelga de clases y predicaban la reconciliación general. De 1845 a 2847, Engels vivió en Bruselas y en París, prosiguiendo sus estudios científicos y su acción prácticamente los obreros.
Como Marx se puso en contacto con la organización clandestina la “Liga de los comunistas” y realizó un gran trabajo de preparación para el II Congreso de esa liga.
Escribió “Los principios del comunismo” -esbozo del programa de la “Liga de los comunistas”- y en común con Marx, el célebre “Manifiesto del Partido Comunista”.
Cuando la revolución de 1848 estalla en Francia, Engels se dirige a París siguiendo a Marx, expulsado de Bruselas. A principios de abril de 1848, habiendo comenzado la revolución en Alemania, Engels y Marx abandonan París y se dirigen a Colonia, donde se ponen a la cabeza de la “Nueva Gaceta del Rin”, que habían fundado, y se lanzan por entero a un gran trabajo revolucionario. Habiendo sido lanzada orden de arresto contra los redactores de la “Nueva Gaceta del Rin”, Engels parte para Bruselas.
Allí fue arrestado recluido en la cárcel y expulsado después. En octubre llega a París, de donde siguió para Suiza, y hasta enero de 1849 no vuelve a Colonia. Muy pronto Engels y Marx fueron llevados a los tribunales, acusados de “ultraje a las autoridades”.
Durante la audiencia, los acusados se comportan como acusadores, y el tribunal tiene que absolverlos.
Engels toma parte en la insurrección popular armada; pero una vez reprimida ésta, pasa al territorio suizo con los últimos destacamentos revolucionarios. A instancias de Marx, Engels se dirige a Londres.
No solo escribían libros los fundadores del marxismo, habría que ver a cuantos obreros y jóvenes de izquierda se les da a conocer la verdadera historia del marxismo.
Engels hace el resumen del periodo revolucionario de 1848 a 1849 en dos obras. En el libro de “La guerra campesina en Alemania” publicado en 1850 demuestra que las clases y los representantes de las clases que han traicionado en todas partes a la revolución en 1848 y en 1849, aparecen en calidad de traidores en 1525, aunque su traición fuera entonces menos evidente.
Por lo visto la traición surge desde el comienzo del marxismo y a saber quienes traicionan la revolución en sus comienzos, vuelven a traicionar más adelante aunque para muchos parezca menos evidente por su desconocimiento de la historia.
En la otra obra “Revolución y contrarrevolución en Alemania” 1851 y 1852 escrita en colaboración con Marx, Engels presta una gran atención a los problemas de la insurrección armada y enseña a los obreros que la insurrección es un arte.
En noviembre de 1850 se establece en Manchester donde trabaja en una casa de comercio de la que llega a ser más tarde consocio. Y se ocupa de nuevo en ese “maldito comercio” para poder otorgar apoyo financiero a Marx.
Durante su estada en Manchester, Engels escribe diversos trabajos sobre cuestiones militares que le interesan vivamente.
Lenin consideraba a Engels como un gran experto en materia militar. Durante este periodo, Engels trabaja también para ampliar sus conocimientos de idiomas extranjeros. Vive en Manchester hasta 1870. Marx y él se escribían casi todos los días, y en sus cartas discutían los problemas más diversos de teoría, política, táctica y economía.
En el seno de la I Internacional, Engels y Marx combatieron a los proudhonianos, a los bakuninistas y demás enemigos de la Internacional. En el otoño de 1870, Engels fija su residencia en Londres donde es elegido miembro del Consejo General de la I Internacional. Cuando ésta fue disuelta, Marx y Engels continuaron dirigiendo, sin embargo, el movimiento obrero.
Todo el peso de la lucha contra las corrientes hostiles al marxismo recayó entonces en Engels, puesto que Marx estaba absorbido por su trabajo en “El Capital”.
De esta época datan los artículos contra Dühring, publicados en 1877 y 1878 que constituyeron el Anti Dühring donde Engels, “analiza los problemas más importantes de la filosofía, de las ciencias naturales y sociales. Es un libro notablemente instructivo y de rico contenido”.
Al mismo tiempo, Engels se enfrasca en el estudio de las ciencias de la naturaleza y de las matemáticas. Se puede juzgar de los resultados de su trabajo con sólo leer “Dialéctica de la naturaleza”.
Después de la muerte de Marx, Engels, emprende la tarea de ordenar, elaborar y publicar los libros segundo y tercero de “El Capital” que Marx no había podido terminar.
El libro segundo apareció en 1885 y el tercero en 1894. Con ese trabajo Engels erigió un monumento grandioso a su genial amigo. Es en ese período también, cuando Engels escribió “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”.
En 1888 apareció su libro “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía
Clásica alemana” que cómo el Anti Dühring, fue útil a generaciones enteras de marxistas para aprender los elementos del materialismo dialéctico y del materialismo histórico.
A principios de la década del noventa Engels continúa desarrollando en su correspondencia las ideas del materialismo histórico. Los vulgarizadores del marxismo pretendían que el materialismo histórico, al atribuir una importancia decisiva a los cambios en la economía negaba el papel de la superestructura: Estado Ideología etc. Semejante interpretación del marxismo representaba un serio peligro, pues conducía a una contemplación pasiva de la historia, al menosprecio del papel de las ideas, de las instituciones políticas, de la lucha del proletariado por la conquista del poder político.
Esta interpretación no podía surgir, escribía Engels a Mehering en 1839, más que basándose en “una representación vulgar antidialéctica de la causa y el efecto, como dos polos fijamente opuestos, en un olvido absoluto del juego de acciones y reacción es. Que un factor histórico, una vez alumbrado por otros, que son en última instancia hechos económicos, repercute a su vez sobre lo que le rodea, e incluso sobre sus propias causas, es cosa que olvidan, a veces muy intencionadamente, esos caballeros”.
En sus cartas, Engels pone de manifiesto la interacción de la base y de la superestructura, muestra las particularidades específicas del desarrollo de la ideología filosofía, religión, arte, a diferencia de la economía; critica a ciertos “marxistas” quienes habiendo aprendido ciertos principios generales del materialismo histórico, no se toman el trabajo de estudiar en detalle los hechos concretos de la historia.
Al mismo tiempo que realizaba un inmenso trabajo teórico, Engels ejercía prácticamente la dirección del movimiento obrero internacional. Se interesaba vivamente por el movimiento revolucionario en Rusia y redactó una serie de artículos dedicados a las relaciones sociales en ese país.
En 1885 Engels escribía que los rusos se acercaban a la revolución democrática burguesa. “La revolución debe estallar en un instante determinado, y puede estallar en cualquier momento.
En esas condiciones, el país es como una mina cargada donde no hay más que encender la mecha”.
Al igual que Marx, Engels veía claramente que la revolución política en Rusia tendría una importancia considerable para el movimiento obrero de Occidente.
Desde los comienzos de su actividad política hasta el fin de su vida, Engels fue un ardiente combatiente revolucionario, el guía reconocido del proletariado internacional, el mejor intérprete de sus intereses de clase. Combatió implacablemente el oportunismo en los partidos obreros, opuso al desnudo sus errores criticándolos severamente y orientó la actividad de ellos por el camino revolucionario.
“Después de la muerte de Marx, Engels solo, continuó siendo el consejero y el guía de los socialistas europeos”.
Engels murió un 5 de agosto de 1895.
Marx, Engels y Lenin nos enseñaron a combatir el oportunismo de manera implacable, poniendo al desnudo sus errores y tratando de orientar la actividad de los trabajadores y sectores políticos de izquierda por el camino revolucionario.
Modestamente intentamos seguir con humildad, sus enseñanzas y orientar nuestra teoría y nuestra práctica en esa dirección.
Este sábado se dieron cita en un Plenario los dirigentes de los partidos políticos y de las bases del Frente Amplio, para acordar lo que ya habían acordado el día anterior en la sede del Partido Socialista: convocar a un próximo Congreso.
A la hora de escribir estas líneas los compañeros nos informan que la propuesta de la Corriente de Izquierda y el 26 de Marzo de dejar una constancia de crítica y rectificación de rumbo de la política económica y social del Gobierno Progresista y llevar esa temática al próximo Congreso fue rechazada de plano.
Es que los comunistas, socialistas y tupamaros no pueden declararse en contra de la política económica y social del Gobierno de la misma manera como lo hacen en los muros pintados de la ciudad.
Es más, tanto los delegados partidarios como los de las bases no se dignaron siquiera a realizar un solo comentario sobre las tres intervenciones críticas de la actuación del gobierno por parte del Doctor Helios Shartou de la Corriente de Izquierda, Fernando Vázquez y Eduardo Rubio, del 26 de Marzo.
De todas las respuestas la peor de todas es la prescindencia, la que no se digna a responder ni siquiera a contestar, como se decía antes “es como oír llover”, o se solía decir en estos casos, “hablo yo o pasa un carro”.
Respuesta muy soberbia de los progresistas.
No dada a los dos pequeños agrupamientos políticos sin representación parlamentaria, y con o sin razón.
Sino con el pueblo, con la gente que está sufriendo las gravísimas consecuencias de la política antipopular de este gobierno.
Podrán negar la representatividad de estos agrupamientos, podrán desconocer sus razones, pero ignorar lo que está pasando con la alimentación de los más necesitados, con la vivienda, con la salud, con la crisis social, cultural, y espiritual del pueblo es un suicidio político y hacia el van los progresistas.
Se anuncia la visita del Presidente venezolano Hugo Chávez Frías la próxima semana.
Los uruguayos ya comienzan a especular con la visita del mandatario venezolano. La tendencia general de los uruguayos es de suponer que Hugo Chávez podría intentar llamar la atención a Tabaré Vázquez acerca de su política errónea y pro norteamericana.
Aún quedan restos de idealismo en buena parte del pueblo uruguayo.
Lo más probable es que Chávez pase por Montevideo más para volver a dar una mano a un Gobierno en caída libre que para exteriorizar un sentimiento crítico a la conducción de Vázquez.
La primera vez Chávez pidió a los uruguayos desde su alocución desde la Intendencia de Montevideo que le tuviéramos paciencia al nuevo Gobierno; evidentemente ya estaban corriendo algunos meses y no se veía un camino de cambios, sino de continuismo total. Y fue evidente que los amigos del Presidente de la Revolución Bolivariana le deben haber solicitado que se le diera una mano con la gente.
Ahora nos suena más a eso que a otra cosa.
Cuando vino Bush a Uruguay invitado por el gobierno de Vázquez, el Presidente Chávez realizó una demostración de dignidad y soberanía enorme junto a su par, el Presidente Argentino Néstor Kirchner, ese fue el mayor gesto que el pueblo uruguayo y la izquierda política debe valorar.
Ahora vuelve a Uruguay ¿qué le vamos a pedir a Chávez? ¿que critique al gobierno públicamente?
Eso solo puede caber en la cabeza de alguien que no conoce las relaciones públicas ni la política en lo más mínimo.
Debemos más bien esperar lo contrario, lo que no quiere decir que en realidad sea también lo que quisiera Chávez y los venezolanos en este momento de este gobierno.
Pero somos nosotros los que debemos comprender a Chávez, porque para él sí que es mucho mejor Vázquez que Batlle o Lacalle en el plano de la política exterior.
Pero indudablemente dentro del “nuevo plan comunicacional” del Gobierno progresista lo que valdrá más es la foto que trate de “empardar” un poco la otra foto con Bush, pero no mucho más que eso.
PREPÁRENSE PARA UNA BUENA FOTO DE TAPA EN EL DIARIO OFICIALISTA CON UN ABRAZO Y UN TITULAR MÁS O MENOS QUE DIGA “TODO EL APOYO DE CHÁVEZ AL GOBIERNO DE VÁZQUEZ”.
PERO RECUERDEN TAMBIÉN QUE EN LO MÁS PROFUNDO DEL PENSAMIENTO DE CHÁVEZ, YA ESTÁ DICHO ANTES, AQUELLO QUE DIJO JOSÉ ARTIGAS.
¡NADA DEBEMOS ESPERAR SINO DE NOSOTROS MISMOS!
CX36 RADIO CENTENARIO DE URUGUAY
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