domingo, agosto 05, 2007

La vinculación del Partido con las masas: principio insoslayable.



La vinculación del Partido Comunista de Cuba con las masas es uno de los principios cardinales para su existencia. Nada, ni nadie, puede obligar a que las masas sigan a la organización partidista por el simple hecho de que se declare como representante de sus intereses o porque la Constitución proclame el papel dirigente del Partido en la sociedad cubana. Sólo porque ha demostrado su condición de destacamento de avanzada en la sociedad, es que el pueblo cubano considera al Partido Comunista de Cuba como su real y genuino dirigente.
Así lo preveía V. I. Lenin cuando alertaba:
No basta titularse “vanguardia”, destacamento avanzado, es preciso también obrar de suerte que todos los demás destacamentos vean y estén obligados a reconocer que marchamos a la cabeza.[1]
De igual manera, en la concepción martiana acerca del Partido Revolucionario Cubano (PRC) estuvo siempre mantener la unidad de los cubanos. Así, en el artículo No. 3 de las Bases del PRC, expone que: El Partido Revolucionario Cubano reunirá los elementos de revolución hoy existentes y allegará, sin compromisos inmorales con pueblo u hombre alguno, cuantos elementos nuevos pueda , a fin de fundar en Cuba por una guerra de espíritu y métodos republicanos, una nación capaz de asegurar la dicha durable de sus hijos y de cumplir, en la vida histórica del continente, los deberes difíciles que su situación geográfica le señala.[2]
El artículo No. 8, define entre los propósitos concretos del PRC: Unir en un esfuerzo continúo y común la acción de todos los cubanos residentes en el exterior (...) y congregar a los habitantes de la Isla en un ánimo favorable a su victoria.[3] Por último, en los Estatutos del PRC se aclara que entre los deberes de las Asociaciones está: Unir y disponer para la acción, dentro del pensamiento general por la atracción y la cordialidad, cuantos elementos de toda especie le sean allegables.[4]
En los años primeros de la Revolución, cuando se fundaba el Partido, el compañero Fidel, dejó bien definido un concepto que llega hasta nuestros días:
Un aparato revolucionario, existe no por y para el aparato revolucionario, un aparato revolucionario existe por y para las masas revolucionarias. Esta es una razón de existir. La revolución se hace por las masas y para las masas. Esa es la razón de existir de un partido, y todo su prestigio y toda su autoridad estará en relación con la vinculación real que tenga con la masa. Ese partido no tendrá autoridad ante la masa por ser partido, sino que será partido por la autoridad y el prestigio que tenga ante las masas.[5]
Por tanto, resulta imposible que las organizaciones de base del Partido Comunista de Cuba puedan cumplir su misión y tareas si no incorporan conscientemente a las masas en la solución de los problemas. Es entre las masas donde el Partido trabaja, no existe otro espacio para hacerlo. Para ellas y por ellas vive el Partido.
De modo muy claro y práctico lo advirtió Lenin a su partido, cuando expuso:
A fin de servir a las masas y expresar sus intereses acertadamente comprendidos, el destacamento de vanguardia, la organización, ha de mantener toda su labor entre las masas, recurriendo para ello a todos sus mejores elementos sin excepción, comprobando a cada paso, minuciosa y objetivamente, si se mantiene viva esta relación con las masas. Así y solo así educa e instruye el destacamento de vanguardia a las masas, expresando sus intereses, enseñándole a organizarse, dirigiendo toda la actividad de la masa por el camino de una política consciente de clases.[6]
La enseñanza de José Martí, también es válida en la relación partido-masa, cuando escribió: (...) para poner a la patria independiente cimiento de siglos, —no es un partido en verdad lo que se amasa, sino un pueblo.[7]
Es sabido que cuando el Partido actúa separado de las masas, estas niegan el papel de aquel, y en la organización partidista se encamina directamente al sectarismo, y este, por supuesto, acrecienta la desvinculación. Es el suicidio del Partido y de la Revolución. La historia conserva muchos ejemplos del costo político e ideológico de ese alejamiento. El Primer Secretario del CC del PCC, el compañero Fidel, en fecha tan temprana como el 11 de abril de 1962, expresó:
Porque el sectarismo desprende a cualquier partido revolucionario de las masas y son las masas las que amamantan cualquier vanguardia revolucionaria, son las masas las que alimentan, las que proveen de sangre y de energía a cualquier organización revolucionaria, y desprenderse de las masas, despegarse de la masas, equivale a cortar el cordón umbilical, de donde se tiene que alimentar una organización revolucionaria, de donde tiene que buscar sangre, energía, fuerza, cuadros, pues todas las fuerzas y toda la energía provienen de la masa.[8]
La plataforma ideológica aprobada en el V Congreso del PCC declara que el Partido Comunista de Cuba es el que educa y aprende en su permanente contacto con el pueblo trabajador y tiene como estilo de trabajo conocer en todo momento las dificultades, los criterios y las propuestas de las masas, Y deja muy bien explicado que: El enemigo combate a nuestro Partido, no porque sea el único, sino porque su existencia y labor garantiza la unidad de nuestro pueblo.[9]
La fuerza principal del Partido Comunista de Cuba de sus organizaciones de base, no está solamente en el número de sus militantes sino en el nexo y la unidad que mantenga con la masa no militante en el centro de trabajo o en la comunidad. Actuar de manera diferente es encerrarse en si mismo, aislarse, perder fuerza e influencia y dejar de desempeñar el papel dirigente. Los militantes y el núcleo en su conjunto como método y estilo de trabajo, deben tener siempre presente cumplir cuatro consejos leninistas:

Vivir la vida obrera, conocerla en todos sus aspectos.

Ser capaces de determinar sin equivocarse ante cualquier problema y en cualesquiera circunstancias, el estado de ánimo de las masas, sus verdaderas aspiraciones, necesidades y pensamientos.

Saber establecer sin la menor sombra de falsa idealización su grado de conciencia y la fuerza de la influencia de unos u otros perjuicios o reminiscencias del pasado.

Saber conquistarse, con una actitud de camaradería hacia ellos y una solicita preocupación por sus necesidades, la confianza ilimitada de las masas.[10]

A veces, las organizaciones de base del Partido se alejan inconscientemente de las masas. Esto sucede cuando los trabajadores desconocen las actividades que realiza el núcleo, los asuntos que tratan en sus reuniones y los acuerdos o acciones partidistas que acometen. Además, ocurre cuando los acuerdos de las organizaciones de base no expresan claramente el papel que corresponde al Partido y a sus militantes; cuando aquellos solo tienen un carácter administrativo o funcional y no van dirigidos a dar solución, en el seno de los trabajadores, a las dificultades, deficiencias e insuficiencias que se analizan en las reuniones. Sobreviene también el alejamiento, si a los trabajadores no se les invita a las reuniones del núcleo ni se les propone integrar las comisiones de trabajo partidistas.
Un ejemplo fue el acto de masas con motivo de la clausura del I Congreso del PCC en la Plaza de la Revolución, donde Fidel planteó:
Si allí en el “Carlos Marx” se reunió el congreso del Partido, aquí en la Plaza de la Revolución de reúne el Congreso del Pueblo para expresar su apoyo a los acuerdos del Congreso. Pero si allí votamos, aquí debemos votar también. Si allí discutimos y aprobamos todas las tesis, aquí en representación de todo el pueblo, debemos también votar, y preguntar a nuestro pueblo si apoya o no apoya los acuerdos del Congreso.[11]
Durante la formación de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) —antecedente del Partido Comunista de Cuba— se cometieron errores sectarios con métodos semiclandestinos, carentes de vínculos con las masas, y sin tener en cuenta, que de ellas debía nutrirse, el nuevo Partido. Así, no podía desempeñar el papel de vanguardia que la Revolución necesitaba. En esta compleja circunstancias, el compañero Fidel esclareció la teoría y la práctica de esa nueva organización partidista. En ese caso, un Partido revolucionario en el poder.[12]
A partir de entonces, los métodos establecidos garantizaron la fortaleza del Partido y el papel preponderante de las masas. Las cualidades que se requerían para integrar el Partido debían ser expuestas a los colectivos de trabajadores y propiciar que ellos señalarán quiénes de sus compañeros poseían tales virtudes y después de un amplio debate de opiniones se decidiera por votación de todos los trabajadores, los que reunían los méritos para formar la cantera de obreros ejemplares. De esta manera, el núcleo formado por los mejores trabajadores pasaba a ser el espejo de las mejores virtudes del colectivo de trabajadores. Pues esa vanguardia, agrupada en un núcleo, estaba integrada con la opinión de todos. Y desde entonces, se expone en el documento: En todos los casos, la opinión de las masas y no las decisiones unipersonales ha sido, y es, la condición determinante para la selección de los militantes.[13]
Toda la estructura y exigencias del funcionamiento del Partido está concebido para que mantenga un vínculo estrecho permanente con los trabajadores no militantes, es decir, con todo el pueblo. Cuando acudimos a los Estatutos y a los Reglamentos del Partido Comunista de Cuba apreciamos en todo su articulado la instrumentación del principio de la vinculación con las masas.
Al consultar el primer capítulo de los Estatutos se encuentran definiciones que exigen el cumplimiento del principio de la vinculación del Partido con las masas: el PCC como fuerza dirigente de la sociedad asume el mandato del pueblo de orientar y coordinar los esfuerzos comunes de toda la nación; basa su autoridad en la justeza de su línea política, en el ejemplo de sus militantes, en el vínculo con el pueblo, en su capacidad de escuchar, de persuadir y de incorporar a la mayoría a la lucha por los objetivos de la Revolución; moviliza a las masas en función del desarrollo económico y social, en su condición de Partido de la unidad y vanguardia organizada de la clase obrera y de los más amplios sectores del pueblo trabajador y de todos los patriotas y revolucionarios; adquiere la obligación de propiciar que en su actuación, funcionamiento y estructura encuentren espacio las sugerencias, opiniones, puntos de vista y aspiraciones legítimas de aquellos a quienes representa. Por último, insisten los Estatutos:
Lo anterior significa una indisoluble unión entre partido y pueblo que se expresa en la capacidad de sus cuadros y militantes para aprender del pueblo, estar atentos a sus valoraciones, criterios y opiniones, e incorporar a la propia actividad partidista, como estilo, el diálogo permanente con las masas.[14]
Los Estatutos del Partido, también exigen de sus organismos y organizaciones de base:
· Mantener constantemente la vinculación con los trabajadores y miembros de la comunidad donde se desenvuelven, según el caso, atender sus inquietudes, escucharlos y aprender de estos.
· Promover el diálogo para intercambiar criterios y esclarecer la política, explicar las prioridades, las limitaciones y carencias que sea preciso enfrentar;
· Analizar sus planteamientos críticos sobre la actividad del propio partido y del Estado.
· Educarlos y movilizarlos conscientemente, de modo directo y por medio de la Unión de Jóvenes Comunistas y de las organizaciones de masas para llevar a la práctica la política del Partido.[15]
En el orden práctico, los Reglamentos —complementan y desarrollan lo establecido en los Estatutos del Partido— indican las vías para el establecimiento del vínculo entre las organizaciones de base y la masa de trabajadores. El Reglamento para el ingreso en el Partido Comunista de Cuba, destaca que entre los principios para desarrollar los procesos de ingreso al Partido es inexcusable la selección de sus militantes entre los que sean elegidos trabajadores ejemplares en asambleas u otra forma de consulta con las masas. El artículo 23 establece:
La asamblea de elección de trabajadores ejemplares y de consulta con las masas no solo ayudan a conocer y comprobar la calidad y el prestigio de los futuros miembros del partido, sino, además deben fortalecer los vínculos de este con la masa de trabajadores, y constituir por ello un formidable vehículo de educación política e ideológica para los que participen.[16]
El Reglamento para la aplicación de las sanciones en el Partido Comunista de Cuba también sostiene la relación Partido-masa, y dice:
Las sanciones no solo sirven para educar a los militantes que han cometido las faltas, sino que constituyen, además, un medio de educación para el resto de los integrantes de las organizaciones y organismos del Partido, las masas trabajadoras y la población en general que han conocido los errores cometidos por los miembros del Partido.[17]
Además, precisa que, cuando las sanciones aplicadas sean la separación de las filas del Partido o la expulsión, siempre se debe informar a las masas y, como regla, se debe explicar las causas por las cuales se excluye del Partido. Si la medida es de carácter interno, la organización de base debe acordar también si la hace pública o no, teniendo en cuenta la repercusión que el hecho haya tenido en el colectivo laboral o en su lugar de residencia.
Por su parte, el Reglamentos para la desactivación de militantes del Partido Comunista de Cuba, declara que una de las causas para solicitar la desactivación del Partido es cuando un militante:
Pierde las condiciones propias de un militante al demostrar pasividad, pérdida de iniciativa o falta de acometividad hacia las tareas que el comunista debe realizar entre las masas y en la vida interna del Partido, lógicamente sin llegar a cometer faltas o errores que sean causa para una sanción de separación o expulsión de las filas del partido.[18]
Si un militante no puede realizar su trabajo entre las masas, es muy lógico su retirada, pues esa es la razón de ser de un comunista. Aunque hay que diferenciar entre los que pierden tal condición por edad o enfermedad, y los que por actitud les falta acometividad para actuar entre las masas.
Al acudir al Reglamento para las organizaciones de base del Partido Comunista de Cuba apreciamos con mayor fuerza los métodos y estilos de trabajo para convertir el vínculo con las masas en una actividad normal y cotidiana del funcionamiento del Partido.
En primer lugar, dentro del conjunto de tareas que el artículo No. 1 exige cumplir a los núcleos y comités del Partido, se encuentran:
· Impulsar entre los trabajadores la superación política, cultural y técnica.
· Promover el diálogo entre los trabajadores y el pueblo con un enfoque diferenciado.
· Analizar de manera permanente el estado de ánimo existente, las opiniones, inquietudes y demandas de las masas.
· Propagar entre las masas la política y las decisiones del Partido.
· Desarrolla entre sus miembros y demás revolucionarios en su radio de acción, mediante el diálogo y la persuasión, un alto espíritu de combatividad ante lo mal hecho.
· Trabajar e impulsar la preparación de los trabajadores y de todo el pueblo para la defensa de la Patria, la Revolución y el Socialismo.
· Promover actividades relacionadas con la educación patriótica militar e internacionalista, fundamentalmente, entre los jóvenes.
· Orientar, controlar y ayudar a las organizaciones de base de la UJC y del sindicato.
En segundo lugar, está reglamentado que, una vez efectuadas las asambleas y en un plazo no mayor de 10 días, el núcleo debe informar a los representantes de la dirección administrativa, a la UJC, a los dirigentes de las organizaciones de masas y, posteriormente, a los trabajadores de su radio de acción sobre los principales resultados de su trabajo partidista, los objetivos del trabajo futuro, la nueva dirección elegida y los resultados de las evaluaciones realizadas a los militantes.[19] Este método encierra un profundo contenido político e ideológico, además de ser un efectivo medio de vinculación con las masas y de lograr que participen, con mayor conciencia en las tareas que se propone la organización de base.
En tercer lugar, el artículo No. 14 esclarece que los informes de los asuntos y temas que el núcleo o el comité analizan en sus reuniones deben estar enfocados desde el ángulo del Partido. Ello implica, entre otras exigencias, la de tener en consideración el estado de ánimo de los trabajadores y las actividades desarrolladas con las masas. Asimismo, significa que los compañeros designados para elaborar el informe pueden auxiliarse de las opiniones de la sección sindical, de la UJC y de las organizaciones de masas donde corresponda, y debe estar presente, además, los criterios de los trabajadores más vinculados a la situación que se analiza, aunque no sean militantes.
De igual modo, el artículo No. 17, exige que entre los asuntos esenciales a tratar en las reuniones de las organizaciones de base está la situación política e ideológica del colectivo de trabajadores o la población y sus condiciones de trabajo y de vida.
En cuarto lugar, el artículo No. 16 indica que la dirección del núcleo debe concentrarse en la atención y control de las actividades más importantes, en movilizar y organizar la participación de todos los factores y de los propios trabajadores en la solución de los problemas principales que se presenten. Y precisa:
Su papel es trabajar con el hombre, dialogar, convencer, influir decididamente, en la comprensión y apoyo de los trabajadores y la población, donde corresponda, a la política del partido.[20]
También indica, que la dirección del núcleo tiene que actuar como un equipo capaz de movilizar a los militantes y a todos los trabajadores a enfrentar las dificultades presentes en un momento determinado. Por último, este artículo requiere que una de las tareas principales de la dirección de cada núcleo es garantizar que la totalidad de los militantes participen en la realización de las tareas partidistas, especialmente, entre las masas. Es importante, que en las reuniones del núcleo se precisen las tareas que a cada militante le corresponde trasladar o tratar al resto de los trabajadores.
En quinto lugar, el artículo No. 19 contiene uno de los métodos más valiosos de vinculación con las masas. Aquí queda definido un grupo de conceptos que resulta necesario que, cada cierto tiempo, los núcleos comprueben objetivamente cómo se van cumpliendo en el seno de la organización. Nos referimos a la responsabilidad del Partido para:
· Representar los intereses e inquietudes de los trabajadores y del pueblo en general.
· Actuar directamente con las masas y hacerlas participe de sus principales tareas y acuerdos.
· Recoger sus sugerencias y proposiciones.
· Someter al juicio crítico de los trabajadores la labor del partido.
El artículo mencionado determina que, como método, los núcleos invitarán a sus reuniones ordinarias o extraordinarias a personas no militantes cuando en ellas se prevea tratar asuntos cuyo análisis debe ser enriquecido por las opiniones y sugerencias de los trabajadores: para conocer sus puntos de vista y escuchar sus proposiciones sobre cómo enfrentar y resolver los problemas. Este método es una forma de hacer participe al trabajador de las tareas y acuerdos del Partido y de someter al juicio crítico de los trabajadores la labor del núcleo.
En sexto lugar, el artículo 21, refleja de manera extraordinaria lo máximo en la actividad del núcleo para mantener su vínculo con los trabajadores. Se trata de la integración y de las tareas de las comisiones que crean los núcleos del Partido. Primero, define que podrán incorporarse a ellas militantes de la UJC y trabajadores no militantes y, segundo, que las comisiones se crean para asesorar y ayudar a la dirección del núcleo, y a este en su conjunto, en la fiscalización e impulso de aspectos importantes.
Más adelante, en el artículo No. 23, se reglamenta que:
Como parte de su estilo de trabajo, los núcleos informarán a las masas aquellos asuntos que por su importancia y repercusión deben ser conocidos.
Para brindar la referida información pueden usarse diferentes vías que van desde su divulgación individual por los militantes hasta la utilización de la asamblea sindical.[21]
Si los núcleos tratan en sus reuniones temas de interés para los trabajadores y se toman acuerdos que den solución a las dificultades, deficiencias e insuficiencias, entonces quiere decir, que después de cada reunión partidista siempre habrá un contenido que informar a la masas, para que esta participe de una manera consciente en las tareas que propone la organización de base del Partido. Además, las vías para ofrecer la información son muchas, y no siempre ha de ser por medio de la asamblea sindical.
En séptimo lugar, el artículo No. 40 reitera que las organizaciones de base, en la búsqueda de las mejores soluciones a los problemas relacionados con la actividad específica de los centros realicen las necesarias recomendaciones a la dirección administrativa, y lo más importante, que sus militantes ejerzan influencia política, ideológica y moral en los trabajadores y los movilice en el cumplimiento de los objetivos trazados por la organización.
El análisis de los asuntos y temas tratados en sus reuniones, la organización de base del Partido —según se establece en el artículo 43— entre los aspectos que analiza determina qué iniciativas positivas surgidas de los trabajadores hay que calorizar y qué problemas que afecten el estado de ánimo y disciplina de los trabajadores deben solucionarse. Y en el artículo No. 45 muy claro se dispone:
El núcleo precisará, organizará y distribuirá las tareas de sus militantes y los controlará de modo tal que estos sean ejemplo de disciplina y esfuerzo laboral y que, a la vez actúen enérgicamente entre los trabajadores haciendo conciencia de cuáles son los problemas principales y qué hacer para solucionarlos, creando la voluntad de lucha, promoviendo el entusiasmo y el espíritu emulativo.[22]
En octavo lugar, el reglamento dedica un capítulo completo a la relación de la organización de base del Partido con la organización sindical, y expone las vías, formas y métodos para establecer este vínculo. En uno de los cuatro artículos, que contiene, se indica que las organizaciones de base del Partido preparan a sus militantes para que estos, como parte de la masa trabajadora, tengan una participación activa en las asambleas con los trabajadores y contribuyan a cohesionar el colectivo laboral.
Asimismo, otro capítulo con siete artículos, está dedicado a las relaciones de la organización de base del Partido con la organización de base de la UJC, donde de igual manera establecen las diferentes vías para establecer el vínculo entre ambas organizaciones. Así, en una de sus partes dice:
Los militantes del partido con su ejemplo y en sus relaciones con los militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas más cercanos a ellos, deben sentirse responsables de influir permanentemente en su formación comunista y desarrollar todas las acciones que consideren necesarias para lograr que sean ejemplos de conducta revolucionaria.[23]

Ttoda la actividad funcional reglamentada de los núcleos del Partido está concebida para que se cumpla en estrecha vinculación con la masa de trabajadores no militantes. No es posible acometer una sola tarea del Partido con eficacia sin tener en cuenta la participación activa de todos los trabajadores, desde el ingreso al Partido hasta cada una de las acciones que acomete la organización de base. Las normas organizativas de funcionamiento aseguran la razón de ser del Partido: la vinculación con las masas y el trabajo político e ideológico con las masas. En tal sentido, el Segundo Secretario del CC PCC, General de Ejército Raúl Castro Ruz ha insistido, sobre todo, en las últimas asambleas de balance de los comités provinciales que la esencia del trabajo del Partido es con las masas, en función de organizarlas, orientarlas y encauzar sus potencialidades.
Nunca estará demás que las organizaciones de base razonen, periódicamente, como mantienen vivo y aplican el principio insoslayable de la vinculación con las masas. La organización u organismo del Partido que viole este principio se convertirá en un ente virtual, incapaz de educar y movilizar a los trabajadores, de dirigir a las organizaciones de la UJC y sindicales que actúan en su radio de influencia, y mucho menos a convocar a las masas a enfrentar las deficiencias, insuficiencias y dificultades de los centros de trabajo.

Eugenio Suárez Pérez
Dr. en Ciencias Históricas
Mayo/2005
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[1] V. I. Lenin: OC. T. V. Editora Política, La Habana, 1963, p. 432.
[2] Ibídem, p. 279
[3] Ibídem, p. 280.
[4] Ibídem, p. 281.
[5] F. Castro Ruz: Reunión en el Comité Provincial de las ORI en Matanzas. Cuba Socialista. No. 9, año II, mayo de 1962, p. 12.
[6] V. I. Lenin: OC. T. XIX, Editorial Cartago. Buenos Aires, 1960, pp. 405-406.
[7] José Martí: Patria, New York, 3 de abril de 1892, t. 1, p. 136.
[8] F. Castro Ruz: Reunión en el Comité Provincial de las ORI en Matanzas. Ob. Cit.
[9] El Partido de la unidad, la democracia y los derechos humanos que defendemos. Editora Política, La Habana, 1997, p. 42.
[10] Ver, V. I. Lenin: OC. T. 33, p. 175.
[11] F. Castro Ruz: Ediciones OR. Trimestre octubre-diciembre, 1975, pp. 199-200.
[12] Ver: El Partido de la unidad, la democracia y los derechos humanos que defendemos. Editora Política, La Habana, 1997, p. 36.
[13] Ibídem, p. 37.
[14] Estatutos del PCC. Editora Política, La Habana, 1998, p. 3.
[15] Ver, ibídem, p. 4.
[16] Reglamentos del Partido Comunista de Cuba. Editora Política, La Habana, 1999, p. 63.
[17] Ibiden, p. 105.
[18] Ibídem. P. 119.
[19] Ver Reglamentos del Partido Comunista de Cuba. Editora Política, La Habana, 1999, p. 14.
[20] Ibídem, pp. 16-17.
a style="mso-footnote-id:ftn21" href="#_ftnref21" name="_ftn21" title>[21] Ibídem, p. 23.
[22] Ibídem, p. 40.
[23] Ibídem, p. 47.

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