35 años de frente en el Sahara Occidental
La creación, el 20 de mayo de 1973, del Frente Por la Liberación de la Saguia El Hamra y Río de Oro (Frente POLISARIO -en adelante FP-) supone la consolidación de un movimiento político reconocido por la propia ONU desde 1975, que deberá enfrentarse, con escasísimos medios, al ejército español primero y, tras el abandono de la colonia, a los ejércitos mauritano y marroquí.
Desde la entrada en vigor del alto el fuego en 1991 el FP ha centrado sus esfuerzos en el mantenimiento de unas condiciones de vida dignas para la población saharaui desde entonces refugiada en Tinduf (Argelia), al tiempo que protagoniza las negociaciones auspiciadas por la ONU y la Unión Africana para la puesta en práctica de los sucesivos Planes de Paz y en definitiva, para la administración de la descolonización total del territorio de la República Árabe Saharaui Democrática ocupada actualmente en un 75% de su superficie por Marruecos.
Han pasado los años y el FP, representante legítimo de la sociedad saharaui, cumple 35 años. 35 años con aciertos y también errores, haciendo frente a la inoperancia de una Comunidad Internacional incapaz de llevar a buen puerto sucesivos acuerdos de paz, una y otra vez rotos por la desfachatez de un régimen, el marroquí, que al tiempo que bloquea la tan necesaria transición a la democracia que garantice la paz y el desarrollo para su propio pueblo, impide la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental.
Si estudiamos los poderes legales del monarca alauí, ratificados en la Constitución vigente de 1996 según la cual el rey elige y destituye al primer ministro, quita y pone ministros, aprueba y veta leyes, es Jefe Supremo de las fuerzas armadas y “comandante de los creyentes”, es fácil entender porqué la supuesta apertura democrática marroquí, publicitada a bombo y platillo desde gobiernos amigos como el español o el francés, sigue dándose de bruces contra la realidad.
Un rey aliado de occidente que sin embargo reclama que su estirpe se remonta al mismísimo Mahoma. En este contexto, conviene recordar algunos aspectos de este conflicto que con demasiada frecuencia son silenciados:
La Corte Internacional de Justicia, órgano judicial principal de las Naciones Unidas, en su dictamen sobre el Sahara Occidental (1975), consideró aplicable la Resolución 1514 de la Asamblea General a la descolonización del citado territorio y, en particular, el principio de autodeterminación mediante la expresión libre y auténtica de la voluntad del Pueblo Saharaui.
Desde entonces, la ONU –tanto el Consejo de Seguridad como la Asamblea General- ha adoptado decenas de resoluciones sobre el Sáhara Occidental reconociendo el derecho del Pueblo Saharaui a su autodeterminación.
El Sáhara Occidental tiene una doble naturaleza jurídica internacional: es un Territorio No Autónomo; pero también es un Territorio Ocupado militarmente. Por ello debe quedar sometido a los parámetros jurídicos del Derecho Internacional Humanitario y a la aplicación del IV Convenio de Ginebra.
El Muro defensivo construido por Marruecos supone una violación flagrante de los principios que rigen los Territorios Ocupados, que prohíben a las autoridades de ocupación emprender medidas para cambiar su configuración, capaces de influenciar en el futuro político de estos territorios.
El pueblo del Sahara Occidental posee soberanía permanente sobre los recursos naturales del territorio. Todo Estado debe abstenerse de concertar acuerdos con Marruecos que impliquen la exploración y/o explotación de los recursos naturales del Sahara Occidental.
En las zonas ocupadas por Marruecos persisten las detenciones arbitrarias, las torturas, la falta de garantías ante la Policía y ante los Tribunales, y continúa la persecución a través de juicios penales, con marcado móvil político, contra líderes saharauis y defensores/as de los Derechos Humanos.
“Cuando la guerra se disfraza de paz es la peor de las paces (...) Esa paz que es de guerra vierte sangre en los suelos y es sangre de los cuerpos, maldición repentina, embuste enmascarado”. Son versos de Benedetti. Es el día a día del Pueblo Saharaui.
Tras años y años de espera la paciencia del Pueblo Saharaui se agota y el Frente POLISARIO acaba de comunicar en su reciente congreso que la actual ronda de conversaciones auspiciadas por la ONU que ahora enfrentan su quinta fase no puede constituir un fin en sí misma, alertando incluso sobre la posibilidad de que se reanuden las hostilidades militares. Nadie quiera que eso suceda, no obstante, nadie podrá tampoco hacer al Pueblo Saharaui responsable de lo que sería una tragedia anunciada tras años y años de espera pacífica y confianza en la negociación auspiciada por la ONU.
Sin embargo, solucionar el conflicto del Sáhara Occidental no es difícil. Es posible diseñar una solución en unas pocas horas de democracia a través de la organización de un referéndum de autodeterminación. No se trata de un conflicto étnico, ni de un conflicto religioso o el de dos pueblos por un solo territorio, es un caso clásico de descolonización inconclusa.
¿Y nosotras qué? http://www.todosconelsahara.com/, ENTRA Y FIRMA, que les quede claro. El Sáhara no se vende, de rendirse mejor ni hablamos.
Asociación de Amigas y Amigos de la RASD de Vitoria-Gasteiz
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