jueves, mayo 29, 2008

Alejo será siempre una presencia viva


Asume Graziella Pogolotti la presidencia de la Fundación cubana que lleva el nombre del autor de El siglo de las luces

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

"Son muchos y de diverso alcance los proyectos; lo que verdaderamente importa es trabajar para que Alejo sea siempre una presencia viva en la cultura cubana", expresó la doctora Graziella Pogolotti al asumir ayer en La Habana como nueva presidenta de la Fundación Alejo Carpentier.
Su presentación tuvo lugar en la sede del Ministerio de Cultura, donde su titular, Abel Prieto, miembro del Buró Político del Partido, se refirió a la trascendencia del trabajo intelectual de Graziella a lo largo de varias décadas y su conciencia crítica como garantes de la nueva responsabilidad. De acuerdo con los estatutos de la Fundación, correspondió al Ministerio de Cultura dar los pasos necesarios para cubrir la vacante dejada por Lilia Esteban, viuda de Carpentier, quien falleció el pasado febrero, y asegurar la continuidad y desarrollo de la institución. Los presentes en el acto evocaron, además, la larga y entrañable amistad entre Lilia y Graziella.
"No puedo ocultar mi entusiasmo —comentó la Pogolotti a Granma— ante una misión tan estimulante. La Fundación tiene que proyectarse en el amplio espectro de la vida y la obra de Alejo, un hombre al que casi nada fue ajeno: la arquitectura, la música, las artes visuales, el cine, el periodismo y, desde luego, la literatura."
En lo adelante, la institución tendrá dos sedes; la original, donde el novelista situó el punto de partida de los personajes de El siglo de las luces, en la calle Empedrado, a dos pasos de La Bodeguita del Medio y escasos cincuenta metros de la Plaza de la Catedral —abocada a un proceso de restauración por parte de la Oficina del Historiador de la Ciudad—, y la casa de Lilia, en El Vedado.
Una vez culminada su restauración, el inmueble de La Habana Vieja pondrá su acento en la promoción social del legado carpenteriano y de los temas que le fueron afines al escritor. "Tendrá la dinámica de un centro cultural con programas de carácter público y algunos destinados a sectores específicos, como los maestros y los jóvenes", acotó la Pogolotti. En El Vedado se concentrarán los procesos de documentación y las tareas investigativas, "aunque quisiéramos conservar intacta —observó— la salita donde Lilia recibía a sus amistades en tertulias inolvidables".
Pero en el orden inmediato, la cercanía del 2009 impondrá tareas impostergables: el año próximo se conmemorará el aniversario 105 del nacimiento del escritor y los 60 de la publicación de El reino de este mundo. Existen planes para la presentación en la Feria Internacional del Libro Cuba 2009 de una edición popular de la paradigmática novela y se impulsarán los trabajos para que meses después pueda ver la luz la tan esperada edición crítica.
La ocasión fue propicia para indagar acerca de cuándo y cómo Alejo entró en la vida de Graziella: "Alejo solía decir que me conoció antes de que yo lo conociera a él. Y tenía razón. Me vio de niña, pues era muy amigo de mi padre y se visitaban en París antes de la Segunda Guerra Mundial. Ambos recordaban una anécdota en la que fui protagonista. Una noche celebraban una fiesta, había comida y música cubanas. Y para no molestar a la niña, llevaron mi cuna a la habitación del baño. Era una cuna clásica, de esas con cortinas. En una de esas, Alejo, según contó, advirtió que la niña estaba despierta, al tanto de la música, pues descubrió cómo con un dedo estaba descorriendo el cortinaje, imbuida del jolgorio de los mayores".
"Años después, como algo natural, fui leyendo sus artículos y notas —creo debe estudiarse a fondo su producción periodística—, y sus novelas. Escribí un comentario sobre El acoso y él leyó aquella publicación. La recibió como una agradable sorpresa. La niña había dejado de serlo y ahora era la crítica de su obra."

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