Si algo ha evidenciado la noticia de la supuesta muerte de Manuel Marulanda es que el Estado es incapaz de confirmar la muerte del Comandante en Jefe de las FARC. Y que J. M. Santos está haciendo campaña electoral.
Por Allende La Paz
Si algo ha evidenciado la noticia de la supuesta muerte de Manuel Marulanda es que el Estado es incapaz de confirmar la muerte del Comandante en Jefe de las FARC. Por esa razón el ministro de guerra, J. M. Santos, en plena campaña electoral, ‘tiró la piedra y escondió la mano’.
Por un lado, porque los militares y el régimen narco-paramilitar necesitan una noticia de impacto que haga dirigir las miradas hacia otro lado que no sean la narco-para-política y la ‘Yidis-política’ uribista, que los tiene con ‘la soga en el cuello’. Por eso ha tratado de inventar la ‘farc-política’, en una frenética ‘cacería de brujas’ y macartismo –al estilo de los USAmericanos-, pero la cosa no les ‘ha cuajado’, no les ha pegado. Es tan anodina la argumentación de la fiscalía que la broma del año es: ‘¿Ya saliste en el computador de Raúl Reyes?’.
Dos, porque los militares quisieran –y quieren- que Marulanda caiga en ‘la trampa del bobo’ –que no lo va hacer- y diga ‘aquí estoy, vivo’, y les resuelva la crisis de incertidumbre que tienen. Para poder decir: no importa cómo murió, pero ‘necesitamos’ saber que ya murió!, y así sus almas envenenadas de odio puedan descansar.
Tres, porque las FARC –de ser cierta la noticia, y ellas aún no han dicho nada-, en esas circunstancias actúan serenamente haciendo primero, lo primero. Y cuando un combatiente muere, lo primero es su entierro con todos los honores militares, y después viene lo segundo. Y lo segundo podría ser informar sobre el hecho si el colectivo considera necesario decirlo, es decir, habría que arreglar ‘las cargas’, un montón de cosas, y eso se lleva su tiempo, y, al tiempo, seguir enfrentando los planes militares de los gringos y la oligarquía –que esos sí andan sin desmayo tratando de ‘cazarlos’-.
Y sabido es que los tiempos de las FARC no son los tiempos del reloj del citadino. Sus tiempos son exasperantes para los militares y el régimen narco-paramilitar. ‘Sobre la marcha’, dicen que dicen. Casos hay muchísimos de ‘políticos’ oligárquicos que han pretendido imprimirles a las FARC sus tiempos y se han estrellado.
Pero lo que si se ha demostrado, además, es que Juan Manuel Santos está en plena campaña por la presidencia. Ya la Revista Cambio ‘abrió fuegos’ en el juego de alabanzas y ‘logros’ de J.M. El Tiempo todos los días saca alabanzas a uno de sus dueños. Había entonces que dar la ‘chiva’ de la supuesta muerte de Marulanda –aún las FARC no confirman ni niegan, y lo harán en su momento preciso-, pasando por encima del presidente. Porque la verdad es que una ‘noticia de esa envergadura’ debió darla fue el presidente y no el ministrito de guerra. Pero J. M. Santos, con todo lo ladino que es, pensó ganarle la ‘línea de partida’ a los ‘otros’ candidatos uribistas –Noemí, VargasLleras, ‘Uribito’, Sergio Fajardo, etc-, y llegar ganancioso a la ‘línea de llegada’, por encima inclusive de la propia preferencia del presidente.
Y entonces por cuenta de la supuesta muerte de Manuel Marulanda, se ha evidenciado que hay ‘dos presidentes’. Álvaro Uribhitler y Juan Manuel Santos. Dos demonios distintos y un régimen narco-paramilitar verdadero. Pero J. M. Santos no ha contado con que su ‘aparato’ –el ‘partido de la U’- está inmerso hasta los tuétanos en la narco-para-política y ‘Yidis-política’ uribista y el régimen en su caída se llevará por delante a todo aquel que quiera jugarle una mala pasada.
Y cuando todo pase, veremos a través de la maraña de mentiras, desinformaciones, terrorismo mediático, un régimen desmoronándose, ‘chapotando’ en su propio estercolero, pero que aún sueña con ver muerto a Manuel Marulanda, sin saber que Marulanda es un mito y una leyenda, y como tal vive hoy y vivirá eternamente en la memoria del pueblo colombiano.
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