domingo, agosto 03, 2008

La IV Flota, la oligarquía traidora, la "guerra preventiva" y Falsimedia

Antonio Maira

Los EEUU están dispuestos a convertir en un casus belli su intento de dominación sobre Venezuela. La campaña mediática para vincular a Hugo Chávez con los “crímenes internacionales” de los rogue states ha sido puesta en marcha -de manera creciente en intensidad y ampliando la gravedad de las acusaciones- desde hace mucho tiempo.
Los grandes “crímenes contra el derecho internacional” que ha cometido y comete Venezuela –según los Estados Unidos, el “Gran Hermano” del derecho de gentes y del derecho humanitario-; son los siguientes:
1º- Venezuela -dice Falsimedia (unidad orgánica y funcional de los más influyentes medios de comunicación: El País en España, por ejemplo) es un estado terrorista y que apoya a la “organizaciones terroristas”.
2º.- -Venezuela es un “estado frustrado”, caótico, sin autoridad estatal: como en el Chile de Salvador Allende el pueblo ha votado a quien no debería votar. Es la “fórmula Nixon-Kissinger”.
3º.- Venezuela apoya y participa en el tráfico internacional de drogas. Tratándose de EEUU (Irán Gate; Vietnam, Afganistán); y de Occidente en general, la denuncia es de una claridad aplastante: podría utilizarse como prueba de cargo en el TPI contra todos los países que la formulan o son cómplices -permitiendo su divulgación en los medios de comunicación.
4º.- Finalmente; Venezuela –con su aliado Cuba- desarrollan “Armas de Destrucción Masiva” por la combinación de dos factores:
-Venezuela compra a Rusia misiles de alcance medio para instalar en buques, territorio propio y aviones de combate.
-Cuba tiene aeropuertos militares de gran capacidad operativa y el compromiso de considerar una agresión armada a Venezuela como una agresión armada a Cuba.
La indiscutible legalidad internacional y el ámbito soberano en el que Venezuela y Cuba realizan sus previsiones defensivas no es óbice para la preparación de la “guerra de cualquier momento”, justificada por la doctrina jurídica neofascista de la “soberanía mundial de los EEUU” y por la doctrina militar de la “guerra preventiva”.
Tampoco lo es para que los “aliados de EEUU” realicen la tarea infame de justificar, silenciar, compartir y apoyar la campaña de propaganda para la guerra, y la intervención mediática para preparar a la opinión pública. (1)

Los Estados Unidos han fracasado en todos los intentos de derribar a Chávez

-Las posibilidades que tiene una revuelta oligárquica apoyada por un sector afín de los mandos militares, por la jauría del terrorismo mediático y por las acciones de golpismo continuo como el protagonizado durante meses por los generales “gorilas de Altamira”, es absolutamente nula (golpe del 11 abril).
Chávez ha transformado a las fuerzas armadas en un ejército bolivariano y ha creado un sistema de milicias cada vez mejor equipado. Detrás de la milicias el pueblo inmediatamente armado.
El general Baduel, un Pinochet venezolano, ha sido el último eslabón en la cooperación de mandos militares con procesos de desestabilización acompañados por amenazas y llamadas al uso de la fuerza. La intervención del “general del 11 de abril” ha sido cobarde y traidora, además de patética.
Los intentos de desestabilizar al gobierno venezolano se han encontrado siempre con la enorme capacidad de anticipación estratégica y con la discreción activa de Hugo Chávez. A estas alturas es evidente –incluso para un observador externo- esa capacidad de prevenir y resolver los problemas estratégicos que tiene el presidente venezolano y que ha incluye –también evidentemente- la experiencia revolucionaria y de resistencia en lucha, de su amigo y mentor Fidel Castro y de la revolución cubana.
-La segunda opción de paralizar la economía a través del control del petróleo jamás volverá a presentarse (sabotaje petrolero dic-ene 02-03). El paro empresarial conduciría a la ocupación inmediata por el pueblo y a la nacionalización de la grandes industrias –incluidas todas las transnacionales-, tal como ocurrió con la crisis de las refinerías norteamericanas en los primerísimos tiempos de la Cuba revolucionaria.
El control sobre todos los procesos de sondeo, evaluación de reservas, inversiones, explotación, producción, refino, comercialización y exportación es una de las principales victorias estratégicas de Hugo Chávez.
También lo es la inmediata inclusión del petróleo -como materia prima de toda Latinoamérica- en el patrimonio común destinado a apoyar los procesos de unidad continental, sostener los procesos revolucionarios y defender a los pueblos más pobres ante el desastre inmediato de la crisis económica mundial y el crecimiento de los precios de los combustibles.
-Las guarimbas en Caracas son el sueño borracho de una noche de verano de las clases medias fascistizadas que ya no ven a los oligarcas apuntando con el índice (en televisión, claro), para señalar el rumbo de las avalanchas en la dirección del Puente de Altamira y del Palacio de Miraflores.
-El “cacareo mediático internacional” –en sí mismo- no tiene la más mínima influencia sobre el pueblo venezolano: sólo alienta el absoluto disparate en el discurso mediático y en la estrategia de la oligarquía que ya no tiene a quién comprar para matar mil veces más que en el Carachazo.
Todos esos fantoches de la que fue la oligarquía más poderosa de América Latina -que monopolizó totalmente el poder en servicio propio y de los Estados Unidos-, tienen ya la “primera residencia” en Miami.
-Lo de las manifestaciones de los estudiantes ha sido otra representación teatral en las TV privadas, que ya no sirve ni para atraer a los periodistas movidos por la Secretaría de Defensa de los EEUU y pagados por la USAID y la NED.
Puestas así las cosas la gran pregunta es: ¿Cómo matar a Hugo Chávez?
-Los repetidos intentos de “liquidar a Hugo Chávez” mediante atentado con francotiradores, bombas, derribo de aviones o helicópteros, ha fracasado por el momento.
Anticipándose a sus enemigos, el presidente de Venezuela ha buscado y encontrado formas de comunicación directa con su pueblo que han disminuido el altísimo nivel de riesgo al que se sometía los primeros años de la democracia popular y protagónica.
Los viajes programados y anunciados, las concentraciones masivas en lugares muy cerrados, las intervenciones de estudio televisivo anunciadas con antelación en VTV; y, sobre todo, los mítines electorales en las calles muy estrechas de los barrios populares de Caracas, han sido reemplazados por otras formas de comunicación más continuas, más directas, pero realizadas con estructuras de seguridad más adecuadas a la amenaza de los EEUU y de la oligarquía apátrida de Venezuela.
Programas como el nuevo “Aló Presidente”, contactos telefónicos con asambleas populares, uso espontáneo del vídeo en conexión directa con programas de debate, y otras formas de comunicación han surgido de la necesidad de protección ante amenazas evidentes, y de la necesidad revolucionaria de comunicación con el pueblo.
Se ha asegurado la inmediatez, la respuesta rápida, la réplica y contrarréplica, y el intercambio de puntos de vista antagónicos, ante una audiencia movilizada masivamente por el interés de la información y por su participación –masiva y continua- en el proceso revolucionario. La interrelación comunicativa se ha visto poderosamente estimulada por la claridad con la que el presidente expresa sus puntos de vista en relación con el proceso revolucionario. Esta nueva dinámica de interrelación y participación continua, de intercambio de información y pasión revolucionaria se ha realizado con estructuras de seguridad más adecuadas.

El casus belli, el derecho el ataque preventivo sobre el presidente de Venezuela

El “terrorismo de las FARC”, la internacionalización (según las normas de soberanía mundial de los EEUU e intervención militar ilimitada) del conflicto interno colombiano, la “implicación de Ecuador” mediante el ataque yanqui-colombiano al campamento de negociación humanitaria, fueron los primeros actos de la puesta en marcha de la nueva “fase de calentamiento” en esta opción de alistamiento para una guerra que amenaza con su inmediatez y con su imprevisibilidad como la espada de Damocles.
La IV Flota, la oligarquía traidora, la guerra preventiva y Falsimedia, son los elementos militares, los métodos, los cómplices, los aliados, y las acciones de propaganda para terminar con las resistencias y emergencias revolucionarias en América Latina.
La estrategia imperial es la de criminalizar a Chávez, convertirlo en cómplice del terrorismo internacional, acusarlo de poner en peligro con “armas de destrucción masiva” a los Estados Unidos y a los países de la zona, convertir al “populismo bolivariano” en la gran “amenaza para la democracia y la libertad en la región”, y realizar un ataque preventivo que se lleve por delante al “dictador” Hugo Chávez (2)

29 julio de 2008

Nota:

Dedico este artículo, escrito con la urgencia que exigen los procesos sociales, a la magnífica periodista y investigadora social cubana, Rosa Miriam Elizalde, que tantas cosas nos está enseñando a los que participamos -desde nuestras trincheras locales- en la defensa y realización de la revolución bolivariana, e intentamos abrir nuevas vías para un posible, muy posible, mundo nuevo.

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