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jueves, febrero 11, 2016
Buitres con Fondo
El cierre del litigio con los fondos buitres constituye el plato principal del diseño para asentar una suerte de régimen político macrista
El cierre del litigio con los fondos buitres constituye el plato principal del diseño para asentar una suerte de régimen político macrista. El tarifazo; los despidos masivos en la administración pública; la aceptación del pago de decenas de miles de millones pesos a los bancos y cerealeras que operaron en forma fraudulenta en el mercado futuro de divisas; la contratación de un préstamo con bancos internacionales con destino al Banco Central; el restablecimiento de la auditoría de las cuentas públicas por parte del FMI; en suma, todo el ‘ajuste’ macrista se encuentra condicionado al arreglo con los buitres y al aval de ese arreglo por parte del Congreso de la Nación. Como le cuenta un ‘experto’ a Ámbito Financiero (3.2), “No hay mucho que discutir (...) El resto es ‘pour la galerie’”. En el parlamento argentino, los representantes del pueblo hacen fila para votar lo que se les presente.
Los buitres son conocidos, en inglés, como ‘hold outs’, porque rechazaron suscribir las reestructuraciones de la deuda en cesación de pagos convenidas con los acreedores en 2005 y 2010. Representan un 7% del total, o sea unos u$s 6 mil millones de los u$s 90 mil millones, aproximadamente, que fueron negociados. Se trata de valores nominales, esto porque en la mayor parte de los casos los títulos de la deuda fueron comprados a un 10 al 20% - a ‘grosso modo’, u$s 900 millones. El gobierno nacional y popular de Néstor Kirchner evitó la compra oportuna de esa deuda desvalorizada, para no chocar con los ‘mercados’ internacionales. En los contratos de reestructuración de deuda ratificó la jurisdicción de Nueva York. Las sentencias del juez de ese distrito, Griesa, acreditan a la mitad de los que quedaron afuera de los canjes, que litigan en esa ciudad, arriba de u$s 9 mil millones. La inclusión de la otra mitad, en Europa o Japón, llevaría el total a u$s 20 mil millones - sin contar las costas del juicio. Unas veintidos veces el valor de adquisición. El monto supera en forma holgada las expectativas de rendimiento de cualquier operador ‘basura’ del mercado financiero. En otro terreno, los litigios en el Ciadi, el tribunal arbitral del Banco Mundial, Argentina acumula, por disputas con las privatizadas que se retiraron del país, deudas potenciales del orden de los u$s 11 mil millones (La Nación, 3.2).
Los ejecutivos macristas han ido a la Gran Manzana a discutir una quita sobre lo establecido por las sentencias de Griesa, como lo hicieron los emisarios K a principios de 2014 - es decir sobre los valores super inflados por los intereses y los punitorios que el juez fue amontonando en sus diversos fallos. No se impugna la legitimidad de estos recargos, ni se exige una quita sobre el valor nominal de la deuda, a pesar de que fue comprada por debajo del 20% de ese valor. El gobierno acaba de reconocer a los ‘bonistas italianos’ la totalidad del valor nominal original más un premio del 50 por ciento. Prat Gay estaría reclamando que se recalculen los intereses acumulados por el fallo de Griesa de acuerdo a lo que establece la Afip de EEUU en los casos de incumplimientos impositivos. Para el ‘experto’ ya citado: “Políticamente será fácil de camuflar (el acuerdo) utilizando siempre como marketing la quita a aplicar sobre la sentencia. Muy distinto es la quita a aplicar sobre el valor original de la sentencia” (Ámbito). La naturaleza extorsiva del arreglo al que quieren llegar Macri y Prat Gay no se le escapa ni a sus más entusiastas simpatizantes. Un Congreso soberano rechazaría un acuerdo semejante a libro cerrado.
El tema de la ‘quita’ esconde, sin embargo, otro fraude: la posibilidad de pagar con títulos públicos que rendirían tasas de interés superiores al 7% en dólares; Prat Gay dijo que no se pagaría con reservas. El problema es que esos bonos solamente podrían ser vendidos por debajo de la par. La solución Kicillof para Repsol - asegurarle en ese caso un resarcimiento mayor - sería inviable. (Al Club de París se le debían u$S6 mil millones, y Kici les reconoció u$s9.700 millones (punitorios). Se dice que el buitre Elliot reclama cobrar en efectivo aunque en cuotas - lo cual mantendría el conflicto judicial hasta el abono del último tramo. Estamos ante alternativas que representan, para Argentina, un estrangulamiento tanto financiero como político.
Vista de conjunto se trata de una salida desesperada; al final del camino está el Fondo - FMI. La calificadora S&P acaba de informar (La Nación, 5.2) que la deuda pública de Argentina es un 53% del PBI, poco menos de u$s300 mil millones, desmintiendo las alucinaciones tanto kirchneristas como macristas que la rebajan al 14 por ciento. El macrismo la puede llevar, con sus endeudamientos parasitarios (deudas sobre deudas) al 60% en un par de semanas. Hay que tener en cuenta, además, las deudas de las provincias y las para estatales - como YPF. La deuda local del Banco Central (Lebac) es de $ 500 mil millones, al 30% de interés promedio. El macrismo está impulsando una especulación gigantesca sobre la deuda pública de Argentina, sin ninguna contrapartida en términos de inversión. Debido a la sobreproducción y a la caída de la tasa de ganancia, la tasa de inversión, a nivel internacional, es negativa - hay destrucción de capital.
Llamamos a una campaña para rechazar la aprobación de los acuerdos con los fondos buitres, y para desarrollar, en oposición al macrismo, una salida de la izquierda y de los trabajadores.
Jorge Altamira
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