miércoles, abril 15, 2020

El capitalismo y el origen de la pandemia del coronavirus



La pandemia del Covid-19 está actuando severamente en el cuerpo moribundo del régimen mundial capitalista. Pero es este mismo régimen el que, en su decrepitud, ha dado origen al virus en su búsqueda de mecanismos contrarrestantes a la caída de su tasa de beneficio. Hay datos contundentes al respecto.

Los Angeles Times (13/2/2020) afirma que el brote se centró en un mercadito de mariscos de Wuhan, en el sur del país de China con vendedores y compradores como los principales afectados. En dicho mercado se vendían mapaches, murciélagos, zorros, roedores y víboras. La Organización Mundial de la Salud sostiene que la epidemia se originó “en murciélagos y luego saltó a un huésped intermedio, antes de infectar a humanos”. Infobae (27 de enero de 2020) completa esta información diciendo que tal proceso fue la transmisión del Covid-19 de un murciélago a una civeta (huésped) que lo transmitió a humanos. The New York Times sostiene que China es clave en el comercio ilegal de animales silvestres. El profesor de microbiología David Rodríguez de la Universidad de Burgos sostiene que: “El inicio de esta epidemia se debe a un salto de especie entre un hospedador animal a un ser humano. Según un análisis reciente de las casi 32.000 especies de vertebrados terrestres, alrededor del 20% de ellas se compran y se venden en el mercado mundial legal o ilegalmente, facturando 20.000 millones de dólares y constituyendo el cuarto en el comercio ilegal más grande después de las drogas, el contrabando de personas y la falsificación” (BBC, 3/2/2020).
La OMS ha señalado siete mil alertas posibles de brotes infecciosos (mucho más que en décadas pasadas) debido al calentamiento global. El Foro Económico Mundial ha denunciado que la gran epidemia de zika en 2015 coincidió con el calentamiento oceánico. Marcela Orozco, investigadora del CONICET, relata en una entrevista a La Nación que en la década del noventa en Malasia se establecieron granjas en áreas silvestres ocupadas por murciélagos, para criar cerdos, en la proximidad de árboles frutales cuyos frutos eran mordidos por los murciélagos, infectándolos con un virus del cual eran portadores, y que al caer al suelo eran comidos por los porcinos, que al estar en contacto con humanos, los enfermaban con consecuencias mortales en algunos casos. Lo dicho por la científica argentina es concomitante con lo aseverado por el biólogo evolutivo Rob Wallace en relación a la agroindustria. Wallace sostiene que el capital se está apropiando de los últimos bosques primarios y tierras de cultivo de pequeños propietarios en el mundo. Esto, agrega, produce la deforestación, cuya consecuencia es la aparición de enfermedades, a partir de agentes patógenos que se encontraban en las tierras deforestadas, que a partir de su desmonte entran en contacto con los nuevos ocupantes, constituidos por el ganado que se infecta y transmite a los seres humanos los virus infecciosos. En su afán de aumentar sus beneficios, el agronegocio acapara el mercado de alimentos desplazando a los pequeños campesinos y rompiendo el equilibrio ecológico. La característica genética del ganado criado por el agronegocio es que es muy uniforme y selectiva, lo cual lleva a la eliminación de cualquier cortafuego inmune, en virtud de que su propósito es buscar el mayor rendimiento.
El ecólogo Jean Michel Claverie (de la universidad de Aix Marseille) ha manifestado respecto a algunos virus que habían desaparecido hace centenares de miles de años bajo los hielos del Ártico, que han despertado como fruto del calentamiento global (que no es un fenómeno natural, sino que obedece a la explotación de hidrocarburos para vender en el mercado mundial, lo cual es una constatación de la devastación ambiental que no solo quema bosques y produce inundaciones, sino que hace reaparecer virus y bacterias hace mucho desaparecidas). El ecólogo mencionado agregó que se han hallado virus gigantes(pithovirus silvericum y mollevirus silvericum con una antigüedad de más de treinta mil años), que fueron revividos en un laboratorio conservando sus capacidades infecciosas. Es fundamental agregar que la explotación petrolera y gasífera en el Ártico se realiza a través de excavaciones cuyo resultado es la aparición de agentes patógenos bajo la forma de bacterias o virus resistentes a antibióticos y otros medicamentos conocidos actualmente. Cabe señalar que el Ártico es la última gran fuente hidrocarburífera en ser explotada, lo cual ocasiona la pérdida de millones de kilómetros cuadrados de hielo. La United States Geological Survey informa que en el norte del Círculo Polar Ártico hay una reserva de noventa billones de barriles de petróleo no descubierto y 44 billones de barriles de gas en las mismas condiciones. Es que el Ártico guarda el 22% de las reservas petroleras del mundo según datos de National Geographic. El gran negocio de extracción de petróleo y gas ha llevado a las grandes compañías petroleras a la destrucción y contaminación de esa región del planeta con el riesgo potencial de la proliferación de enfermedades hasta ahora desconocidas por la humanidad. Las compañías que han invertido en este negocio destructivo son Imperial Oil, la rusa Rosneft, Exxon, Conoco, Philips Company,Aboriginal Ripeline Group. La más destacada es Canada Shell, cuya inversión ha sido de 14.500 millones de dólares en Beafourt y el Ártico de Alaska, aprovechando la pérdida de hielo por el calentamiento, lo cual facilita las perforaciones.
El territorio helado del Ártico de quince millones de Km cuadrados ha sido repartido para la explotación petrolera y gasífera entre Canadá, Suecia, Rusia, Noruega, Finlandia,, Dinamarca y Estados Unidos. Es de destacar que Noruega, que se vanagloria de tener una energía limpia, sin embargo contamina el planeta siendo el principal productor y exportador de gas y petróleo de Europa occidental, el decimotercero del mundo, de petróleo y el tercero de gas.
La explotación minera, que también es causante de efectos contaminantes y de desencadenamiento de nuevos agentes patogénicos es objeto del afán de ganancia capitalista de parte de las grandes compañías mineras que explotan hierro, cinc, diamantes y uranio en el Ártico destacándose en este aspecto la London Mining Company.
El mundo está siendo golpeado por el coronavirus, un flagelo ligado al lucro capitalista. Los sistemas sanitarios de todos los países no están en condiciones de enfrentarlo, en la medida en que sus presupuestos están dirigidos al salvataje del capital en derrumbe y han acentuado su feroz competencia para hundirse recíprocamente aumentando las tendencias a la guerra. El capital pretende romper las cuarentenas en todo el mundo en virtud de su finalidad suprema que es la realización de la ganancia. Esto ya está llevando a choques entre la clase obrera y la clase capitalista, como ocurre en Italia, Francia, Estados Unidos, países de África, y en Argentina. La tendencia a las rebeliones populares madura y crece. Es nuestro papel organizarlas y llevarlas al triunfo. La salida a esta crisis es la revolución socialista mundial. Esa es la salida a la catástrofe del capital.

Roberto Gellert

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