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domingo, abril 26, 2020
Universal, escritor y siempre cubano.
Precisamente un 24 de abril, hace ya 40 años, el pueblo y gobierno cubanos, en la base del Monumento a José Martí, en la Plaza de la Revolución, procuraron el último adiós a una figura insigne de la literatura antillana y universal, un intelectual extraordinario y genuino representante de la vanguardia estética: Alejo Carpentier Valmont (1904-1980).
“El periodista es en sí un historiador, él es el cronista de su tiempo; y el que anima con sus crónicas la gran novela del futuro”, sentenció en una entrevista concedida al periódico Granma, en 1976, el autor de obras tan notables como ¡Ecue-Yamba-O! (1934), El reino de este mundo (1949), El siglo de las luces (1962), entre otras. Y es que este novelista brillante, además de consagrarse con gloria a la narrativa –se le considera artífice de su renovación en el continente americano–, incursionó con similar resonancia en la crítica cultural periodística y el ensayo.
Acrisolado musicólogo, promotor cultural, gestor de proyectos editoriales, plásticos y musicales, este hombre nacido en Lausana, Suiza, y cubano hasta la médula, fue un teórico excelso, cuyo pensamiento radical, progresista, revolucionario y antimperialista desbordó los límites de su tiempo.
Y aunque su cultura tuvo una ascendencia europea, supo con magistral donaire impregnarse de la espiritualidad, las raíces y la cultura de nuestros pueblos de América y el Caribe para asimilar un concepto que singularizó su creación toda.
“Pocos artistas han logrado estructurar, partiendo de su sensibilidad y pensamiento estético, una categoría cultural de tan vasto alcance. Lo barroco americano y lo real maravilloso dan una imagen de tal complejidad y belleza que solo puede ser entendida por los hombres que perciben las contradicciones, paradojas, contrastes y antagonismos de la vida cultural y política del continente como algo cotidiano”, escribió hace varios años el doctor Armando Hart Dávalos para el diario Por esto!, en su edición digital.
En ello radica la universalidad de Alejo Carpentier, un creador que ha sabido narrar para todas las generaciones, con una genialidad impresionante y desde la cosmovisión del ser cubano, latinoamericano y caribeño.
Roxana Rodríguez
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