miércoles, abril 29, 2020

¿Se rompe el Mercosur?



Detrás del portazo virtual que pegó el gobierno argentino al apartarse de la agenda de negociaciones de los acuerdos de libre comercio del Mercosur, asoma un dislocamiento de bloque regional.
Cuando la Cancillería argentina comunicó el viernes 24 que se abría de las tratativas para la firma de acuerdos comerciales con Corea del Sur, Canadá, India, Singapur y el Líbano -que vendrían avanzando impulsadas por Brasil, Uruguay y Paraguay-, el Mercosur entró en un impasse, porque los países socios deben negociar este tipo de tratados obligatoriamente en forma conjunta.
Desde el gobierno argentino aseguran que de todas maneras no obstaculizarían las gestiones, sino que proponen un funcionamiento a “dos velocidades” para no romper el bloque. El resto de los gobiernos afirma que la agenda prevista para alcanzar los acuerdos de libre comercio seguirá su curso. Además, Argentina no dejaría las negociaciones para avanzar en la implementación de los tratados con la Unión Europea y el EFTA (compuesto por Suiza, Noruega, Liechtenstein e Islandia). Pero el asunto es complicado, y es el bloque mismo el que peligra.
Desde la Casa Rosada fundamentaron la decisión en los reclamos de las patronales industriales, tanto argentinas como brasileñas, ya que el día anterior fue publicada una solicitada conjunta de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil que expresa "gran preocupación” por el impacto de un eventual acuerdo con Corea del Sur.
De esta manera, Alberto Fernández presenta su política como una defensa de la industria nacional, contra la orientación liberal de los otros gobiernos que favorece una apertura que reforzaría la primarización de la economía ¿es así?
En realidad no. El centro de gravedad de la decisión oficial es preservarse de cualquier acuerdo que limite la potestad de fijar retenciones a las exportaciones, que es una de las posibilidades que se barajan en las negociaciones bilaterales. No es una política de desarrollo nacional, porque las divisas que se recaudan finalmente se fugan en el pago de la deuda.
Pero el apartamiento de la cocina de los tratados del bloque regional puede traer serias complicaciones, y ya todos los sectores clave de la burguesía criolla pusieron el grito en el cielo.
Es que si efectivamente se firmaran tratados de libre comercio con países como Corea del Sur, Canadá o India sin la participación argentina, el cuadro sería aún peor. Finalmente, sin ningún beneficio, ingresarían al país –triangulados a través de los otros países del mercado común- los productos de industrias de mayor escala y productividad. El Mercosur quedaría así reducido a ser una zona de libre comercio, lo que golpearía de lleno a la industria nacional y pondría al agro a competir con los otros países sudamericanos (motivo por el cual la actitud oficial fue enérgicamente criticada por la Mesa de Enlace).
Según las cámaras patronales, un acuerdo con Corea del Sur afectaría directamente a las industrias de electrodomésticos y electrónica; mientras que la Copal (Alimentación) advierte por las graves consecuencias de un acuerdo con Canadá. Pero son las automotrices, que ya antes de la pandemia venían cayendo en picada, las que están en el ojo de la tormenta.

Iván Hirsch

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