jueves, abril 23, 2020

La crisis capitalista se ahoga en petróleo



Por primera vez en la historia se ha vendido el barril de petróleo a una tasa negativa en el mercado de Nueva York. En lugar de ganar, se tuvo que pagar para que compren.
Se debe a la sobreproducción petrolera mundial, a la caída del consumo de energía - potenciado por recesión y las cuarentenas pandémicas- y a un enorme espiral especulativo.

Sobreproducción y…

Existe sobreproducción mundial de petróleo. No es el coronavirus el que la ha provocado. Sí la ha potenciado. Se producía más petróleo que el que se consumía, producto del ingreso a una nueva fase recesiva. La Agencia Internacional de la Energía pronosticó que la oferta petrolera mundial iba a superar este año en más de900 mil barriles diarios a la
demanda (unidad de medida: mbd = millón de barriles diarios).
Hace tiempo se creó un organismo (Opep) que nuclea a Estados productores de petróleo para regular la producción y envío de hidrocarburos al mercado, a fin de que no caigan en demasía los precios por sobreoferta. Esta autorregulación significa que se podría producir más petróleo aún y no se lo hace para que no se depriman los precios. La Opep no integra a todos los países productores de petróleo. Esta comandada por Arabia Saudita y los países árabes, Venezuela, Irán, etc. Fuera de la Opep se encuentran principalmente Estados Unidos y Rusia. Esta última, sin embargo, ha venido estableciendo acuerdos con la Opep de autorregulación, que vencieron el 1° de abril. Arabia Saudita planteó una nueva reducción de 1,5 mbd. Y adelantó -ante el inicio de la pandemia- que seguramente se plantearían nuevas reducciones. Rusia se opuso. Esperaba que un retroceso en el precio del petróleo vendido fuera compensado con el mantenimiento o aumento de la cantidad exportada. Esto provocó la réplica de Arabia Saudita, que anunció el envío al mercado de 2,5 mbd más. La ruptura de acuerdos y el aumento de la oferta provocó el desplome del precio del petróleo.

…Guerras "comerciales"

¿Por qué se opuso Putin al acuerdo de restricción de producción de la Opep?
El gobierno ruso acusa que los barriles que Rusia se abstiene de colocar en el mercado son vendidos por empresas yanquis, que no se disciplinan a las limitaciones votadas. Lo cual impide que la autolimitación de la Opep desemboque en un aumento de precios.
Trump apoya las limitaciones a la producción de la Opep… para Rusia. Porque las exportaciones de hidrocarburos rusos suman un 40% de sus ingresos nacionales y un retroceso pondría en mayores aprietos al gobierno de Putin. Rusia viene siendo acosada por sanciones económicas yanquis, para obligarla a que ‘devuelva’ Crimea y retroceda en Ucrania, en Medio Oriente, y abra su economía a una mayor penetración al capital internacional.
En un primer momento, Trump alentó al príncipe saudita para avanzar en estos planes. Pero el fuerte desplome de precios significó un tiro por la culata.
Es que como subproducto de la crisis de 2008, Estados Unidos se lanzó a un amplio plan de producción de hidrocarburos. Grupos capitalistas tomaron créditos baratos y los invirtieron en pozos de fracking, cuyo costo de producción es más alto que los tradicionales. Para que sea rentable el fracking, el precio del barril debe estar por encima de 45 dólares. Así, en el lapso de una década, Estados Unidos consiguió el autoabastecimiento y un récord de producción nacional, pasando a convertirse en exportador. Desde 2017, Rusia solo aumentó su producción petrolera en un 16,3%, mientras que Estados Unidos lo hizo en un 87%.

La caída del petróleo lleva a la quiebra a un amplío sector de la industria yanqui.

Por el lado ruso han habido críticas de potentados del petróleo, considerando -de hecho- la política de Putin como aventurera. Leonid Fedun, uno de los capitalistas de la petrolera rusa Lukoil, estimó que la negativa de Rusia le podría costar al país entre 100 y 150 millones de dólares al día por el posible desplome de precios hasta los 40 dólares por barril. Se quedó corto: el petróleo europeo Brent cayó a 25 dólares y el del yanqui WTI batió el récord con tasas negativas este lunes.
La movida de Putin pretendía bancar un pequeño retroceso en el precio, para llevar a la quiebra a empresas de fracking norteamericanas, eliminar así la sobreproducción y forzar a Trump a negociar. Pero el desplome obligó a todas las partes a reconsiderar la situación. Una nueva reunión de la Opep+ (o sea, la Opep y Rusia) (12/4) concluyó con un acuerdo forzado: la producción se reduce en 10 mbd desde el 1° de mayo y va retrocediendo (8 mbd, el 1° julio).
Pero la sobreproducción continúa, incluso con esta fuerte reducción productiva. Ahora sí, acentuada por la parálisis económica impuesta por la cuarentena pandémica.
Esto se trasladará en fuertes crisis políticas y sociales. Ni qué hablar de Venezuela e Irán, que hace años tienen bloqueadas sus exportaciones petroleras y la capitalización de sus empresas. Y la crisis que provoca en los ingresos de Irak, que depende en un 90% de estas exportaciones.

Especulación financiera, quiebras, guerras y revoluciones

A este panorama se suma la especulación financiera que domina a las bolsas mundiales. El lunes se desplomó no el precio contado del petróleo, sino el de los contratos a futuro. Como todo bajo el capitalismo, potenciado en tiempos de crisis, existe un gran movimiento especulativo. Tenedores de esos contratos se desligaron apresuradamente de los mismos porque están a días de tener que pagarlos y recibir el petróleo. En condiciones donde no lo pueden almacenar para esperar su eventual valorización. Porque los depósitos están repletos.
La salida de la cuarentena atenuará un poco esta crisis de sobreproducción, pero no la resolverá. Se plantea, con mucha más fuerza que en 2008, la necesidad de la quiebra de una parte importante del capital. No solo de pequeñas empresas, sino grandes monopolios (las acciones de British Petroleum perdieron un 50% de su valor, etc.). Esto no podrá ser resuelto ‘económicamente’, sino a través de acciones políticas y militares.

Rafael Santos

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