Òlòtūré es una película dirigida por el cineasta nigeriano Kenneth Gyang y producida por EbonyLife, compañía con la cual Netflix llegó a un acuerdo para exhibir películas de este país, el segundo con más producción cinematográfica. Cuenta la historia de una periodista que se hace pasar por prostituta para investigar sobre una red de trata de personas con destino a Italia.
En el film se narra de forma cruda la vida de jóvenes forzadas a la prostitución en un país que cuenta con un PBI de 448,12 mil millones de dólares, según datos del Banco Mundial, pero que tiene -acorde a Oxfam- más de la mitad de la población bajo la línea de extrema pobreza, viviendo con menos de dos dólares al día.
Òlòtūré nos presenta la violencia física de parte de proxenetas y la complicidad de los políticos con las redes de trata. Incluso hay una escena donde un «prestigioso» político realiza una «fiesta» con una gran cantidad de prostitutas que han sido llevadas por una de las tratantes. Esta parte de la película es ejemplificadora en cuanto a la diferencia de clases sociales, ya que es el único momento donde vemos la ciudad de Lagos «moderna y lujosa» y cómo estos políticos que pagan en dólares pueden abusar sin límites de aquellas jóvenes forzadas a la prostitución.
La película tampoco deja de lado la convivencia del ejército con las redes de trata, que a cambio de sobornos dejan salir libremente del país a colectivos repletos de mujeres para ser prostituidas en Europa. Se estima que más de 20 mil mujeres nigerianas, entre ellas menores de edad, han llegado a Italia entre el año 2017 y 2019 mediante la trata de personas llevada adelante por mafias que operan en ambos continentes (DW, 16/12/19). La violencia física y psicológica está siempre presente mediante asesinatos para aleccionar a las jóvenes, «entrenamientos» para ser las «mejores prostitutas en Europa» y rituales de magia negra llamados «yuyu» mediante los cuales imponen el miedo para que las mujeres no se escapen de la red de trata.
Òlòtūré está lejos de romantizar la prostitución como intentan hacer algunos sectores, ya que durante toda la película vemos lo contrario al «empoderamiento» que nos proponen los grupos regulacionistas como AMMAR en Argentina. El sometimiento a la constante violación, los castigos, las madamas, los proxenetas, los grupos mafiosos armados, la convivencia con los políticos burgueses y el aparato represivo del Estado están siempre presentes en este film.
La mercantilización de la mujer trabajadora y su posesión física y psíquica aparece directamente entrelazada con la opresión del capital. En un contexto de agravamiento de la crisis capitalista y su consecuente miseria social, el cuadro que recoge Òlòtūré nos subraya la necesidad de desarrollar la lucha por el desmantelamiento de las redes de trata y el fin del sistema capitalista.
Nicolas Awkache
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