martes, marzo 01, 2022

Guerra, ajuste, entrega… y una lucha que se prepara


Una síntesis de una semana más que "movida". 

 El estallido de la guerra en Europa con la incursión de Rusia en Ucrania es el gran acontecimiento de la semana. Las consecuencias trascenderán en el tiempo y ya tiene repercusiones globales, golpeando fundamentalmente a los trabajadores de Ucrania, Rusia y todo el mundo. A los costos en vida se suman los materiales, solo para ejemplificar tenemos una disparada de los precios de los cereales, base de alimentos esenciales, y de los combustibles, que redundarán en aumento de precios.
 Desde el Partido Obrero estamos condenando esta guerra (Guerra a la guerra es nuestra consigna). La expansión hacia el este europeo del imperialismo yanqui y europeo con la Otan por un lado y con el sometimiento financiero (FMI) por el otro es un hecho indiscutible y sin duda alguna una de las razones de este conflicto. El gran capital internacional (imperialismo) ha impulsado el saqueo y la colonización de Ucrania (ocupa el lugar de tercer deudor al FMI, Argentina es el primero), las consecuencias de esta política es que lo ha convertido en el país más pobre de Europa.
 La incursión militar de Rusia no responde a un interés popular ni pretende liberar a los trabajadores ucranianos de la colonización y el saqueo imperialista, ni tampoco de las consecuencias sociales de ello. Putin ataca a Ucrania en función de los intereses y apetitos de la camarilla y oligarquía rusa, partidarias de la restauración capitalista. Es una pulseada con Occidente por un objetivo reaccionario. La crítica a Lenin por haber propiciado la autodeterminación del pueblo ucraniano en la Revolución de Octubre es la demostración cabal de que la inspiración de Putin es el dominio imperial de los zares y no la revolución obrera y el socialismo.
 Luchamos contra la guerra, nuestra planteo es que la Otan y el FMI se vayan de Ucrania. Rechazamos las sanciones económicas a Rusia que solo traerán penurias a su pueblo. Abajo la burocracia restauracionista de Putin. Cese de los bombardeos e incursión militar de Moscú. Por la unidad de los pueblos de Rusia y Ucrania.

 Mientras tanto… el acuerdo con el FMI 

El conocimiento del «paper» que el gobierno envió al FMI como letra chica del acuerdo terminó de confirmar la enorme importancia de las movilizaciones contra este verdadero pacto colonial y la campaña de rechazo que hemos emprendido, con acciones de agitación, charlas y acciones callejeras.
 En el editorial de esta semana nuestra compañera Vanina Biasi desglosa la letra chica de la propuesta del gobierno (algo de lo cual ya habíamos adelantado en Prensa Obrera) que confirma que se trata de un verdadero plan de guerra que el gobierno ha venido ocultando. Se supo que hay una propuesta de reforma previsional que abre la puerta al aumento de la edad para jubilarse y que a su vez la emprende contra los regímenes «especiales», entre los que se encuentran los de toda la docencia. Se confirma además que hay un recorte de los recursos para la asistencia social, algo que ya venía avanzado con la decisión que comunicó el ministro del área de que se congelaría la inscripción a los planes Potenciar Trabajo, así como el monto de los mismos. 
 El gobierno vuelve a la carga con la actividad minera, que fue rechazada con masivas movilizaciones populares como la de Chubut del fin del año pasado, o la de Mendoza de hace dos años. Para ello creó la Mesa Nacional sobre Minería Abierta a la Comunidad (Memac) que busca «viabilizar» en la población los emprendimientos mineros que contaminan y terminan saqueando los recursos naturales para beneficios de las multinacionales. Por eso avanzó en apelar la cautelar para frenar la exploración off shore de petróleo en el Mar Argentino dictada por la justicia en Mar del Plata obteniendo la suspensión de la misma. El viernes 4 está convocado un nuevo #Atlanticazo. 
 Mientras el ajuste sigue su curso (y se apresta a profundizarlo con el acuerdo con el Fondo, al cual, y esto es fundamental, le otorga un control de la economía y los recursos y finanzas del país de carácter colonial) el gobierno sigue honrando la deuda usuraria y para lo cual sube las tasas de interés y contrae cada vez más deuda en pesos a un nivel explosivo. En contrapartida la inflación hace su trabajo de depreciar los ingresos de los trabajadores, abaratar el «costo» laboral que con la devaluación comprometida (y en ejecución) con el Fondo augura un derrumbe aún mayor de los salarios sobre todo por el aumento de los costos de los productos esenciales de la canasta familiar. 
 Pero el acuerdo se ha trabado a último momento, poniendo en riesgo que pueda ser aprobado antes del 22 de marzo, cuando vence el pago de casi U$S 3.000 millones al FMI. En el centro está la exigencia del Fondo de un aumento de las tarifas de energía fundamentalmente en un 60%, y así achicar el déficit eliminando los subsidios que consumen una parte sustancial de los ingresos corrientes. El gobierno pretende que se mantenga en el 20% pero ha mostrado su voluntad de acercarse a un acuerdo en ese punto. 
 Pero el conocimiento del tamaño de la entrega que revela la letra chica y el tema de las tarifas han agitado las aguas dentro de la coalición gobernante con amenazas de no acompañar la firma. Por ahora CFK mantiene un silencio total, un verdadero default político, y su sector por una vía o la otra acompaña el ajuste que el Fondo requiere. El líder de Ctera y la CTA T, Hugo Yasky, adelantó, a pesar de sus «reservas», el voto positivo y para que no queden dudas de su espíritu de colaboración su sector cerró la paritaria nacional, la de varias provincias (entre ella la de Buenos Aires, con Baradel a la cabeza) con aumentos por debajo de la inflación pronosticada.

 La lucha contra el acuerdo en marcha

 Los objetivos de los partidos del gobierno (y del régimen de conjunto, porque la oposición acompaña) son avanzar en un acuerdo que los capitalistas reclaman pero de cuyas consecuencias ya están tratando de cubrirse. Hay conciencia de que la firma del mismo no resolverá los problemas más acuciantes de la economía nacional. Esto presagia una agudización de la crisis política. 
 En esta semana ha habido una reacción popular frente a esta situación. Una fue frente a los devastadores incendios en la provincia de Corrientes consecuencia de la sequía, del uso del suelo para extender los negocios agroforestales y también del ajuste que se vivenció con los escasos recursos para apagar el fuego. Hubo movilizaciones en la ciudad de Corrientes y también en CABA denunciando al gobierno tanto nacional como provincial por su responsabilidad en esta catástrofe. Sin embargo entre el ministro de Ambiente, Cabandié, y el presidente se autoencubrían, uno en el Senado, el otro a través de discursos. 
 Además ha habido luchas frente a los despidos y aprietes patronales, como en la metalúrgica GRI Calviño, en la línea 60 que fue al paro, en los despedidos de Garbarino, etc. Todo ellos cortaron en una acción común en el puente Pueyrredón el pasado jueves. También se movilizaron las trabajadoras de casas particulares por su salario. 
 Hay que destacar las instancias que se han producido y se producirán para preparar la lucha contra el acuerdo infame. La Unidad Piquetera está preparando un congreso para el 11 y 12 de marzo en la Plaza de Mayo y resolver allí un plan de lucha y un programa para avanzar con los reclamos y reivindicaciones de los trabajadores más golpeados. 
 El próximo sábado 5 el Plenario del Sindicalismo Combativo se reunirá, tras una convocatoria que dirigió el Sutna al resto de los integrantes, para resolver un plan de acción contra el acuerdo. Los sectores en lucha seguramente serán junto al sindicalismo combativo parte del mismo. 
 Los compañeros de Tribuna Docente hicieron su congreso anual el 19 y 20 con la misma intención y hoy están interviniendo en la lucha paritaria con el objetivo de impedir los acuerdos a la baja. Es el caso de Aten Neuquén que decretó el paro de 72 horas. La UJS y la Juventud del Polo Obrero volvieron a realizar sus campamentos de formación, donde además resolvieron distintas medidas para acompañar la campaña contra el pacto colonial y la organización de las universidades, escuelas y barrios con el objetivo de defender la educación, una de las víctimas del ajuste fondomonetarista. 
 El próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y el 24, en un nuevo aniversario del golpe genocida, la consigna central será el rechazo al acuerdo ajustador y entreguista, el repudio al pacto con el FMI y la vigencia de los reclamos de los trabajadores. 
 Con esta preparación vamos a impulsar verdaderas jornadas de lucha en defensa de la población trabajadora, contra el ajuste y la entrega. La lucha contra la guerra está en nuestra agenda con un carácter prioritario.
 Buen domingo.

 Eduardo Salas

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