martes, marzo 08, 2022

Uruguay: el 8M y la crisis de la campaña por la derogación de la LUC


Por una campaña independiente por su derogación y por todas las reivindicaciones obreras. 

 La conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora se convirtió en un eje de la crisis política en el país vecino, al estar precedida por una serie de choques y controversias entre la conducción del PIT-CNT, la central obrera que conducen el Partido Comunista y el Frente Amplio (FA), y el movimiento que se nuclea en la Intersocial Feminista y otros colectivos de mujeres. 
 El asunto se inicia hace un mes, cuando la dirección del PIT-CNT resolvió convocar a un “paro de mujeres y hombres” para el 8M, “por los derechos de las mujeres y la derogación de la Ley de Urgente Consideración (LUC)”, cuyo referéndum está previsto para el próximo 27 de marzo. La Intersocial Feminista cuestionó esta decisión como una apropiación de la jornada por parte de los sindicatos. Una “machiruleada”, en términos de CFK. 
 La crítica al paro no tardó en expresarse al interior de la central. La presidenta del Sindicato Policial fue la primera en levantar la voz planteando que no debían mezclarse las reivindicaciones de las mujeres con la campaña por el Sí a la derogación de la LUC. 
 En el mismo sentido se pronunció Valeria Ripoll, secretaria general de ADEOM. Ripoll declaró que “la LUC divide a las mujeres”. Tras un debate en su Mesa Representativa, el PIT-CNT ratificó el paro y el 8M habrán marchas y actos divididos. 

 Lacalle Pou aprovecha la crisis 

El gobierno derechista de la Coalición se regocija con esta crisis en el campo político y social opositor. La vicepresidenta de Lacalle Pou, Beatriz Argimón, se despachó con declaraciones asegurando que “no participará de las marchas del 8M” por la “desnaturalización” de la jornada operada por el PIT-CNT, “para cambiar el violeta por el rosa” (el color de la boleta del Sí contra la LUC). Hay una profusa campaña contra el paro en este sentido, que busca golpear a todo el movimiento popular.
 En rigor, las desavenencias del FA en relación a la LUC comienzan desde el mismo día de la aprobación de la ley. Recordemos que sus legisladores votaron a favor de la inmensa mayoría de los artículos, inclusive los que avanzan contra el régimen previsional, y negociaron el texto de aquellos que promueven el desmantelamiento de ANCAP, la petrolera estatal. La reacción contra la LUC provino de las bases del movimiento obrero, sobre las cuales maniobró el PIT-CNT para circunscribir los reclamos a la derogación de solo 135 de los 475 artículos, es decir, solo de aquellos que habían sido rechazados por el FA.
 La juntada de firmas por la derogación de estos 135 artículos superó todas las expectativas, reuniendo 800 mil firmas en una campaña protagonizada por activistas y cuadros medios del movimiento sindical. Los dirigentes, como denuncian ahora distintas murgas en el carnaval uruguayo, “llegaron al final para sacarse la foto”. El PIT-CNT quiso hacer de la LUC una pantalla desviacionista, para ocultar su inacción frente a la estrepitosa caída de los salarios, los recortes del gobierno y el aumento de la miseria. “Están medios achanchados, hay que despertar”, afirma en su cuplé la murga opositora Asaltantes con Patente. 

 La batalla política por la LUC

 Los 135 artículos en juego en el referéndum del próximo 27 de marzo expresan una política antiobrera y concentran numerosos agravios al pueblo y los trabajadores uruguayos. Sancionan un tarifazo permanente al aumentar los combustibles de acuerdo al precio internacional, avanzan sobre los derechos de la docencia y la educación pública en su conjunto, habilitan la intervención del gobierno sobre los sindicatos y otorgan toda una serie de arbitrariedades para las fuerzas represivas, entre las cuestiones fundamentales. 
 La estrategia del gobierno es disimular todo esto, convirtiendo a la LUC en una cuestión político-electoral de orden general. Lacalle Pou y sus seguidores plantean que la campaña contra los 135 artículos de la LUC es una venganza del FA por haber perdido las elecciones y que la oposición solo busca poner palos en la rueda a su gobierno. Buscan retener a sus votantes, en la expectativa de ratificar el resultado de las últimas elecciones, donde la Coalición entre blancos, colorados y militares (Cabildo Abierto de Manini Ríos) consiguió una exigua victoria.
 El gobierno necesita para esto un holgado triunfo del No en el interior, que permita contrapesar la esperada ventaja que el Sí obtendría en Montevideo. Para contener el malestar popular, Lacalle Pou resolvió reducir el aumento de los combustibles en marzo, contrariando lo indicado por la propia LUC. Reconoce, de esta forma, que una aplicación taxativa de la LUC sería inviable en el actual marco social uruguayo. Los combustibles acumulan un 36% de aumento en estos dos años y arrastran la suba de todos los precios de la canasta familiar. 
 La política del gobierno es promover una burbuja financiera que vuelva a colocar a Uruguay como plaza de refugio para el capital financiero internacional. Como resultado del ingreso de dólares golondrina, el peso oriental se revalúa, poniendo en crisis al gobierno con su propia base social exportadora. El dólar perdió un 5% de su valor en lo que va de 2022. La base de esta línea de endeudamiento es un fuerte ajuste fiscal, que derrumbó el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones. La nota de la pandemia uruguaya la dieron las ollas populares, que emergieron en las barriadas para mitigar esta política de hambre.
 Es anticipándose a los choques sociales inevitables que entraña la LUC y toda esta orientación que la Coalición impulsa la intervención de los sindicatos, la persecución de los activistas y el reforzamiento policial. La otra cara del lastre en el aumento de los combustibles es una campaña bolsonarista de demagogia represiva, al estilo Massa o Patricia Bullrich. “Si cae la LUC van a correr a pedradas a los patrulleros”, declaró el ex militar y actual senador Manini Ríos. 
 La respuesta del FA y el PIT-CNT a toda esta iniciativa derechista ha sido patética. El presidente del FA, Fernando Pereira, declaró que “ningún artículo de la LUC plantea privatizar la educación”, contradiciendo a sus propios militantes y spots de campaña. En respuesta a la maniobra del gobierno para convertir a la LUC en una contienda político-electoral, el FA resolvió tercerizar la campaña por el Sí… en un publicista, Esteban Valenti. Su idea de despolitizar la campaña colocando al frente a la Pantera Rosa debió ser desestimada por una impugnación de la cinematográfica yanqui Metro-Goldwyn-Mayer. Completa este cuadro el apartamiento del presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, tras protagonizar un choque automovilístico estando alcoholizado. 

 Por un paro masivo y una campaña independiente por la victoria del Sí 

El rechazo a destacar en el 8M la lucha contra la LUC es negativo y muestra las consecuencias de una política que aborda la opresión de género como un aspecto disociado del antagonismo social bajo la sociedad capitalista. Pero esta posición sería incomprensible si no se tomara en cuenta la parálisis de los sindicatos que promovió el FA y el resultante descrédito de sus dirigentes y aparatos políticos. La dirección del FA es el principal obstáculo para el triunfo del Sí, en su búsqueda de reciclarse como variante política del régimen.
 El declive de la campaña por el Sí, tras la obtención de las miles de firmas, es señalado por las encuestadoras, que otorgan una pequeña ventaja al No aunque registran que más de un 20% de la población está indecisa. Una derrota de la campaña contra la LUC sería una repetición de lo ocurrido en 2009, cuando el gobierno del FA le sacó el cuerpo al referéndum por la derogación de la Ley de Caducidad, facilitando la continuidad de la política de impunidad para los militares genocidas. 
 Revertir este cuadro plantea una reasunción del paro del 8M y de la campaña por el Sí por parte de las y los activistas, luchadoras y luchadores del movimiento obrero y popular uruguayo. Mientras el PIT-CNT encubre su postración ante el gobierno con el paro aislado del 8M, se suceden bravísimas luchas obreras como la de los médicos y trabajadores de la Casa Galicia o la de los trabajadores de Conaprole. Es necesario poner en pie asambleas, plenarios obreros y coordinadoras que debatan el apoyo a estas luchas y una campaña por el Sí independiente del aparato publicitario del FA y la burocracia sindical. La batalla para asegurar la derrota de la LUC y del gobierno requiere una campaña a fondo, que denuncie el conjunto de los agravios oficiales e incorpore una agenda en defensa de salarios y jubilaciones, por la continuidad de un plan de lucha para conquistar todas las reivindicaciones planteadas. Un triunfo de los activistas obreros y luchadores uruguayos sobre el gobierno derechista sería una luz que se proyectaría con fuerza sobre todo el escenario de América Latina. 

 Julián Asiner 
 07/03/2022

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