El presidente Alberto Fernández partió este lunes a Europa para iniciar una gira por España, Alemania y probablemente Francia, donde se reunirá con los mandatarios de esos países en busca de inversiones extranjeras en la Argentina y negocios de exportación.
No es nada casual que Fernández visite a los gobiernos europeos que forman parte de la Otan, el brazo armado del imperialismo, en plena guerra de Ucrania y cuando se arma un cerco mayor sobre Rusia. La publicitada “cooperación” económica occidental es un refuerzo de los planes del imperialismo sobre Ucrania y Europa del Este. Lo de Alberto es un acto de cipayaje, de sometimiento político y económico signado por el acuerdo con el FMI, que echa por tierra cualquier discurso vano sobre la defensa de la soberanía nacional. Por eso se da en simultáneo con la revisión trimestral del Fondo que revisará el cumplimiento de las metas y ajustará las clavijas del programa.
Gabriela Cerruti, portavoz presidencial, afirma que “el presidente mantendrá conversaciones sobre la situación internacional para conseguir inversiones y seguir con la agenda de crecimiento”, lo que en criollo significa rematar los recursos nacionales para nuevos negocios de capitales extranjeros, perpetuando un régimen de saqueo que explica una escasez de dólares en momentos de ingreso récord de divisas y de “rentas inesperadas” por los altos precios internacionales de las materias primas.
La gira presidencial además le permite ausentarse los días en que se llevarán adelante las audiencias públicas para implementar nuevos tarifazos y se dará a conocer el índice oficial de inflación de abril. Todo esto, en medio de un recrudecimiento de la crisis interna del Frente de Todos.
Por lo demás, el viaje se da en una semana por demás convulsiva para la Argentina. Una masiva Marcha Federal del movimiento piquetero, sindicatos combativos, estudiantes y trabajadores conmueve a todo el país y culminará frente a la Casa Rosada para exigir trabajo genuino y denunciar el ajuste. Con esta borrada, el presidente se abstiene de dar la cara ante los incontables reclamos populares.
Mientras la inflación sigue batiendo récords, y la pobreza, el hambre y la miseria azota cada vez a un mayor porcentaje de la población, el presidente se borra para irse de gira por Europa a refrendar la ubicación de la Argentina como furgón de cola de la Otan. Es un curso que solo puede avanzar en detrimento del desarrollo del país, y que profundizará las condiciones coloniales de nuestra inserción en el mundo.
Camila García
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