Porque el gran ausente del debate político sobre la guerra imperialista es precisamente el de la HUELGA contra ella. La CGIL, que tendría la oportunidad de involucrar a diferentes sectores del mundo del trabajo, no puede ir más allá de los discursos del burócrata Landini y de unos artículos en sus órganos de prensa, donde sólo de palabra han mostrado la oposición a la guerra, a enviar las armas y el crecimiento del rearme de nuestro país. Todo ello para no tensar demasiado las relaciones con Confindustria ni con el principal referente político tanto de esta última como de la propia CGIL, el Partido Demócrata. El espacio que ocupa dentro de la unidad nacional el sindicato confederal, que reúne al mayor número de afiliados de la clase obrera, frente a la guerra, se convierte en factor de un agravamiento de las contradicciones ya existentes.
La izquierda pacifista y reformista no contempla la movilización de los trabajadores como medio para hacer frente a la guerra y diversos sectores de la autodenominada izquierda que se dice clasista se han empantanado en interpretar este conflicto como “guerra nacional ucraniana”, “guerra de emancipación de Rusia”, "Guerra de autodeterminación", y otros por el estilo. Con el debido respeto a aquellos camaradas que consideran la restauración capitalista en el antiguo espacio soviético (y en China) un proceso concluido, pacífico y pacíficado, el conflicto en curso en Ucrania es, de un lado, la guerra del imperialismo OTAN-EE.UU.-GB-UE, con sus contradicciones internas, del otro la operación restauracionista de la oligarquía rusa que intenta ganarse un lugar en la mesa del imperialismo mundial; esta característica de la invasión refuerza el carácter antiobrero y reaccionario del ataque ruso, desmintiendo a quienes le atribuyen un papel progresista o antiimperialista. Por lo tanto, la reconstrucción como una "guerra local", según la dialéctica liberal del gran circo mediático que todo lo allana en una dinámica "invasor-invadido", paraliza efectivamente la capacidad de acción de estos autodenominados izquierdistas "revolucionarios" y deja en manos de un frente de salimbanquis, desde el “Partido de la Constitución” burgués, De Magistris, hasta el “Guevara de los chiquitos”, Di Battista y Santoro, la crítica a la OTAN.
Italia participa activamente en el conflicto, con sanciones económicas que repercuten principalmente en el proletariado, el envío de arsenal militar al servicio del imperialismo (creando la ilusión en los trabajadores ucranianos de que su libertad llegará con las armas de la OTAN), un sistema mediático propenso al capital y su guerra, asegurando el servicio del gobierno de Draghi a los pies de Biden, reafirmado por su próximo viaje a EE. UU. ¡La lucha contra la guerra mundial comienza con la lucha contra su propio imperialismo!
¡La huelga del 20 intenta revivir el papel del movimiento obrero contra la guerra!
Es un primer y pequeño pero necesario paso, ¡Prospettiva Operaia trabajará sin dudarlo en su construcción!
Prospettiva Operaia
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1/05/2022
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