Según un estudio realizado por la Universidad de York, “el 65,8 % de todos los hogares del Reino Unido sufrirá escasez de combustible en enero”. Este número equivale a 45 millones de personas, de las cuales las más afectadas serían las familias monoparentales con 2 o más hijos (90%), los jubilados y los pensionados, tanto casados (86%) como solos (74%). De igual manera, las zonas más afectadas serán aquellas del norte del archipiélago, encabezando Irlanda del Norte (76%) y Escocia (73%) dicha lista (The Guardian, 18/8).
El director ejecutivo de la NHS Confederation (servicio público de salud), Matthew Taylor ha catalogado esta situación como una “crisis humanitaria” y asegura que “la situación podría provocar brotes de afecciones respiratorias, enfermedades mentales, empeorar las condiciones de vida de los niños y aumentar la presión sobre el Servicio Nacional de Salud (NHS)” (Infobae, 19/8).
El debate sobre este punto y otros referidos al costo de vida ha llevado a la explosión de la gestión Johnson, primero, y, luego, a una lucha fratricida dentro del partido conservador. Los principales candidatos conservadores a suceder a Boris Johnson, Liz Truss y Rishi Sunak, divergen. Sunak es partidario de limitar el impacto de los costos crecientes en las tarifas mediante subsidios a las familias, mientras que Truss hasta hace solo un mes aseguraba al Financial Times que “haría las cosas de manera conservadora para reducir la carga fiscal, sin dar limosnas”. Ahora ha reculado ante la magnitud de la crisis (The Guardian, 18/8). Las propias empresas energéticas han presentado una “propuesta” de congelar de manera completa las tarifas por los próximos dos años, con jugosos intereses a cobrar de 10 a 15 años. El desconcierto es completo.
El NHS advierte que espera más de 10 mil muertos por el frío para este año. Al mismo tiempo, preocupa a los capitalistas la ola de huelgas que se viene expresando en diversas ramas de la industria y el transporte, donde los ferroviarios han tomado la iniciativa más decidida. La guerra se infiltra por todos los poros de la sociedad, sacudiendo a la clase obrera de las metrópolis imperialistas.
La inflación en la isla ha superado récords de más de 4 décadas al llegar al 10,1% anual en el mes de julio. Este dislocamiento inflacionario es el resultado directo de las sanciones de la OTAN sobre Rusia. Los estados enfrentan una situación precedente de endeudamiento público y privado escandaloso, lo que vuelve inviable cualquier política de subsidios, sostenida en el tiempo.
La crisis británica es el epicentro del cataclismo del capitalismo mundial y de su empresa bélica. El rechazo de la clase obrera internacional a la guerra imperialista está íntimamente ligada a la lucha por las reivindicaciones más elementales. Sobre esta base debe guiarse toda la agitación y propaganda de los sectores más avanzados, en la perspectiva de una lucha por el gobierno obrero y el Socialismo.
Joaquín Antúnez
20/08/2022
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