El atentado contra el escritor de origen indio Salman Rushdie, en una localidad del Estado de Nueva York, cuando se disponía a dar una conferencia, ha desatado una enorme repercusión en la literatura y la política internacional.
El autor de “Los versos satánicos”, una obra de 1988 que fue considerada como blasfema por el clero y los gobiernos de países musulmanes, quedó gravemente herido tras ser apuñalado por un joven norteamericano de origen libanés. En el momento de su publicación, una fatwa (edicto) del ayatollah Ruhollah Khomeini había instado a los fieles a “ejecutar al autor del libro, los editores y aquellos que conocen su contenido, con el objetivo de que nadie insulte a las santidades islámicas”. Incluso se ofreció una recompensa.
El ataque y la persecución que ha sufrido Rushdie desde la aparición de su novela merecen la más enérgica condena por tratarse de una acción oscurantista y reaccionaria. Defendemos la más amplia libertad artística, incluyendo el derecho a la blasfemia, si fuera el caso.
Hecha esta aclaración, hay que alertar el operativo que está en marcha por parte de sectores del imperialismo. El sitio informativo Vice News ha echado a correr la versión de que el atacante tuvo nexos con la Guardia Revolucionaria islámica de Irán, con el propósito de involucrar a ese Estado en los hechos. Lo hace sin pruebas, en base a un anónimo, que para peor es un funcionario de la Otan de un país europeo, es decir, de la alianza que invadió Afganistán en 2001.
Tanto el presidente estadounidense Joe Biden como el francés Emmanuel Macron han presentado la cuestión como una especie de combate entre los valores democráticos del mundo occidental y el “extremismo”. Nada más falso que esta afirmación. El imperialismo norteamericano y europeo es una fuente inagotable de invasiones de pueblos (Cuba, Panamá, Argelia, Libia, Somalia, el Sahel, Irak, Vietnam, etc.), sostenimiento de dictaduras (de Pinochet y Videla en la Argentina en los ‘70 a al Sisi en Egipto en la actualidad), y de recorte de las libertades democráticas en sus propios territorios.
Cuando se produjo el deleznable atentado contra la redacción de la revista Charlie Hebdo, en Francia, como represalia por publicar caricaturas de Mahoma, el Estado francés invocó la libertad de expresión para, acto seguido, desplazar el Ejército en la calles con el pretexto del terrorismo. Este incremento represivo lo sufrirían más adelante, por ejemplo, los Chalecos Amarillos.
Biden y Macron instrumentan el ataque contra Rushdie en función de la política reaccionaria en toda la línea del imperialismo. No puede haber confusiones sobre este punto.
El escritor y su mundo
Rushdie nació en 1947 en la India y vivió algunos años en la vecina Pakistán. Se licenció en artes e historia en la Universidad de Cambridge y en 1975 publicó su primera novela, “Grimus”, basada en un indígena americano que logra la inmortalidad.
En 1981, abordó el período que va desde el fin de la etapa colonial en la India hasta el gobierno de Indira Gandhi en “Hijos de la medianoche”, a través de un telépata nacido la noche misma de la independencia. De gran éxito, Bollywood, el Hollywood indio, la llevó al cine en 2012.
Su obra cultiva, según sus conocedores, el realismo mágico y la reelaboración de los clásicos (un interesante resumen de su bibliografía se puede consultar en “Imaginación, audacia y sensibilidad, en un recorrido por la obra de Salman Rushdie”, La Nación, 16/8). En 1999, en “El suelo bajo sus pies”, reversionó el mito de Orfeo y Eurídice. En 2020, publicó un “Quijote” que tiene como protagonista a un viajante farmacéutico.
En “Los versos satánicos” (1988), su obra de mayor repercusión, dos personajes de origen indio llegan a las costas británicas tras sobrevivir a un atentado aéreo, en épocas de Margaret Thatcher. En el capítulo 2, el profeta Mahound (un nombre con el que se designaba a Mahoma en la Edad Media) resulta engañado por el Diablo, en una trama en la que algunos consideran que se lo ridiculiza.
Además del edicto con la condena mortal, en alrededor de veinte países se prohibió el libro. El autor debió vivir oculto durante mucho tiempo. Ante la publicación del material en Estados Unidos, una protesta frente al Centro Cultural norteamericano en Islamabad, Pakistán, se saldó con cinco muertos como producto de la represión policial.
El autor se define como ateo. En una entrevista de 1989, señaló: “no creo en entidades sobrenaturales sean estas cristianas, judías, musulmanas o hindúes”.
Las grandes potencias han tratado de tenerlo cerca. Fue distinguido por el gobierno francés y en 2008 nombrado caballero del Imperio Británico por la reina Isabel II. Actualmente reside en Estados Unidos.
Bumerán
Si los detractores de Rushdie pretendían silenciar la obra, han logrado el efecto contrario. “Los versos satánicos” tuvo una extraordinaria difusión y, desde el atentado, el autor encabeza las ventas de libros.
Algunos intelectuales lo toman ahora como un estandarte. Bernard-Henri Lévy, filósofo francés, lanzó una campaña por el Nobel. La escritora Rosa Montero propone comprar sus libros como gesto de solidaridad.
En los múltiples pronunciamientos del mundo artístico se mezcla desde una genuina defensa de la libertad de expresión y el ateísmo hasta la propaganda imperialista y la islamofobia. Habrá que saber separar la paja del trigo.
Gustavo Montenegro
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