Sin disimulo, a través de Larroque, el kirchnerismo se alinea al ajuste del FMI.
El dirigente de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, en una entrevista radial, explicitó su apoyo al arribo de Sergio Massa al gabinete. De este modo, se ocupó de dejar en claro, en las vísperas del viaje de Massa a Washington para reunirse con las autoridades del FMI, que el reforzamiento del ajuste que viene comandando el nuevo ministro cuenta con el respaldo del kirchnerismo.
El funcionario bonaerense señaló que “hemos perdido mucho tiempo, hoy tenemos ministro de Economía después de más de tres años gobierno, en ese sentido no hemos funcionado bien y lo hemos planteado de todas las formas”. Luego agregó “hoy estamos en una situación muy delicada y compleja producto que quien un día para el otro abandonó su lugar al frente de la cartera económica y generó una crisis que que es más de carácter financiero (en alusión a Martín Guzmán)”.
Resulta curioso que los mismos que antes desplegaban una demagogia antiajuste, intentando despegarse de las consecuencias ruinosas del pacto con el Fondo pero sin sacar los pies del plato, hoy plantean que el motivo de su supuesta divergencia con el rumbo oficial no era la agenda ajustadora del gobierno sino que no había aparecido aún un ministro de Economía que inspirara suficiente confianza en el mercado y que por eso las cosas funcionaron “mal”. Entonces, para el kirchnerismo, con la asunción de Massa ese problema estaría resuelto ya que en teoría reúne mejores condiciones políticas para aplicar el programa del FMI.
El kirchnerismo abandonó su pose opositora al ajuste una vez que la corrida hizo tambalear el acuerdo con el FMI y se aprestó a rescatarlo. En eso consistió el acuerdo entre Cristina Fernández de Kirchner y el presidente para designar a Massa al frente de Economía, considerando que por sus vínculos con la embajada yanqui y el gran capital era el indicado para apuntalar la hoja de ruta del Fondo.
Los dichos de Larroque son la confesión de que el kirchnerismo nunca buscó enfrentar ni proponer un rumbo alternativo al ajuste fondomonetarista. Solo pretendía no pagar los costos políticos de su aplicación, a sabiendas de que se trataba de un acuerdo destinado al fracaso, y, por otra parte, reservarse como relevo de cara a 2023, en caso de que recrudeciera la crisis y la lucha de clases y la burguesía precisara una variante de contención.
Ahora, el kirchnerismo se alinea públicamente con el plan Massa-Rubinstein, cuyos primeros pasos fueron los recortes en educación, salud y vivienda, el ajuste canallesco en Discapacidad, la suba de tarifas recargada en los servicios públicos y los guiños destinados a las patronales del agro y a los pulpos mineros. En línea con su talante más abiertamente ajustador, La Cámpora se encuentra haciendo campaña sin tapujos por la eliminación de las discusiones paritarias y su reemplazo por aumentos salariales a suma fija para asegurarse que estos continúen perdiendo contra la inflación. La subordinación “nacional y popular” a los dictados del Fondo es total.
No casualmente Larroque realiza estas declaraciones en la antesala del viaje de Massa a Washington; quiere dejar claro ante el imperialismo yanqui y el capital financiero internacional que todas las alas del Frente de Todos avalan la agenda antiobrera que reclama el Fondo Monetario. En consonancia con la señal que brindó Wado de Pedro, otro líder camporista, quien endulzó los oídos del empresariado estadounidense en la cena previa al Council of the Americas, celebrada en el Hotel Alvear de Buenos Aires.
Dicho esto, es preciso denunciar el intento de Larroque de engañar a la población estableciendo un signo igual entre la asunción de un ministro como Massa que cuenta con apoyo del establishment, estabilidad económica y bienestar de las mayorías. En primer lugar, su nombramiento no proporcionó ninguna estabilidad ya que se abraza a un acuerdo con el FMI a todas luces incumplible; así las cosas, la brecha cambiaria no baja del 100%, la estampida inflacionaria continúa, las reservas líquidas se hallan en rojo y el riesgo país sigue en alza. Por eso hay que desmentir la versión manipulada de que la renuncia de Guzmán habría desencadenado la corrida cambiaria; lo cierto es que la corrida contra los bonos en pesos y la salida del exministro tienen a la inviabilidad del programa fondomonetarista como telón de fondo.
Por otra parte, el esfuerzo de Massa por “tranquilizar los mercados” no persigue el objetivo de beneficiar a todos por igual, sino de otorgar cada vez más concesiones a los capitalistas en detrimento de la clase trabajadora; las primeras medidas que tomó al frente de Economía así lo indican. No olvidemos que el plan del FMI al cual aboca su gestión significa más ajuste, inflación y recesión; es decir, lejos de resolver, promete hundir las condiciones de vida de los sectores populares.
Una orientación de hambre y miseria a la cual suscriben todas las variantes del peronismo. Por eso, debemos derrotarla por medio de la lucha y pelear para que el movimiento popular se deshaga de banderas que le son ajenas y levante las del socialismo.
Sofía Hart
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