Hoy hablamos, en El Batazo, de libertad en Cuba. Primero, de libertad artística. El fascismo disfrazado de freedom fighters, la contrarrevolución cubana ha conseguido, mediante las amenazas a los dueños de dos locales de actuación, la cancelación de dos conciertos del grupo cubano Buena Fe en el Estado español (en Zamora y Salamanca), después de haber intentado boicotear, sin éxito, sus dos exitosos conciertos previos en Madrid y Bilbao. Por su lado, la artista española Rozalén, tras un maravilloso concierto en La Habana, cometió el pecado de hablar con la prensa cubana y elogiar a Cuba y al pueblo cubano. Sin más. Sin entrar en política. Pero suficiente para ser atacada por la maquinaria del odio anticubano en las redes sociales, en una campaña a la que han dado combustible sujetos miserables como Beatriz Luengo.
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