La presencia de Máximo Kirchner en el avión que lleva a Massa y a sus funcionarios a China no deja dudas: las actuales tentativas de Massa por rescatar al exhausto “plan Aguante” tienen todo el aval del kirchnerismo. En las horas previas al viaje, Massa se reunió también con Kicillof y Wado de Pedro. Se ha establecido un cuarteto o quinteto del aguante, dirigido a sostener al gobierno del FdT cuando el agotamiento de las reservas internacionales, la inflación galopante y la crisis social han dejado a la transición electoral pendiendo de un hilo. El “cuarteto” es una especie de gobierno de emergencia no declarado, cuando el presidente formal electo por el FdT se ha convertido en un espectro.
La primera parada de este tándem, en China, ofrece más traslados y gastos que resultados a la vista. La ampliación del swap concedido por ese país a la Argentina no representará más de 3.000 millones de dólares adicionales, engrosando una deuda externa sobre la cual China no admite ni quitas ni refinanciaciones. China está debiendo, además, fondos para la construcción de la represa de Santa Cruz –una parte de los dólares “liberados”, por lo tanto, serán consumidos con ese objetivo. La agenda “geopolítica” de las reuniones en China no es conocida. En el paquete litigioso, están las tareas de investigación aeroespacial en Neuquén, objetadas por Estados Unidos. Lo mismo ocurre con la eventual venta de aviones caza a la Argentina.
El otro propósito anunciado para la gira es la obtención de un auxilio financiero del Banco de los BRICS. Pero ese préstamo exigiría una reforma de su estatuto, que sólo prevé esas ayudas para los países miembros. La reticencia para cambiar la norma y favorecer a la Argentina tiene un fundamento: detrás de Massa y su gobierno, vendría un lote de países “amigos” en situación de default, a pedir el mismo tratamiento. El primero en la fila sería la atribulada Bangla Desh. El plan precario del cuarteto oficial choca con los límites de una bancarrota financiera global en ciernes, junto a los choques crecientes de la guerra internacional.
El kirchnerismo ha publicitado la visita de Máximo-Massa a China como señal de autonomía ante el departamento de Estado y el FMI. Es probable que el superministro esté pergeñando lo contrario: servirse del fracaso relativo o absoluto de las gestiones en China para precipitar luego al recauchutaje del acuerdo con el Fondo, en los términos que todos conocen. El FMI podría aceptar un adelanto de desembolsos a cambio de una devaluación del dólar oficial y/o de un desdoblamiento cambiario. En ese caso, el cuarteto pilotearía la transición electoral con la carga inmensa de ese cimbronazo, que intentaría controlar con algún remedo de consenso de precios y salarios, en yunta con otro participante crucial de la orquesta –la burocracia de los sindicatos.
Los cuatro jinetes cabalgan demasiado cerca del apocalipsis. A sabiendas de ello, ha cobrado una fuerza inusitada la discusión por las listas municipales en la provincia de Buenos Aires. Si el cuarteto´ sólo puede administrar una derrota, que sea asegurándole a lajuventud maravillosa` una generosa continuidad en la burocracia del Estado. En el caso de Cristina Kirchner, a esa pretensión se suma la posibilidad de un tránsito más benigno por las sedes judiciales.
En verdad, el debut del tándem Wado-Massa y cía ha tenido otro episodio, que nadie ha destacado: el muchacho de la “generación diezmada” se calló la boca rigurosamente frente a la represión a los docentes salteños, perpetrada por el massista Sáenz. Una poderosa señal en favor de los devaluadores y acreedores: como lo prometió su jefa, el reciclado “frente nacional y popular” que nació bajo la lluvia del pasado 25 pagará la deuda con los usureros a como dé lugar.
Marcelo Ramal
28/05/2023
No hay comentarios.:
Publicar un comentario