El ultimátum lanzado contra la población civil de la Franja de Gaza para que huya del enclave costero (a sabiendas de que no puede hacerlo, debido al bloqueo fronterizo sionista y egipcio), la inminencia de una operación terrestre, y las declaraciones amenazantes del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acerca de que los ataques en curso son “sólo el comienzo”, plantean el riesgo de una masacre de proporciones inéditas contra el pueblo palestino que el mundo entero debe repudiar.
Para tomar dimensiones de lo que podría llegar a venir, basta decir que el “comienzo” del que habló Netanyahu como de un simple preparativo, han sido seis días de bombardeos constantes, día y noche, contra Gaza (más de seis mil bombas, según fuentes militares sionistas), que dejaron 1.800 palestinos muertos, casi 600 de ellos, niños.
El bloqueo total de la Franja que un ministro israelí justificó por estar tratando con “animales”, sumado a los bombarderos, ha dejado a Gaza sin agua, luz, combustibles ni medicamentos. Uno de los pocos hospitales en pie es inaccesible debido a los ataques aéreos. La corresponsal de La Nación, una de las pocas en los grandes medios argentinos que reporta testimonios palestinos, cita a un poblador que afirma que se está enterrando a la gente en fosas comunes y que familias enteras han desaparecido.
Para silenciar esta masacre, los gobiernos “democráticos” de Alemania, Francia y Reino Unido decidieron prohibir las manifestaciones propalestinas, que, no obstante, se abren paso en todo el mundo.
El Estado de Israel no solo ha atacado a Gaza sino también al Líbano y Siria. Durante un abrazo solidario a la embajada palestina en Buenos Aires el día viernes, una referente de la Asociación Cultural Siria denunció los ataques aéreos a Damasco, indicando que aún no había podido tomar contacto con sus familiares en ese país. Este es el clima que vive hoy la población de origen árabe en la región.
La declaración de “guerra” de Netanyahu contra el pueblo palestino pretende justificar los crímenes de la ocupación sionista, tanto los que ya se llevaron a cabo como los que están por venir. Recordamos que Netanyahu encabeza un gobierno de ultraderecha que asumió prometiendo avanzar hacia una anexion completa de Cisjordania y en una legalización y expansión de los asentamientos coloniales.
Los grandes medios, en modo propaganda de guerra, no solo omiten referirse a la desproporción completa de fuerzas entre los bandos sino que apelan a una cobertura sesgada y sensacionalista para evitar ir a las raíces del conflicto, dado que ello demolería el relato maniqueo del sionismo sobre el “terrorismo”: ese origen es la expulsión de 700 mil palestinos de sus tierras para la formación, en 1948, de un Estado gendarme del imperialismo yanqui y británico, con el propósito de controlar el Medio Oriente. Desde ese momento, el Estado de Israel no detuvo jamás su ofensiva colonizadora, hasta llegar al punto actual, en que el pueblo de Cisjordania vive en pequeños cantones entrecortados por la vigilancia militar sionista, sometido a recurrentes redadas criminales del ejército y ataques de bandas de colonos armados; 2 millones de personas están confinadas en la “prision a cielo abierto” de Gaza; y la población arabe-israelí está sometida a un régimen de apartheid.
La dinámica colonizadora y racista del Estado sionista es lo que explica el conflicto actual.
Llamamos a la más amplia solidaridad con el pueblo palestino. No al ultimátum, no a la invasión, cese de los bombarderos a Gaza.
Abajo el Estado sionista. Viva la lucha del pueblo palestino. Por una Palestina única, laica y socialista.
Gustavo Montenegro
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