Hay que desarrollar a fondo la movilización internacional en apoyo a Palestina.
El viernes 13 se registraron las primeras incursiones terrestres del ejército israelí en el norte de la Franja de Gaza. La incursión tuvo lugar luego del ultimátum lanzado contra 1,1 millón de palestinos, para que desalojen el norte del enclave costero, donde se ubica la ciudad de Gaza. Israel, arteramente, bombardeó las rutas por donde se desplazaban los palestinos que se encontraban evacuando el norte de Gaza a raíz del ultimátum, con un saldo de 70 muertos. Las más de 6.000 bombas arrojadas por Israel a la población de Gaza en el curso de una semana dejaron más de 2.200 muertos, entre ellos más de 600 niños. La organización de derechos humanos Human Rights Watch acusó a Israel de utilizar municiones de fósforo blanco -condenado por las leyes de la guerra por sus devastadores efectos- en sus recientes operaciones militares en Gaza y en el Líbano. El asedio a Gaza incluye el corte de la provisión de gas, electricidad y combustible, lo que fue considerado como un “bloqueo ilegal” por Amnistía Internacional. La única central eléctrica de Gaza quedó fuera de servicio el miércoles 11 después de quedarse sin combustible. La incursión del viernes vaticina una invasión en regla que significará una masacre sin precedentes del pueblo palestino.
La invasión a Gaza viene siendo preparada con la movilización extraordinaria de tropas (más de 300 mil soldados reservistas), la distribución de armas a los colonos sionistas del norte y por la constitución de un gobierno de unidad nacional. El 11 de octubre, Netanyahu acordó formar un gabinete de guerra de emergencia con Benny Gantz, el líder del segundo partido de oposición más grande de Israel. Con el gobierno de concertación, el sionismo busca cerrar la crisis interna desatada por la reforma constitucional impulsada por Netanyahu, darle estabilidad a un gobierno fuertemente golpeado por la acción de la resistencia palestina y posicionarlo para una “ofensiva final” contra Gaza. Uno de los requisitos impuestos por la oposición para ingresar al gobierno es que, mientras dure el conflicto, el parlamento no emitirá ninguna ley que no sea concerniente a la guerra. El gobierno de emergencia existirá mientras dure la guerra e influirá en el curso de los combates. Netanyahu contaba con pocos ministros con experiencia en conflictos de este tipo. De hecho, los numerosos enfrentamientos bélicos que Israel protagonizó en Gaza bajo el liderazgo de Netanyahu no han tenido la escala del conflicto actual. Gantz, en cambio, es un exministro de Defensa y comandante de las fuerzas armadas.
Quien más claramente expresó el objetivo del sionismo en Gaza fue la ministra de los Derechos de la Mujer del Estado de Israel, May Golan, cuando declaró que “algunas almas frágiles y santurronas están explicando que la mayoría de los residentes de Gaza son población civil no implicada, por lo que no debemos hacerles daño. Nada de eso. Tenemos que destruirlos hasta la médula” . Es decir, la incursión terrestre que se prepara no apunta únicamente a aniquilar a Hamas y a las organizaciones de la resistencia palestina. Tiene en carpeta la “solución final”, es decir, el exterminio completo del pueblo palestino. El carácter terrorista y criminal del Estado sionista es, sin lugar a dudas, una de las expresiones más crudas y sanguinarias de la barbarie imperialista-capitalista.
Guerra regional
Naturalmente, Israel cuenta con el apoyo del imperialismo norteamericano. Los secretarios de Estado y de Defensa de Estados Unidos, Antony Blinken y Lloyd Austin, visitaron Israel en estos últimos días. Washington desplegó un portaaviones y otros buques de guerra en el Mediterráneo oriental y prometió municiones y otros equipos a Israel. Luego de su visita a Israel Blinken comenzó una gira por el resto de los países árabes aliados de Estados Unidos, incluidos Jordania, Qatar, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto. Es que Blinken encara un desafío en extremo complejo, que el Financial Times denominó como “tarea imposible”: apoyar la ofensiva sionista, que promete ser devastadora, y evitar que intervengan otros países árabes y se configure una guerra regional en Medio Oriente, en momentos donde el imperialismo yanqui delibera en torno a cómo continuar con la guerra en Ucrania y se recalientan las tensiones entre China y Taiwan y en todo el Mar de la China Meridional.
Pero mientras Blinken estaba en Israel, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amirabdollahian, estaba en el Líbano advirtiendo que los ataques israelíes contra los palestinos recibirán una respuesta. Por su parte, Hezbollah, ante la muerte de un periodista en el sur del Líbano como resultado de una incursión israelí, advirtió que “está preparado para la guerra”. Israel también bombardeó los aeropuertos de Damasco y Alepo, un día antes del arribo del canciller persa y horas después de que el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, llamara a su homólogo sirio, Bashar al Asad, y pidiera a los países árabes e islámicos que cooperen “para atajar los crímenes del régimen sionista contra la nación palestina oprimida” (Infobae, 12/10).
Por esas ironías de la historia, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, ocho días antes de que se produjera la ofensiva militar liderada por la resistencia palestina, había declarado que “la región de Medio Oriente es más tranquila hoy de lo que ha sido en dos décadas”. La preconfiguración de una guerra regional echa por tierra todas las especulaciones acerca de la posibilidad de un encarrilamiento de los choques y conflictos bélicos en Medio Oriente sin una resolución de la cuestión palestina. Los acuerdos de paz de Abraham, firmados en 2020 entre Israel y sus vecinos árabes, incluidos Bahrein, Marruecos y los Emiratos Árabes Unidos, se han resquebrajado. Se acaba de frustrar la firma del acuerdo entre Arabia Saudita e Israel. Es que, nuevamente, se ha confirmado que la causa palestina constituye el centro histórico de la cuestión de Medio Oriente. Sin la resolución de esta causa, garantizando la autodeterminación del pueblo palestino mediante la destrucción del Estado sionista -que no es más que un Estado gendarme del imperialismo- no existen chances de una pacificación de Medio Oriente.
Desenvolver la movilización internacional
Es evidente que la incursión en Gaza no será un paseo. Hamas tiene varios cientos de kilómetros de túneles en Gaza y cuenta con el apoyo masivo de la población palestina. En las anteriores incursiones terrestres de Israel en Gaza, los combatientes palestinos participaron “en combate cuerpo a cuerpo con las fuerzas israelíes y llevaron a cabo misiones de infiltración y emboscadas con determinación” (The Economist, 11/12). A su vez, son varios los que alertan que la extraordinaria movilización de fuerzas israelíes a Gaza podría dejar desprevenida Cisjordania, donde el sionismo cuenta con numerosos puestos de control. La violencia desenfrenada, instigada y perpetrada por colonos israelíes en la ocupada Cisjordania, es un caldo de cultivo para una reacción popular. En Cisjordania se acumulan fuertes tensiones que crecen a la par que se conoce la masacre perpetrada por Israel contra el pueblo de Gaza. En cierto sentido, la advertencia enviada por el gobierno Egipto al gobierno de Netanyahu diez días antes de la incursión de la resistencia palestina a Israel, de que la situación en Gaza era explosiva en materia política, social y humanitaria, vale ahora para Cisjordania.
Es necesario desenvolver a fondo la movilización internacional contra la masacre que prepara el Estado de Israel y el imperialismo contra el pueblo palestino. La necesidad de un frente único internacional contra la matanza sionista y en apoyo a Palestina toma mayor importancia aún si se tiene en cuenta el papel de los gobiernos imperialistas e incluso de la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos, que están desenvolviendo una campaña furibunda contra la izquierda y las organizaciones antisioniostas y propalestinas. El viernes pasado, fue brutalmente reprimida en Francia una movilización en apoyo al pueblo palestino
Más que nunca, la solidaridad internacional y el impulso de un frente único en apoyo a la causa palestina es una tarea de primer orden para los socialistas y revolucionarios del mundo entero.
Pablo Giachello
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