Un día antes, Nicole Zedeck, periodista de canal israelí i24, había dicho a cámara, desde el kibutz de Kfar Aza, masacrado por la milicia palestina, que “unos soldados” le habían contado que había bebés con la “cabeza cortada”. Unos 40, dijo.
Antes de las 24 horas, según el experto en desinformación en Oriente Próximo, Marc Owen Jones, la noticia recibió 44 millones de impresiones, 300.000 me gusta y 100.000 reposts. Imparable.
Horas más tarde, la Casa Blanca tuvo que desmentir tajantemente a su presidente. Ni Biden había visto las imágenes ni estaban confirmadas las decapitaciones: solo repetía lo que había leído en la prensa israelí.
Más tarde, Zedeck reconoció que no había chequeado la información y que el “soldado” era el subcomandante David Ben Zion, un colono extremista israelí que supo pedir la aniquilación de la ciudad palestina de Huwara. Los otros corresponsales que recorrieron el kibutz no tenían ese dato.
Apremiada, la oficina de prensa israelí mostró fotos de un bebe en una bolsa de cadáveres y otro quemado. La rectificación no impidió que Clarín, La Nación, Infobae, insistieran con los bebés decapitados sin aportar ninguna prueba.
Hamas, en su canal de Telegram, tildó la acusación de “fake news” y dijo que se están promoviendo acusaciones “falsas y calumniosas” sobre que “miembros de la resistencia palestina han decapitado a niños y agredido a mujeres sin pruebas que respalden dichas mentiras” e insisten en que su objetivo “han sido y siguen siendo las fuerzas militares sionistas”.
Las noticias falsas involucraron también a una joven alemana, Shani Louk, que supuestamente había sido asesinada en la rave que tuvo lugar a 1 km de Gaza. Una foto de la chica en una camioneta, en short y corpiño, fue descripta como su cadáver abusado.
Finalmente, la madre desde Alemania reclamó que el gobierno israelí se ocupe de la libertad de su hija, que está herida y hospitalizada en Gaza, y suele vestirse así cuando baila.
Olga Cristóbal
16/10/2023
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