La realización de la edición 59° del Coloquio de Idea en la ciudad bonaerense de Mar del Plata está poniendo de manifiesto la crisis y el desconcierto que vive la clase capitalista a días de las elecciones presidenciales y sin un rumbo claro para llegar al puerto que las patronales reclaman: una reconfiguración de las reglas de juego para recomponer sus negocios y beneficios sobre la base un mayor ajuste sobre los trabajadores.
La situación de mayor tensión y división de las patronales tuvo lugar este pasado jueves 5, cuando Javier Milei decidió paralelizar la exposición de Patricia Bullrich en el Sheraton (donde sesionó el coloquio), ausentándose del evento, e imponiendo una división de aguas y medición de fuerzas.
Si los tironeos entre Bullrich y Milei no son suficiente motivo para alterar a los capitalistas, quienes confían más en la primera y ven con cierta desconfianza las medidas que anuncia el segundo, el evento sesiona bajo el espíritu del “insaurraldegate” y sus posibles consecuencias en la campaña del oficialismo.
A dos semanas de las elecciones, aún es temprano para aventurar cuál será el alcance del escándalo de corrupción y opulencia que desató el ex jefe de Gabinete de Axel Kicillof e intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde. Lo que podría incidir en la conformación de un eventual ballotage.
Ante este escenario de incertidumbre las patronales buscan poner un huevo en cada canasta. Parte importante de la audiencia de Bullrich salió al trote para llegar al evento de Milei a tan solo 45 cuadras. Es lo sucedido con el propio presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, quien llegó demorado a la exposición del “liberfacho”.
Las crisis en las patronales redunda en que lo que se está discutiendo es el camino para salir de la crisis económica del país, dándole una vuelta de tuerca a los negocios capitalistas con un ataque a las condiciones de vida de los trabajadores (reforma laboral, dolarización/devaluación, ajuste fiscal, etc.). Entre los principales problemas que se les impone es qué sucederá con las exenciones y regímenes tributarios especiales que gozan muchas de las patronales y que son apuntados por el ajuste fiscal fondomonetarista; o el problema de la bola creciente e impagable de Lelilqs y pases pasivos: una bomba que nadie sabe cómo desactiva.
El camino que se imponga en octubre, o en un ballotage, seguramente deje expuesto a un sector de la clase capitalista, perjudicada por las medidas que se tomen desde el próximo gobierno. Los cabildeos patronales son justamente para incidir en este proceso a sabiendas que cualquier rumbo implicará que un sector de las patronales también deba pagar los platos de la crisis.
Esto quedó más que manifiesto con la presencia en el evento de Javier Mieli del ex CEO del banco HSBC y fundador de BFLinvest, Gabriel Martino, a quien el candidato “liberal” le reprochó salir recientemente del bando perdidoso de Horacio Rodríguez Larreta.
Tal cual están las cosas es difícil precisar cuál es la banca política que más apoyos patronales acumula, lo que expone una situación más que contradictoria: las patronales saben lo que quieren, sin tener en claro cómo llegar a ello, o cómo no ser perjudicadas en el camino. Es quizás esta la razón que en un breve lapso ya llevan realizados múltiples encuentros, cónclaves y eventos patronales por donde desfilan los candidatos capitalistas del ajuste.
Los trabajadores no debemos perdernos en los cabildeos empresariales y sí tenemos que sacar conclusiones de lo que allí se discute: un plan de guerra contra la clase obrera. La respuesta política de los trabajadores es la que resulta de su organización independiente que hoy tiene en el Frente de Izquierda Unidad a la única expresión electoral que no se somete a los mandatos patronales y que impulsa una salida a la crisis en los términos de los explotados.
Marcelo Mache
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