Realizado por 10 institutos de investigación y universidades de otros tantos países europeos, en 2021 los muestreos se ampliaron a la provincia de Buenos Aires porque es el principal exportador de soja para alimentación animal al mercado europeo. El uso del glifosato está actualmente autorizado en la UE hasta el 15 de diciembre de 2023. Este estudio aportaría a definir si se prolonga la autorización.
El consorcio científico SPRINT -Transición Sostenible de Protección Vegetal- justificó así la inclusión: “Argentina, nuestro caso de estudio elegido, es el tercer usuario más grande de pesticidas en el mundo, con solo China y Estados Unidos usando más. Además, varios de los pesticidas utilizados en Argentina ya no están aprobados para su uso en la UE, por lo que este estudio de caso brindará información sobre los riesgos de los productos químicos importados.”
El proyecto SPRINT, financiado por la Unión Europea, evalúa el impacto de los agrotóxicos en la salud humana y los ecosistemas. Además de los institutos de investigación se sumaron el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Los resultados respecto de la Argentina, que se anunciaron en la Cumbre Científica de Naciones Unidas, en Nueva York, el 27 de septiembre, son demoledores. La totalidad de participantes argentinos presentaron un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, 2 a 10 plaguicidas en sangre y 0 a 18 en materia fecal.
El informe alude, entre otros, al glifosato (genotóxico y probable cancerígeno), al clorpirifos (prohibido aunque se sigue usando) y a los “cócteles”, que mezclan químicos para aumentar la potencia de cada veneno, reuniendo hasta 120 plaguicidas.
Disgustada por los resultados, la dirección del INTA “suspendió” su participación en el proyecto y le prohibió a la doctora Virginia Aparicio, que formó parte de la investigación, que siguiera participando en SPRINT y difundiera sus conclusiones a la prensa. Ya en julio INTA había intentado evitar que trascendieran los resultados, con el aplauso de las entidades agropecuarias que acusaron a la investigación de ambientalista y tendenciosa. Sin embargo, algunos participantes hicieron públicos sus estudios personales.
Qué dice el estudio
Un dato alarmante es que la contaminación se ha extendido a todo el territorio, personas, animales, agua y tierra, aunque estén lejos de las zonas fumigadas. Es omnipresente. La Revista MU publicó este detalle:
Alimentos: “el total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 22 plaguicidas”. Polvo del hogar: “el total de muestras presentó un rango de 43 a 86 plaguicidas”. Granos de cultivos: “el total de muestras presentó un rango de 0 a 8 plaguicidas en grano”. Todos los animales presentaron “un rango de 1 a 12 plaguicidas en orina, un rango de 0 a 16 plaguicidas en materia fecal”. En el caso del alimento para animales, el rango fue de 5 a 25 plaguicidas”. En suelos, el total de muestras analizadas presentaron un rango de 0 a 12 y en aguas superficiales, de 10 a 28.
Para decirlo rápido: estamos todos envenenados, incluso quienes consumen alimentos agroecológicos o viven en zonas urbanas. Los resultados indican que los agrotóxicos llegan a impactar en los cuerpos más por los ambientes que por lo que se come.
Hay glifosato en la orina del 86,1% de los argentinos muestreados y en el 35,2% de los europeos, mientras al analizar las heces humanas se detecta ese plaguicida en el 70,5% de quienes residen en Europa y en todos los bonaerenses.
Estos indicadores no pueden sorprender a nadie: en la Argentina se consumen 600 millones de litros de agrotóxicos por año. Es el país que más consume agrotóxicos en el mundo, con una media de 12 litros de agrotóxicos por habitante por año, según denuncia la ONG Paren de Fumigarnos. La reacción contra los agrotóxicos es de larga data en Entre Ríos, Córdoba, la provincia de Buenos Aires ante la multiplicación de los casos de cáncer, malformaciones y otros padecimientos.
Desde hace tiempo, las organizaciones ambientalistas denuncian la barbarie mortífera del capital para mayor gloria de los pulpos como Monsanto (multinacional yanky) y Syngenta (empresa estatal china). Ambos pulpos son productores de agroquímicos y transgénicos que venden a la vez las semillas intervenidas genéticamente y los herbicidas e insecticidas.
El gran capital agrario, los pooles de siembra, las multinacionales rifan la vida de la gente y el ecosistema con la anuencia de los gobiernos. Si para muestra basta un botón, vale recordar que el ex jefe de asesores de Alberto Fernández, Antonio Aracre, fue el CEO de Syngenta antes de asumir.
Olga Cristóbal
05/10/2023
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