miércoles, agosto 07, 2024

Caputo y Milei ante la primera crisis internacional bajo su gobierno.


El cepo libertario

 El estallido reciente de las principales Bolsas internacionales golpeó duro a la política de Caputo y Milei. La tasa de interés para tener acceso al crédito internacional (el llamado ‘riesgo país’) pegó otra suba -a casi 1.700 puntos, lo que significa que los bonos de la deuda externa en dólares se han desvalorizado, del 50 al 40% de su valor nominal. El revés para el gobierno es enorme cuando se tiene en cuenta que desde diciembre pasado el objetivo excluyente de la pareja mencionada ha sido revalorizar esa deuda externa mediante la obtención de un superávit fiscal y un superávit cambiario que debería servir para poder pagar los intereses y refinanciar el capital. Al servicio de este propósito serruchó los salarios y las jubilaciones, paró la obra pública, impulsó una recesión industrial sin paralelo en tiempos normales, inventó una deuda para los importadores por 20 mil millones de dólares (Bopreal) y aumentó la deuda en pesos del Tesoro en el equivalente a 70 mil millones de dólares en sólo siete meses. Sólo faltaba una última puntada: levantar el cepo que administra la entrada y salida de dólares para atraer capital monetario del exterior. Ahora, este relato ha cambiado en forma súbita: “menos mal que tenemos el cepo, porque de lo contrario hubiera habido una fuga de capitales, la desvalorización del peso habría desatado una hiperinflación y todo el esquema económico ‘libertario’ se habría ido al diablo con el gobierno incluido. Como se ve, la necesidad tiene cara de hereje –es mejor quedar encepado que gozar de los beneficios de la ‘libertad económica’.
 El encepamiento de Milei tiene, sin embargo, varias roscas más –el grillete de la libertad-carajo ha venido para quedarse. Ocurre que con independencia de cómo continúe la crisis financiera, el estallido de las Bolsas ha sido detonado por factores de conjunto que demorarán en disiparse y que forzarán el estallido de nuevas crisis. Si las raíces de este estallido son profundas y sus secuelas explosivas, el cepo deberá renovar su contrato de alquiler por un tiempo prolongado. Las economías latinoamericanas, bastante más sólidas que la argentina, se han visto sacudidas por una devaluación rápida de sus monedas y se han convertido en más atractivas y baratas para el comercio y la inversión. Para aflojar esta presión, Caputo debería devaluar lo suficiente para detener una fuga de capitales. Pero el estallido bursátil ha impuesto un fuerte ajuste en el valor de las compañías de vanguardia del capitalismo -las tecnológicas- y golpeado el proceso especulativo que moviliza al negocio digital como son las bitcoin. Esa depuración será ‘grossa’, e incluso ha empezado antes del estallido con despidos masivos de personal, por ejemplo, en Apple, Amazon y Tesla, la empresa del fascista Elon Musk. Los analistas internacionales aseguran que esta purga del valor-capital de las tecno irá acompañada de una recesión industrial importante en Estados Unidos, la UE, Corea del Sur y, eventualmente, China. Un ciclo devaluacionista del dólar, como se desprende de la intención del Banco Central norteamericano de reducir las tasas de interés y del programa que ha presentado Donald Trump, tendría diversas consecuencias inciertas pero una segura: acentuaría la guerra comercial. Los mismos insospechados analistas atribuyen la crisis a un factor relativamente relegado con anterioridad: el geopolítico, o sea una escalada en la guerra internacional. Por último y, como de costumbre, muy importante, Japón no puede frenar el rebalanceo de su economía, que demoró dos o tres décadas en consumar a sabiendas del sacudón que iría a producir. Durante décadas ha financiado la exportación de sus capitales financieros debido a la recesión crónica que le dejó la crisis de 1980; ha dejado el podio de bronce de la tercer economía más importante del mundo, para pasar a pelear el quinto y el sexto lugar– incluso con Brasil.
 Caputo y Milei se han guardado de decirle a la opinión pública el tamaño del golpazo que han sufrido. Por ejemplo, deberán rebobinar la intención de obtener préstamos a corto o mediano plazo contra la garantía de los bonos en dólares (pocos) que tienen el Banco Central y el Tesoro, con la intención de cubrir los pagos inmediatos de los intereses de la deuda hasta que esos bonos aumenten de valor y se pueda levantar el cepo –ayer cayeron fiero. Ese préstamo, llamado “repo”, los obligaría a cubrir con la entrega de más bonos la pérdida de valor o la incertidumbre que rodea su valoración. Mientras los mesadineristas que nos gobiernan se entretienen con bicicletas financieras y con las ganancias personales que les reportan, la recesión industrial se seguirá comiendo la capacidad productiva de la economía y ahondará la pobreza y la miseria social. 
 El “reseteo” de la economía internacional ha sido responsable de la irrupción de varias crisis sistémicas y políticas en Argentina. En 1981 eyectó a Martínez de Hoz y desató la cuenta regresiva de la dictadura; en 1994, la crisis mexicana hirió de muerte a la convertibilidad; el mismo Caputo es un reincidente, porque en 2018 tuvo que irse del gobierno de Macri por el impacto que causó en Argentina una suba de la tasa de interés internacional. El “cepo libertario” resume las contradicciones insuperables que afectan el proyecto de la ultraderecha internacional en Argentina. 

 Jorge Altamira
 06/08/2024

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