El Gobierno acumuló deuda con los generadores de gas que adhirieron al Plan Gas -que en 2022 se extendió hasta 2028- realizado a fin de garantizar el servicio mediante subsidios del Estado.
Al igual que hizo con las generadoras de electricidad y los importadores, el Gobierno zanjó la deuda con bonos que implican una quita, en este caso, del 60 %.
Se trata de títulos al 2038 comprados al Banco Central por US$ 49 millones para compensar a estas empresas por su participación en el Plan Gas. Es el bono AE38, que hoy cotiza a $55,68, lo que representa una paridad del 42 % y, por lo tanto, una quita efectiva en el mercado de casi el 60 % (Clarín, 6/8). Este bono vence dentro de 14 años y cuenta con una tasa fija del 4,25 % anual.
Las empresas “perjudicadas” por el incumplimiento de los contratos por parte de Milei- Caputo son YPF, TotalEnergies, Pan American Energy, Tecpetrol y Pampa Energía, entre otras, todas beneficiadas al mismo tiempo con un supertarifazo que no solo les regala la dolarización del servicio, sino que les garantiza una renta extraordinaria con precios superiores a los de la Unión Europea -que no tiene gas y que está en guerra-.
El Gobierno, superdefensor de la propiedad privada, entra constantemente en estas contradicciones, como le sucedió con las prepagas. Primero les concedió el oro y el moro con la desregulación de los precios, pero después tiene que regular, atrapado y estrellado contra la realidad económica del país, para después volver a desregular pidiendo “autocontrol”.
En este caso las productoras de gas (algunas, propiedad de la familia Caputo) se ven impedidas de cobrar la totalidad de la deuda, ya no solo para ayudar a dibujar un superávit que no existe, sino directamente porque el Gobierno se va quedando sin cash y hasta sin reservas.
La Bancaria denunció que este lunes acaba de salir hacia Londres una nueva partida de oro con el fin de ser garantía de nuevos préstamos que, con el estado de cuentas actual, el Gobierno no tendría cómo pagar, abrazado como está, además, a la recesión y al impuesto País, principal entrada de recursos que depende enteramente de la continuación del "cepo" que gran parte de la burguesía y el FMI le reclaman al unísono que tire abajo.
El Gobierno está convirtiendo en un modus operandi a la práctica de pagar gastos corrientes con deuda, lo que no hace más que alimentar un default mayúsculo y que se agrava con el empeño de parte de las reservas en el exterior y con el despojo que ya comenzó de los pozos convencionales de YPF a favor de exministros de Macri-nuevos amigos de Milei.
La acción de empeñar el oro toma nueva dimensión luego del viernes y lunes negro en Tokio, que volvió a destruir el precio de los bonos argentinos y que promete nuevas crisis que empujan a los Estados y a las burguesías de todo el mundo a resguardarse en los activos menos volátiles, como el oro, justamente. En este contexto en el que los activos se desvalorizan (se devalúan las monedas, caen acciones, bonos y precio de la soja), insistir en la estrategia de empeñar el oro de las reservas implica usar la última bala y desnuda la desesperación y la desorientación de los liberticidas, que sólo pueden prometer nuevos y más abultados defaults.
Aldana González
07/08/2024
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