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sábado, julio 25, 2015
Cristina-Scioli: aplausos de pie para la repolarización
En una postal “histórica”, la presidenta aplaudió de pie al candidato el FpV. Un gesto impuesto por el panorama abierto luego de las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires. Sostener la polarización es el objetivo.
Daniel Scioli obtuvo finalmente el gesto más esperado: un aplauso de parte del kirchnerismo puro y con Cristina Fernández a la cabeza.
Fue en un acto en Cañuelas, cuando el gobernador de la provincia de Buenos Aires finalizaba un “efusivo” discurso, la presidenta comenzó a aplaudir y hasta se paró para remarcar el mensaje. Esto provocó que el diputado Andrés "Cuervo" Larroque y el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, hicieran lo mismo. Todos de pie rindiendo homenaje a “Daniel”… el terrible.
El mensaje simbólico no fue ajeno a los avatares de la coyuntura y las consecuencias del resultado sorpresivo del balotaje porteño.
El tambaleo y la zona de turbulencias por la que atraviesa la nave amarilla del PRO, puede traer como consecuencia un escenario de “despolarización”.
El bandazo discursivo “a izquierda” de Mauricio Macri la noche del triunfo amargo de Horacio Rodríguez Larreta, puso en evidencia la crisis del esquema meticulosamente construido desde hace tiempo y por mutua conveniencia entre el oficialismo y el PRO.
El traspié macrista fue tomado como una buena noticia por el grueso de la coalición oficial, pero a la vez abrió un escenario alarmante para la operación polarizadora.
El sentido profundo de las críticas de Máximo Kirchner, Aníbal Fernández y otros referentes, hacia el jefe de Gobierno porteño, coronadas con el aplauso furibundo a Scioli, reside en la reinstalación de la polarización.
Para el kirchnerismo, sostener al “opositor a medida” (y ponerlo como el enemigo central es una forma de mantenerlo a flote), tiene una doble significación: seguir levantando el “cuco” de la derecha y mostrarse como necesario para el triunfo del sciolismo.
Pero además, el resultado del balotaje porteño dejó un mensaje implícito peligroso para el oficialismo. Si las segundas partes siempre fueron malas, las segundas vueltas electorales -en el escenario político argentino-, son una ruleta. Y como dijimos con respecto a la eventual segunda vuelta porteña –y con perdón de los encuestadores-, a los balotajes “los carga el diablo”.
De modo que el objetivo de tanto aplauso apasionado es sostener artificialmente un escenario que se cae por su propio peso.
Como si los viejos amigos (Scioli y Macri) no tuvieran las mismas chances de tener un relato hoy, que mañana están dispuestos a cambiar por el contrario. No hay que olvidarse que se educaron en la escuela de quien llegó al gobierno prometiendo “salariazo y revolución productiva”, para aplicar al poco tiempo uno de los “neoliberalismos” más salvajes del continente.
El gesto, lejos de una fría naturalidad que trata de esconder un desprecio personal inocultable, tuvo esta unidad de propósitos claramente política: el sapo Scioli debe seguir siendo tragable y Macri es funcional a esta estrategia.
Aplauso, medalla y beso para “Daniel”, que polarizar es lo que cuenta.
Fernando Rosso
@RossoFer
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