Ricos y famosos, como Johnny Depp o Warren Buffett, aprovechan la crisis griega para comprar en precio de liquidación islotes enteros que pertenecen al Estado.
Los sinónimos de la palabra “crisis” son hambre, miseria o desocupación para la mayoría del pueblo griego. Sin embargo, para un puñado de empresarios, “crisis” es sinónimo de “oportunidad”. El multimillonario estadounidense Warren Buffett (accionista de firmas como Coca Cola y Kraft foods) aprovechó la ganga que significa un Estado en quiebra y, en sociedad con el italiano Alessandro Proto, accionista del diario "The New York Times", compró la Isla Santo Tomás –un islote deshabitado de 1,2 kilómetros cuadrados ubicado en el Golfo Sarónico, a 45 minutos de Atenas- a un precio de 15 millones de euros.
Por su parte, el actor hollywoodense Johnny Depp se convirtió en propietario de un pequeño islote llamado Strongylo, en el mar Egeo de Grecia, a un precio de 4,2 millones de euros. Según comentó a la agencia china de noticias Xinhua el vocero del grupo financiero Proto Organization Ltd., Steven Taylor: "En este momento, Grecia es una presa muy codiciada de varios inversionistas. Después del nuevo préstamo hecho por la Unión Europea (UE) está claro que éste es el mejor momento para invertir en Grecia".
El país heleno cuenta con más de 6 mil islas e islotes que la ley permite vender, en beneficio del Estado, que recientemente introdujo un impuesto a la propiedad. Algunas de ellas, incluso, con un precio de dos millones de dólares, valen menos de lo que cuesta un chalet en Aspen o un departamento en un barrio caro de Manhattan.
Tras contar con el dinero, solo resta con tener un poco de paciencia –y un buen gestor- para sortear los requisitos de la burocracia estatal. Tras una serie de procedimientos que consisten en tramitar más de treinta documentos y certificados (entre ellos, informes de la agencia arqueológica que evalúa que no existan antigüedades en la isla), los multimillonarios pueden utilizar el terreno, ya sea tanto para diversión como para negocios.
De esta manera, y tras la aceptación del devastador paquete de reformas acordado entre el Gobierno de Syriza y la Troika, Grecia sigue de remate y su pueblo ya no solo debe soportar que le bajen jubilaciones y salarios, además del incremento de la carestía de vida; ahora también ven cómo los millonarios de los principales países imperialistas vienen por sus islas.
Nicolás Vigarelli
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