Hace poco tiempo tuve el placer de oír a Sergey Glazyev –economista, político, miembro de la Academia de Ciencias, asesor del presidente Putin– decir algo que confirmó en gran parte mis propias ideas. Dijo que cualquiera que sepa matemática puede ver que EE.UU. está al borde del colapso porque su deuda ha llegado a un nivel exponencial. No son palabras que un político estadounidense o europeo puede expresar en público, o tal vez ni siquiera murmurar a su media naranja en la cama, porque los espías estadounidenses podrían acertar a oírlas y entonces el político en cuestión podría sufrir el tratamiento
Dominique Strauss-Kahn (cuya ilustre carrera terminó cuando, durante una visita a EE.UU., fue falsamente acusado de violación y arrestado). Y por lo tanto ningún político europeo (no se preocupen los estadounidenses) puede declarar lo obvio, por obvio que sea.
Los rusos han comprendido eso bastante bien. Sí, mantener un diálogo y relaciones cordiales con los europeos es importante. Pero se entiende bien que los europeos son solo un montón de marionetas estadounidenses sin voluntad o autoridad para tomar decisiones propias, ¿por lo tanto por qué no hablar directamente con los estadounidenses? Por desgracia, los estadounidenses también son marionetas. Los funcionarios y políticos estadounidenses son definitivamente marionetas, controlados por lobistas corporativos y oligarcas sospechosos. Pero hay algo sorprendente: estos últimos también son marionetas, controlados por simples imperativos de preservación de la rentabilidad y la riqueza, respectivamente. De hecho, se trata de títeres hasta el final. Y lo que está debajo es un gigante agujero negro financiero en permanente expansión.
¿Os gusta vuestro agujero negro? Si no estáis seguros de que os gusta, quisiera formular algunas preguntas: ¿Os gusta que vuestras tarjetas de crédito sigan funcionando o que aún podáis mantener dinero en el banco e incluso sacar dinero de un cajero automático o que estéis recibiendo o esperéis recibir algún día una jubilación? ¿Os gusta el hecho de que podáis obtener cosas útiles –alimentos, gas, pasajes de avión– mediante simples trozos de papel con retratos de hombres blancos? ¿Os gusta tener acceso a internet, que las luces estén prendidas y que salga agua del grifo? Bueno, si os gustan esas cosas, también os debe gustar del agujero negro financiero, porque es el que posibilita todas esas cosas a pesar de que vuestro país está en bancarrota. Tal vez sea una relación de amor-odio: os encanta pretender que todo va bien a pesar de que sabéis que no es así y deseáis gozar un poco más de lo mismo antes que todo se vaya al diablo, sea durante unos pocos días o uno o dos años más; pero odiáis el hecho de que el agujero negro finalmente os absorberá y las cosas terminarán por convertirse en… una porquería.
En EE.UU., hasta ahora el agujero negro ha estado absorbiendo a familias “individuales” (aunque a veces absorbe ciudades enteras, como Detroit en Michigan, Bakersfield en California o Camden en Nueva Jersey). Con la ayuda del fraudulento chanchullo hipotecario absorbe casas y luego las escupe cargadas de deudas tóxicas. Con la ayuda de la industria médica absorbe a gente enferma y después la escupe, en bancarrota. Con ayuda del chanchullo de la educación superior absorbe jóvenes esperanzados y los escupe como graduados, con títulos sin valor y cargados de montañas de deudas estudiantiles. Con la ayuda del complejo militar-industrial absorbe casi todo y escupe cadáveres, inválidos, daños medioambientales, terroristas e inestabilidad global. Etcétera.
Pero el agujero negro también puede absorber países enteros. Ahora mismo está ocupado en el intento de absorber Grecia, pero le cuesta hacerlo porque Grecia es una democracia. Esto irrita fuertemente a los títeres del agujero negro y comienzan a clamar por un “cambio de régimen” en Grecia para que se pueda obligar a los griegos a capitular antes de que el agujero negro sienta hambre.
El agujero negro absorbe países enteros como sigue: Si el agujero negro no tiene bastante que absorber durante un cierto tiempo, siente hambre y hace que los mercados financieros entren en caída libre. Los mercados financieros de países que están más lejos del agujero negro –en la periferia– caen más rápido. En busca de un “refugio seguro” el dinero sale de esos países y llega a los países del “centro” que se han consolidado firmemente alrededor del agujero negro –EE.UU., Alemania, Japón y algunos más-. El agujero negro se traga ese dinero, pero entonces siente hambre de más. Pero ya que los países de la periferia son ahora demasiado débiles para resistir, se les puede convertir fácilmente en alimentos del agujero negro. Esto se hace cargando al país con una deuda externa que nunca podrá pagar y obligándolo a realizar continuamente pagos a cuenta de esa deuda convirtiéndola en una condición para necesitar una cuerda de salvamento financiera, mantener los bancos abiertos, los cajeros automáticos abastecidos, las luces prendidas, etc. Para poder realizar los pagos, el país es obligado a desmantelar su sociedad y su economía mediante la imposición de austeridad, de privatización de todo lo que está a la vista convirtiéndolo en garantía para más préstamos y a sacrificar su soberanía a algunas organizaciones transnacionales como el FMI y el BCE, que están directamente involucrados en el cuidado y la alimentación del agujero negro.
¿Quién está a cargo de todo esto?, os preguntaréis. Si todo lo que existe es el agujero negro, las marionetas encargadas de cuidarlo y alimentarlo y sus desventuradas víctimas, ¿quién toma las decisiones? Bueno, resulta que el agujero negro es sensitivo. Pero también muy estúpido. Y la manera de imponer su voluntad es destruyendo las mentes de sus marionetas haciendo que sean incapaces de comprender ciertas cosas. Sin embargo la estupidez es una espada de doble filo y al imponer su voluntad de esta manera, el agujero negro también frustra su propio propósito.
Por ejemplo, hace un tiempo el agujero negro dio con un producto bastante grande que quería absorber, pero no pudo. El producto se llama Federación Rusa. Controla un inmenso territorio repleto de todo tipo de recursos naturales que el agujero negro querría convertir en garantías de préstamos y absorberlos. El problema es que está lleno de rusos, que son gente difícil de enfrentar por las marionetas del agujero negro. Dicen siempre a las marionetas que hagan el favor de mantenerse al otro lado de esa línea roja y si no ceden hacen clic en el seguro de sus armas obviando más discusión.
Esta situación necesita negociación pero el agujero negro, que como dije es muy estúpido, tiene solo una táctica de negociación. Hace sus demandas y luego espera a que el otro lado capitule. Si eso no funciona aplica presión: impone sanciones, ataca la moneda, complica las transacciones financieras, congela los recursos extranjeros del país, etc. y espera a que la otra parte capitule. Y si eso tampoco funciona, entonces el país es bombardeado por la OTAN hasta convertirlo en escombros. y si la OTAN no quiere, lo hace EE.UU. solo. Eso generalmente funciona, pero no en el caso de Rusia. Pero el agujero, si recordáis, es muy estúpido, de modo que sigue intentando. Mientras lo hace, las mentes de sus marionetas se distorsionan hasta un punto en el cual ya no comprenden nada de lo que pasa.
Por ejemplo todos ya saben que la presión sobre Rusia no funciona: según la tercera ley de Newton cada acción produce una reacción igual y contraria y Rusia es suficientemente grande para que presionarla no la mueva en absoluto. Solo conduce a que cualquiera que la presione se perjudique a sí mismo. Es como tratar de cambiar la órbita de la tierra saltando de una silla con las rodillas juntas, buen intento de conseguir atención médica. De hecho los rusos están bastante agradecidos por las sanciones, porque ahora ya tienen un motivo para dedicarse por fin seriamente a invertir en el desarrollo y la autosuficiencia interior. Pero las marionetas, con sus mentes distorsionadas por el agujero negro, no pueden ver eso, de modo que siguen presionando, arruinando sus propias economías al hacerlo.
Ya que las sanciones no funcionan, es hora de probar la opción militar. Hacerlo requiere crear un casus belli, una razón para ir a la guerra. El agujero negro lo hace alucinando: ¡Rusia invadió Crimea! Seguro, hace algunos siglos, y ha estado ahí desde entonces, más recientemente sobre la base de un acuerdo internacional, ¡pero no importa! (Oh, y legalmente fue nunca convertida realmente en parte de Ucrania, porque Nikita Jruschov chapuceó el papeleo cuando lo entregó). Bueno, no importa, pero entonces ¡Rusia invade Ucrania! todos los días, pero es muy solapada y retira sus tropas antes de que alguien pueda sacar una sola foto. Bueno, tampoco importa, entonces Rusia está dispuesta a invadir Estonia, Letonia y Lituania. Y tal vez también Polonia. ¿Invadir cómo? ¿Queréis decir, como tomar un bus al festival musical de Jürmala? Dadlo por hecho, pero el festival ya se acabó y los fanáticos de la música invasores han vuelto a casa. Bueno, eso tampoco importa. Pero las marionetas siguen diciendo “¡Agresión rusa!” una y otra vez. Es el daño cerebral causado por la proximidad al agujero negro. Mirad, por ejemplo, a ese pobre tipo que bate su maxilar inferior repitiendo “¡Agresión rusa! ¡Agresión rusa!” mientras trata de tranquilizarse acariciando el anca de su imaginaria vaca preferida. Dios le ayude.
De vuelta al mundo real, las pobres marionetas son incapaces de comprender que no existe ninguna opción militar cuando se trata de Rusia. Es una potencia nuclear con un excelente disuasivo estratégico, un territorio bien defendido y ninguna intención agresiva contra nadie. Pero las marionetas, con sus mentes distorsionadas, no pueden comprenderlo y por lo tanto acumulan diversos tipos de chatarra militar obsoleta a lo largo de las fronteras de Rusia e incluso amenazan con llevar a Europa los enteramente obsoletos misiles nucleares Pershing de mediano alcance. Son obsoletos porque los rusos tienen ahora el sistema S-300 que puede derribarlos a todos. La opción militar simplemente no va a funcionar, pero no lo digáis a las marionetas, no pueden absorber una información semejante sin sufrir aún más daño neurológico.
De vuelta a Grecia. La pequeña Grecia ciertamente no es la poderosa Rusia, pero a pesar de ello se negó a capitular ante las demandas del agujero negro. Le exigieron que arruinara completamente su sociedad y su economía como condición para mantener los lazos salvavidas financieros del FMI y del BCE. Por inconveniente que sea para el agujero negro y sus marionetas, Grecia no es un recóndito país del Tercer Mundo poblado de personas morenas, sino una nación europea la cuna de la civilización europea y de la democracia. Grecia logró elegir un Gobierno que trató de negociar de buena fe, pero las marionetas no negocian, imponen, amenazan y causan daño hasta que se salen con la suya. O hasta que sus cabezas estallan.
Será interesante observar lo que pasa. Si el agujero negro logra absorber a Grecia, ¿cuál será el próximo país que correrá la misma suerte? ¿Italia, España o Portugal? Y mientras continúa ese proceso, ¿en qué momento habrá suficiente gente que diga que ya basta? Porque cuando la gente diga basta el agujero negro se encogerá. No es un verdadero agujero negro compuesto de materia increíblemente densa, tan densa que su campo gravitacional incluso atrapa luz. Es un agujero negro falso, compuesto por la codicia de todos junta. Tiene codicia en su núcleo, y miedo alrededor, y se sustenta alimentándose de miedo. Si puede seguir absorbiendo gente, familias y países enteros, puede mantener viva la codicia en su núcleo, pero si no puede, la codicia también se convertirá en miedo y se encogerá hasta morir. Y espero que cuando muera todas sus marionetas con sus cerebros dañados estallen de ira, se den cuenta en qué medida han sido engañadas e irán a encontrar algo útil que hacer, criar ovejas, cultivar vegetales, buscar almejas…
Dmitry Orlov, ingeniero ruso-estadounidense y escribe sobre temas relacionados con la “potencial decadencia y colapso ecológico y político en EE.UU.”, lo que denomina “crisis permanente” http://cluborlov.blogspot.co.uk
No hay comentarios.:
Publicar un comentario