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domingo, abril 10, 2016
“Hablar de la revolución de 1952 no es hablar del pasado, sino pensar el futuro de la clase obrera”
Reproducimos extractos de la entrevista realizada al dirigente de la LOR-CI, Javo Ferreira, para el documental “24 Revoluciones por Segundo”*, con motivo de un nuevo aniversario de la Revolución Boliviana del 9 de abril de 1952.
La Revolución de 1952 es importante como fuente invaluable de experiencias y lecciones políticas que los trabajadores deben aprender. En el 52 hemos presenciado un proceso de expropiación política por parte del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), y algo similar está ocurriendo hoy, en la Bolivia de Evo Morales, con la movilización de masas que se dio en octubre de 2003. Entonces, hablar de la Revolución del 52 no solo es hablar del pasado o del presente sino, sobre todo, es pensar el futuro para que la clase obrera pueda forjar las herramientas teóricas, organizativas y políticas que le permitan vencer.
Los orígenes de la Revolución
El MNR construyó una historia de la Revolución del 52 como si se tratara de una revolución nacionalista, basada en la Guerra del Chaco, es decir, originada en un proceso de reafirmación nacional. Lamentablemente, todas las corrientes de la izquierda boliviana, incluso las que se reivindican trotskistas como el POR, se adaptaron a esa visión. La Guerra del Chaco puso en evidencia que el Estado republicano, un Estado controlado por los barones del estaño, que garantizaba la exclusión de los indígenas, el voto calificado, que no tenía nada que ver con los desafíos capitalistas de cualquier Estado moderno, mostró su bancarrota en la guerra. A partir de ahí van a surgir distintas corrientes nacionalistas en las clases medias y en sectores de las clases dominantes. Pero hay otra historia, ocultada por el MNR, que iba contra la guerra y que se producía en los centros mineros que sustentaban los gastos del enfrentamiento. Allí, donde los obreros luchaban contra las condiciones brutales de explotación, surgen sindicatos combativos, nuevos partidos y un movimiento obrero sumamente radicalizado.
Esto permite explicar el proceso que va desde la insurrección popular del año 46, y que el MNR y casi toda la izquierda califican como una asonada contrarrevolucionaria contra el gobierno nacionalista de Villarroel. Visión falsa, que no permite explicar el proceso electoral del 47, donde el parlamento se llenó de diputados de izquierda, ni la guerra civil del 49. Es una visión que disminuye el peso de la clase obrera y sus luchas en el siglo XX. La Revolución del 52 va a ser el resultado de esta multiplicidad de experiencias de lucha, de debates de estrategias y programas que va a ir moldeando a la vanguardia que va a llevar adelante la revolución.
Fracaso del golpe e insurrección
La revolución se inicia como un golpe de Estado del MNR con apoyo de la Policía, un sector del ejército y la movilización controlada de sus militantes en fábricas y empresas mineras. El putsch fracasa y se produce la deserción de todo el Estado Mayor “movimientista”. En este marco, al tomar conocimiento del levantamiento armado, los mineros de La Paz, Oruro y Potosí, encabezan una movilización el 9 de abril que sobrepasa a los líderes locales del MNR. Los sindicatos de Llallagua y Siglo XX toman las armas y se dirigen a la ciudad de Oruro, donde también van los trabajadores de Huanuni, y toman la ciudad y los destacamentos militares.
Lo mismo sucede en Potosí. En La Paz, los mineros observan, desde la montaña de Milluni, que se están movilizando tropas para reforzar la defensa de la ciudad, y deciden en asamblea intervenir el tren que partía de la guarnición de Viacha, antes de que llegue a la ciudad del Alto. Atacan el tren y derrotan al ejército. Se hacen de todo el parque de municiones, lo que termina de consolidar el triunfo revolucionario del 52. Ya no estamos en presencia de un golpe; el putsch del MNR ya había fracasado. Sus dirigentes estaban huyendo, y luego de la victoria de la insurrección empiezan a volver. El 9 de abril ya no existe el viejo Estado. La única fuerza armada en ese momento son las milicias obreras. Víctor Paz Estenssoro1 llega desde su exilio y se ve obligado a preparar la nacionalización de las minas y una serie de medidas que cuando fue parte del gobierno de Villarroel no se llevaron a cabo.
La política del MNR
Mientras la clase obrera quiere ajustar cuentas con el gamonalismo (terratenientes con poder local), Paz Estenssoro empieza a tejer acuerdos con EE.UU., no solo para reconstruir el ejército mandando a un grupo de oficiales, entre ellos a Barrientos, a la Escuela de las Américas, sino para recibir el financiamiento que necesitaban para pagar las indemnizaciones de la “Rosca minera” que iba a ser expropiada.
Para Patiño, Hochschild y Aramayo era un negocio redondo: el precio del estaño estaba por el piso y los centros mineros tenían un retraso tecnológico importante. La reforma agraria se lleva adelante cuando en los valles altos de Cochabamba se produce el levantamiento campesino. Las milicias campesinas se desarrollan, mientras que las milicias obreras empiezan a ser desarmadas. El armamento pasa a manos de la policía política del MNR y es usado para perseguir a opositores tanto de derecha como de izquierda.
La Revolución del 52 va a ser desviada por estas concesiones económicas y democráticas. Se establece el voto universal, la inclusión del indígena como clase; ya no se habla del indio, sino del hermano campesino. Sobre esa base la revolución es desviada y finalmente, en el 64, derrotada por el golpe de Estado de Barrientos. Éste entrega títulos de propiedad para forjar la alianza militar-campesina contra el movimiento obrero que había roto con el MNR en el 56. Ese año asume un nuevo movimientista, Siles Suazo, que lleva adelante una política económica proimperialista.
El proceso de distanciamiento del movimiento obrero con el régimen no fue pacífico. El MNR impulsó la formación de una central paralela a la COB, la COBUR, intentado limitar el rol contestatario de los sindicatos independientes. Pero la lucha por la independencia política frente a la cooptación que ejercía el MNR de los dirigentes sindicales permitió preservar el carácter combativo de la clase obrera boliviana.
La Revolución del 52 nos deja muchas experiencias valiosísimas y sobre todo, la principal, que la experiencia de los trabajadores no puede ser rifada, entregada y de lo que se trata es de poner en marcha un proyecto político propio de los trabajadores.
* El documental, realizado por Marcos Cabero y Carlos Asseph con un premio INCAA, se encuentra en post-producción. Cuenta con valioso material de archivo de la época y la última entrevista otorgada por el reconocido dirigente del POR Guillermo Lora.
1 - Fundador del MNR; presidente de Bolivia en 1952-56, 60-64, 85-89.
Claves
- A comienzos del siglo XX la principal actividad económica de Bolivia era la producción de estaño, concentrada en tres grandes empresas trasnacionales. Un puñado de terratenientes poseía el 92% de la tierra.
- La Rosca, gobierno proimperialista y represor formado por sectores privilegiados, intentó sobrevivir en el gobierno luego del crack del 29 impulsando una guerra fratricida con Paraguay. La derrota generó descontento popular y dividió al ejército en distintas alas. También surgiría el MNR, un partido nacional burgués con base en la clase media y el movimiento obrero.
- Los mineros fueron el sector más dinámico del proceso revolucionario. En 1946 habían votado las Tesis de Pulacayo: programa de acción obrero que reclamaba la escala móvil de los salarios, la reducción de las jornadas de trabajo, la ocupación de las minas y otras consignas que levanta el trotskismo.
- Días después del comienzo de la revolución se fundó la Central Obrera Boliviana (COB) como un organismo de frente único de los trabajadores armados. Se produjo una situación de doble poder: frente al debilitado gobierno burgués surgió un creciente poder obrero basado en los sindicatos y sus milicias. Lechín (dirigente minero de la COB) y la burocracia aliada pactaron con Paz Estenssoro que se convierta en presidente formando un gobierno de colaboración de clase para desviar el proceso revolucionario.
- En 1971 el levantamiento popular que desencadenó en la Asamblea Popular (posible embrión de doble poder) fue derrotado. Se implantó una larga dictadura hasta 1982. En 1986 la burguesía pasó a la ofensiva durante el gobierno de Paz Estenssoro atacando numerosos derechos conquistados en la revolución.
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