viernes, octubre 02, 2020

Subsidio ATP: una vara para el capital, otra para los trabajadores

La resolución del Banco Central que prohíbe el acceso al cupo de los 200 dólares de ahorro a los trabajadores que trabajen en empresas que hayan sido beneficiadas con el subsidio ATP se suma a la ya establecida para los beneficiarios de todo tipo de subsidio estatal (IFE, AUH, planes, etc) y a quienes hubieran refinanciado las tarjetas de crédito. El súper-cepo no solo estableció un 35% más de impuesto al dólar ahorro si no que ha dejado al 80% de los que compraban dólares sin poder hacerlo. 
 Las empresas que accedieron al subsidio ATP, en el que el Estado Nacional pagaba el 50% de los salarios de la plantilla de cada empresa, lo hicieron a sola inscripción. El único requisito, que tampoco se controló, era haber perdido ´algo´ de margen en la facturación como consecuencia la pandemia. Lo recibieron empresas dedicadas en gran parte a la exportación, como Granja 3 Arroyos, que no pararon un minuto por la cuarentena. El Grupo Techint, que despidió a miles de trabajadores, desconociendo el decreto del gobierno, empadronó hasta a los gerentes para cobrar el "plan". ATP. Los multimedios, que no dudan un segundo en atacar los reclamos de los desocupados, se inscribieron todos.
 El subsidio, lejos de ser un rescate al salario, fue un subsidio al capital. Los trabajadores suspendidos al 75% no completaron la totalidad del salario percibido con el ATP, sino que las empresas se ahorraron la mitad del salario, pagando de su bolsillo solo el 25 por ciento. Los trabajadores de las cooperativas, que ya vivían antes de la pandemia una situación crítica, no fueron beneficiados con el ATP. Los trabajadores despedidos en lucha por su reincorporación, como los de la alimenticia chubutense FyR S.A., tampoco percibieron el subsidio porque la patronal no los inscribió. 
 El propio gobierno debió limitar las operaciones en el mercado de cambios de las empresas beneficiadas, asumiendo tardíamente que el dinero liberado por el ATP era destinado por los capitalistas a fugar divisas, accediendo al valor del dólar oficial sin impuestos. El súper-cepo del gobierno limita ahora el acceso a ese dólar solo hasta el valor del 40% de sus deudas en divisas. Como las importaciones se sobre-facturan, queda un remanente para, de nuevo, fugar la diferencia en dólares.
 La refinanciación de los pagos de las tarjetas de crédito son un capítulo aparte. En primer lugar, el gobierno anunció que se haría sin interés. En segundo lugar, los bancos refinanciaron compulsivamente a todos los tenedores de tarjetas de crédito (alrededor de 4 millones). Cuando llegaron las cuotas refinanciadas, tenían intereses de alrededor del 67%. Una estafa a favor de los bancos, que se cierra con una penalización: trabajador cuya tarjeta fuera refinanciada, ¡no puede acceder a los 200 dólares de ahorro. En épocas como esta en la que el concepto del “consentimiento” ha adquirido tanta relevancia, el gobierno penaliza con restricciones al ahorro una refinanciación de las tarjetas no consentida por los trabajadores, en la que los bancos le aplican una tasa de interés punitoria tampoco consentida. 
 “Si bien la tasa anunciada fue de 43%, el costo financiero total (CFT) cuando se agregan gastos administrativos, ronda entre 60% y 70% dependiendo el banco. El BCRA en su comunicación inicial dijo que se pagaban $147 por cada $1.000. Y eso no sucedió. Si fuera así, sobre una cuota de $ 10.000 se pagaría solo $ 1.470. Para la gente lo que les vino fue una sorpresa, porque los agarra en medio de una cuarentena que continúa con ingresos sin recuperar”, explicó Victoria Giarrizzo, directora del CERX (Infobae, 20/8).

 Pablo Busch 
 30/09/2020

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