Recién en 1983, “la Comisión Federal de Reubicación e Internamiento de Civiles en Tiempos de Guerra concluyó que el encarcelamiento de estadounidenses de origen japonés era una “injusticia grave”, motivada por “prejuicios raciales, histeria de guerra y fracaso del liderazgo político”. Cinco años más tarde, EE. UU. emitió una disculpa formal y pagó a los supervivientes estadounidenses de origen japonés 20.000 dólares a cada uno por violaciones de sus libertades civiles y derechos constitucionales” (The Guardian, 19/2).
En el 80 aniversario de la orden de Roosevelt, un representante ´demócrata´ de origen japonés, Takano, declara: “Me temo que estamos en un momento de olvido”. “Desde el inicio de la pandemia -dice The Guardian-, EE. UU. ha sido testigo de un aumento alarmante de la violencia y el odio contra los estadounidenses de origen asiático. La retórica tóxica y los ataques a inmigrantes y minorías raciales y religiosas se han convertido en una parte rutinaria del discurso político en las democracias de todo el mundo. Takano advirtió sobre una ´nostalgia insidiosa´, que busca blanquear las partes vergonzosas de la historia estadounidense. ´Es un anhelo por una América defectuosa´, dijo” (ídem).
Norberto Malaj
21/02/2022
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