La renuncia del ministro de Interior Avelino Guillén, junto a la destitución del Jefe de la Policía Nacional, desató una enorme crisis política en Perú. No se hizo esperar la renuncia de la propia jefa de gabinete Mirtha Vásquez que, según los medios peruanos, no fue sorpresa, ya que Guillén era del riñón de la ahora ex jefa de gabinete. Vásquez, en su carta de renuncia, hace especial hincapié en la fuerte corrupción en diversas esferas del Ejecutivo peruano y en particular del Ministerio del Interior.
Esta crisis se acentuó por la salida de Pedro Francke del Ministerio de Economía, el economista que el gobierno había designado para congraciarse con los mercados. En medio de las deserciones, volvió a instalarse la posibilidad de la vacancia -una línea golpista nunca abandonada por el fujimorismo- o directamente la renuncia del propio presidente Pedro Castillo.
Finalmente, Castillo se apresuró a modificar el gabinete (la tercera renovación en seis meses) y dar señales a la clase capitalista, designando en Hacienda al neoliberal Oscar Graham, con amplia experiencia en el Banco Central de Reserva, quien también es parte del directorio de ElectroPerú desde el año 2020.
Este tercer gabinete entró en crisis instantáneamente, lo que muestra la debilidad del gobierno. La cabeza del nuevo elenco, Héctor Valer, debió renunciar ante la difusión de una denuncia por violencia de género. Valer no es otra cosa que un arribista que asumió como legislador por el ultraderechista Renovación Popular, tuvo un coqueteo con el Partido Morado y recaló luego en el gobierno de Perú Libre.
Nuevos nombres, nada nuevo
El nuevo gabinete traía otros dos cambios importantes: en el Ministerio de Defensa, donde asumía el militar José Luis Gavidia, de la Marina de Guerra; y en el Ministerio del Interior, donde hacía lo propio el ex policía Alfonso Chavarry. Este tiene causas abiertas por abuso de autoridad y hasta acusaciones de vínculos con el tráfico de drogas. No es casual que se nombre a dos miembros de las fuerzas de seguridad en medio de una enorme crisis política; se trata de una señal a estos sectores para buscar su apoyo.
En el Ministerio de Mujer era nombrada Katy Ugarte, quien es del riñón de Castillo y defensora de la cruzada presidencial contra el enfoque de género.
El destino de estos ministros está por verse, dado que la salida de Valer sería seguida por una reformulación de todo el equipo, según anticipó Castillo.
A la derecha
Las sucesivas crisis políticas que ha enfrentado el gobierno de Castillo estos meses de gobierno han corrido a la derecha aun más a su administración. Castillo había asumido con una porción importante de votos provenientes de la rebelión que sacudió a Perú a fines de 2020. Sin embargo, ha nombrado economistas neoliberales, ultraderechistas y miembros de las fuerzas de seguridad en su nuevo gobierno. Una clara señal de lo que se viene: un mayor ajuste.
Solo la organización y movilización independiente del conjunto de los trabajadores y el campesinado podrá abrir una salida para las masas peruanas.
Nicolás Wiso
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