Una política de exterminio
Entre los meses de mayo y junio del 2021, Canadá fue sacudido ante la conmoción que produjeron dos hallazgos: una fosa común con los restos de 215 niños en el internado “Kamloops Indian Residential School” en Columbia Británica, (al oeste de Canadá) que se encontraba cerrado desde 1978 y otras 750 tumbas sin identificación en el emplazamiento de otro internado de la iglesia católica en la Residencia Merieval. Las repercusiones no se hicieron esperar.
La quema de iglesias y el derribo de las estatuas de las reinas Isabel y Victoria- símbolos de la opresión de los pueblos originarios- se produjo en la fecha de la conmemoración anual del «día de Canadá», el 1 de julio. En la ciudad de Winnipeg, miles de personas movilizaron para honrar a las víctimas de los internados y para mostrar su apoyo a las comunidades indígenas. Otro grupo de manifestantes acudió hasta la sede del Poder Legislativo de Manitoba como parte de su protesta por la muerte de los niños.
Durante el último año, en movilizaciones en todo el mundo en contra de la discriminación y atropellos de tipo racial se han producido manifestaciones en contra de símbolos del imperialismo, del colonialismo y de la esclavitud.
El sistema de escuelas residenciales formó parte de una política orquestada desde el propio Estado canadiense y desde las entrañas de la clase dominante, cuyo objetivo fue consolidar las relaciones sociales capitalistas en la región sobre la base de la expulsión de los pueblos nativos (Prensa Obrera, 10/6/21).
Si bien aún se desconocen los detalles de las muertes, las especulaciones más fuertes giran en torno a una política de “exterminio” de las comunidades originarias de la zona que tenía como eje el “Sistema Escolar de residencias indígenas” y que se extendió desde 1860 hasta 1998 aproximadamente.
Este sistema comprendía 139 internados- escuelas, que estaban administrados por el gobierno y por autoridades eclesiásticas (ídem). Se calcula que entre los años 1869 y 1998, más de 150.000 niños fueron arrancados de sus familias para ser enviados a estas escuelas donde no podían ni siquiera hablar su propia lengua.
Para Justin Trudeau, el primer ministro canadiense, estos hallazgos “reafirman una verdad que conocen desde hace mucho tiempo” y “pidió disculpas”. Los compromisos de investigación por parte del gobierno no han pasado de promesas. Cae sobre sus espaldas la responsabilidad de estos atropellos mancomunados junto a la Iglesia Católica. Por su parte, el Papa Francisco y el Vaticano no han emitido palabra. Este elemento no es sorpresivo: es el Vaticano, en profunda relación con los Estados quien encubre los casos de pederastía, exterminio y abusos eclesiásticos, garantizando la impunidad.
Debe esclarecerse esta masacre abriendo todos los archivos de las Iglesia. Vamos por la real separación de las Iglesias y el Estado.
Camila Mic
No hay comentarios.:
Publicar un comentario